Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Elisa López
Viernes, 6 de diciembre 2019, 00:30
Los partidos vascos encaran la reforma de un nuevo Estatuto sin resolver sus discrepancias en materia soberanista. Jaime Ignacio del Burgo, experto designado por el PP, denuncia que las propuestas del resto de comisionados tienen una «concepción radicalmente inconstitucional», y advierte de que seguir adelante ... sería «el comienzo de un grave conflicto con el Estado».
- A su juicio, el resultado de la comisión ha sido un 'rotundo fracaso'. ¿No ve ningún aspecto positivo en estos 14 meses de trabajo?
- El único aspecto positivo es que el fracaso es en sí mismo un éxito del constitucionalismo y del verdadero foralismo histórico que se resiste a convertirse en el hombro congelado de la Comunidad. Y que los comisionados hemos sido capaces de debatir en un clima de respeto y cordialidad.
- También dice que la propuesta de reforma es «la historia de un imposible».
- No se puede pretender, sin modificar previamente la Constitución, que el País Vasco establezca una relación confederal 'con' España. Es decir, que de pronto tres territorios de una nación inexistente como es Euskal Herria deciden erigirse en Estado soberano para eliminar toda huella de pertenencia a la nación española porque la Constitución ampara el derecho del pueblo vasco a la autodeterminación.
- El PNV...
- El PNV dice que los derechos históricos legitiman el derecho a decidir, que es sinónimo de derecho a la autodeterminación. Pero para ello comete un solemne contrafuero al arrebatar la titularidad de los derechos históricos a los territorios forales de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, que son sus legítimos propietarios. Antes las tropelías antiforales venían del Estado centralista. Si el contubernio PNV-Bildu sale adelante, las protagonizarán las instituciones comunes de Euskadi.
- ¿Las «tropelías» antiforales?
- Es el mundo al revés. Cuando el lehendakari dice que hay que hacer una interpretación flexible de la disposición adicional o no sabe lo que dice o demuestra una gran dosis de cinismo político. Las calenturas de batzoki debieran reservarse a Ortuzar.
- El lehendakari ha pedido «altura de miras»...
- Me sorprende. La irresponsabilidad es intentar meter al País Vasco en un callejón sin salida, siguiendo la huella de Cataluña. Los herederos políticos de ETA son dogmáticos, intransigentes, totalitarios, y doblan la rodilla ante una Euskal Herria imaginaria que quisieron implantar a sangre y fuego. Que el PNV decida hacer pareja con Bildu para echar un nuevo pulso al Estado, en contra del interés general de la ciudadanía vasca y pida altura de miras, es un esperpento.
- También Urkullu se ha comprometido a «no alentar la confrontación».
- Urkullu se comporta como el gran pirómano que después de incendiar el bosque llama a los demás a apagar el fuego.
- ¿Pero cree todavía posible lograr puntos de encuentro?
- Si vuelven a unirse el PNV y Bildu y aprueban un proyecto fiel reflejo de las bases de 2018 serán responsables del inicio del tsunami vasco. Otra cosa sería que los nacionalistas buscaran el consenso con los partidos constitucionalistas para una reforma del Estatuto de 1979 dentro del marco de la Constitución.
- Asegura usted que hay más coincidencias del representante del PSE con sus argumentos que con los del PNV. ¿A cuáles se refiere?
- El comisionado por el PSE no comparte la definición de Euskadi como nación; propone que no haya ninguna referencia a Navarra en el título preliminar y, en concreto, en el artículo referido al territorio; sostiene que el País Vasco es una Comunidad Autónoma; no admite la existencia de una Comisión Mixta del Concierto Político; rechaza que los conflictos con el Estado se resuelvan al margen de los procedimientos constitucionales en una Junta Arbitral; no acepta que el Parlamento vasco pueda convocar un referéndum; y, sobre todo, pide la eliminación de la disposición sobre el derecho a decidir.
- Si el PP queda fuera del consenso, ¿será un fracaso?
- El PP ha pagado un precio muy duro por defender la libertad y la plena vigencia de la Constitución. Nadie puede exigirle consenso para emprender una nueva etapa de confrontación interna y contribuir a la destrucción de la democracia española.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.