La primera vuelta del proceso interno del PNV para elegir al presidente del EBB y a otros ocho burukides se aproxima a su final -concluye este domingo- con un guion digno de una película de suspense. Por el arranque, con la inesperada irrupción de Aitor ... Esteban como correoso rival de un Andoni Ortuzar que no esperaba pelea, y por el final, cargado de tensión, con los contendientes volcados en rascar hasta el último voto en cada asamblea. Aunque la participación sigue bajo mínimos, según todas las fuentes consultadas, la pugna se ha agudizado en los últimos días.
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Como muestra, valga el botón de la organización municipal más numerosa de las más de doscientas llamadas a elegir a la cúpula del partido hasta 2029, la de Indautxu. El actual presidente se impuso allí por un estrecho margen -34 a 32- al portavoz jeltzale en el Congreso, tras tocar a rebato sus fieles a los afiliados. «Andoni termina esta primera vuelta mejor de lo que empezó porque ahora sí está dando la batalla», resumen en el PNV, donde se asume que el envite de Esteban y su decisión de plantar cara al que ha sido no sólo su jefe de filas sino compañero de fatigas en todas las decisiones trascendentes que ha tomado el partido en los últimos años pilló desprevenido a Ortuzar.
Pero, superado el desconcierto inicial en el que se sumió el cuerpo social jeltzale ante un escenario inédito desde la pugna Imaz-Egibar, unos y otros se han puesto las pilas para llegar en las mejores condiciones posibles a la primera meta volante. Han empezado a moverse, a hacer campaña interna, a jugar. Y eso se traduce en una pugna más emocionante de lo que podía preverse al principio, pero en la que el actual presidente, que domina los resortes del aparato al fin y a la postre, ha tomado ventaja.
Cada batzoki cuenta porque del resultado de esta primera ronda de votaciones dependerá en buena medida la decisión final de Aitor Esteban, que ya dio muestras de que pensaba presentar batalla con el célebre tuit del pasado domingo de madrugada, en el que se declaraba «abrumado y agradecido» por las muestras de apoyo e insistía en que es «la hora de los afiliados».
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Esa declaración, la única que ha hecho desde que su nombre empezó a cosechar respaldos en las asambleas, hasta sumar cerca de sesenta según cálculos extraoficiales, se ha interpretado en el PNV como un evidente paso al frente. También sus palabras en la entrevista que concedió a Antena 3 apenas cuarenta y ocho horas antes de que Ortuzar se declarase «a disposición del partido» para continuar cuatro años más en la quinta planta de Sabin Etxea, en la que recalcó que «siempre» que el PNV le ha pedido algo ha dado un paso al frente.
Gestos significativos que, junto a un respaldo interno que sugiere una corriente organizada a favor de Esteban y no un mero voto de castigo espontáneo a Ortuzar, han hecho calar en las bases la impresión de que el diputado vizcaíno, que tendría que abandonar su escaño en Madrid si es elegido presidente del EBB, no se plantea retirarse de la contienda ni podría explicar ya a estas alturas un hipotético paso al lado.
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Hacer mutis tampoco entra en los planes del actual líder, que, en las últimas horas, ha cosechado victorias, por ejemplo, en Portugalete -la organización a la que pertenece su hombre fuerte los últimos doce años, Joseba Aurrekoetxea, donde ganó por unanimidad este miércoles-, Sopela o Sestao. Triunfos que se unen a los de la gran mayoría de batzokis de Álava, Navarra e Iparralde -con menos afiliación y por lo tanto menos peso numérico de delegados en las asambleas territoriales- y a los que ya había obtenido en plazas como Barakaldo u Ondarreta (Getxo), que le han llevado a encabezar el contador en Bizkaia. Mientras, Esteban ha demostrado también una capacidad de penetración importante en el feudo tradicional jeltzale, donde, en las últimas horas, se ha anotado plazas como Urduliz, Abadiño, Trucíos, Berango, Gatika o Markina, que se suman a sus triunfos en Santurtzi, Sabindarrak (San Inazio) o Algorta.
Gipuzkoa es, en cambio, el talón de Aquiles de Ortuzar porque en ese territorio se reparten el pastel Esteban, que aglutina a la afiliación partidaria de un cambio en la presidencia del EBB, y el ex diputado general de Gipuzkoa Markel Olano, depositario del apoyo del aparato que lidera María Eugenia Arrizabalaga, es decir, del 'voto Egibar'. De hecho, fuentes del PNV guipuzcoano apuntan a que, en el cómputo total del territorio, es Olano el que a estas alturas se lleva el gato al agua «con mucha holgura» y una significativa distancia respecto al portavoz jeltzale en el Congreso.
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El dato no es baladí porque, teniendo en cuenta que el denominado candidato alternativo, Eneko Lekue, solo ha logrado ganar en su organización, Etxebarri, y en Eibar, Olano y sus apoyos podrían jugar un decisivo papel de árbitro en segunda vuelta. Cabe recordar, en este sentido, que Egibar, cuya línea continúan tanto Olano como Arrizabalaga, mantuvo el control absoluto del partido en Gipuzkoa gracias a un acuerdo interno con Ortuzar que ha funcionado los últimos doce años.
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