El PSOE anunció la convención política que este fin de semana celebra en La Coruña como un encuentro pensado para actualizar su ideario y rearmarse de cara al ciclo electoral que comienza el 18 de febrero en Galicia, tendrá su continuidad con los comicios vascos, ... seguirá con los europeos , y concluirá, a principios de 2025, con los catalanes. El documento estratégico que la dirección del partido prevé aprobar en el cónclave no contiene, sin embargo, grandes novedades. Se trata, más bien, de un ejercicio de autoafirmación que, eso sí, integra ya la amnistía al 'procés'– discutida por históricos socialistas como Felipe González o actuales, como Emliano García-Page,; el gran ausente de la cita– como elemento sustancial de su proyecto político. «Un instrumento fundamental para el reencuentro», dice.
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El texto desliga del imprescindible apoyo de ERC y, sobre todo, de Junts a la investidura de Sánchez la controvertida ley, que ya se tramita de manera acelerada en el Congreso pese a las dudas de constitucionalidad planteadas por los letrados de la Cámara, Obvia además que antes del 23 de julio el propio jefe del Ejecutivo la rechazaba por considerarla contraria a la Carta Magna o que el pasado octubre admitió ante el comité federal que si había decidido impulsarla había sido por «hacer de la necesidad virtud», es decir, por mantenerse en el Gobierno y evitar la llegada a la Moncloa de un PP condicionado por el apoyo de Vox.
«Los indultos funcionaron. Y, pese al ruido generado por algunos, hoy sería impensablemantener abierto el contexto previo a su aprobación, incluso aunque la derecha sea incapaz de reconocerlo públicamente. Con ese aval, con esa experiencia – puede leerse en la ponencia–, emprendemos ahora la tramitación de la Ley de amnistía. Una norma plenamente constitucional que seguirá contribuyendo al reencuentro y a cerrar las heridas abiertas de un escenario al que nunca debimos llegar».
Todo el texto, de casi cien páginas, está trufado también de referencias negativas al PP. Hay 22. En 36 ocasiones se habla de «la derecha», y en nueve de «las derechas». En la práctica, los socialistas definen su propio ideario en relación al retrato que hacen de su principal rival político, al que dibujan como «una derecha que abandona principios y relativiza episodios de violencia y acoso contra el adversario. Que hace dejación de sus obligaciones constitucionales – añade en relación a la renovación del Consejo General del Poder Judicial–, transige con lo impensable hasta hace solo unos años y que se atreve a verbalizar dislates, como la promesa de prohibir partidos y perseguir ideas e ideologías, cruzando todos los límites de la razón y cuestionando la esencia misma del pluralismo político» «El PSOE trabaja por la concordia; las derechas necesitan discordia» resume.
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En el documento el PSOE presume además de haber rebajado la conflictividad entre administraciones, de haber impulsado la cogobernanza con las comunidades autónomas y de haber contribuido a una «progresiva federalización del sistema» que ahora, se aspira a «constitucionalizar». Mientras sus críticos acusan al Gobierno de decidir con Cataluña cuestiones que afectan a todos – como el acuerdo de investidura con ERC, que incluía la condonación de un 20% de la deuda que la Generalitat mantiene con el Estado por el Fondo de Liquidez Autonómica– los socialistas aseguran ser partidarios de mejorar las relaciones entre Ejecutivo y autonomías y de fomentar además relación entre las comunidades, «hoy tan residual –alegan– como necesaria».
La idea inicial de Pedro Sánchez era, según aseguraron el lunes fuentes de Ferraz, hacer una remodelación quirúrgica de su ejecutiva sin ampliarla. Finalmente, sin embargo, la dirección socialista crecerá una vez un comité federal convocado 'ex profeso' apruebe este domingo en La Coruña los nuevos nombramientos. A los cuatro ministros que ya se anunció que pasarán a formar parte de al cúpula del partido -Óscar Puente, Elma Sáiz, Jordi Heréu y Ana Redondo- hay que añadir también a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. Todos ellos entrarán como vocales sin cartera, aunque en un primer momento se especuló con la posibilidad de que pasaran a dirigir áreas relacionadas con sus departamentos ministerios, como ocurre en el caso del ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, o de la Vivienda, Isabel Rodríguez. En total, serán ya once los ministros con cargo orgánico. En su puesto seguirá, a pesar de que llegó a plantearse su salida, el secretario de Estado de Política Territorial, Arcadi España, afín al exsecretario general del PSPV, Ximo Puig, que ya ejercía como secretario de Transportes y Sostenibilidad Sostenible. También regresa a la ejecutiva Paco Salazar como secretario de investigación y análisis. Salazar ya ejerció un papel similar tanto en Ferraz como en Moncloa, donde trabajó en el equipo del exsecretario de Estado de Comunicación, Iván Redondo. Cuando este fue defenestrado, en 2021, el socialista sevillano fue enviado a la presidencia del Hipódromo. Pero apenas un año después, el jefe del Ejecutivo lo reintegró en su gabinete.
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