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El PSOE mira con inquietud la guerra abierta entre Podemos y Yolanda Díaz por el impacto que pueda tener en el ánimo de sus votantes. Pero la preocupación afecta más a sus pronósticos para las generales de diciembre, antes de las que aún pueden ... pasar muchas cosas, que a los de las autonómicas y locales del 28 de mayo. Los socialistas celebran este fin de semana en Valencia la convención municipal en la que debatirán y presentarán su programa marco para los comicios, convencidos de poder resistir el envite del PP y desestabilizar a su líder, Alberto Núñez Feijóo. La propia admisión de los populares de que el partido de Pedro Sánchez aguantará mejor ahora que en las legislativas de fin de año alimenta sus expectativas «El 22 de noviembre dijo en el Senado que el 28 de mayo sería su 'verdadera moción de censura' y ha empezado a recular», se vanaglorió este jueves el secretario de Política Municipal y vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
La esperanza es relativa. En Ferraz dan por descontado que en 2019 estaban en la cresta de la ola y que ahora puede producirse un retroceso. Pero también parten de una premisa: «cambiar alcaldes es muy difícil» dicen. Su gran ventaja discursiva radica en que, hasta ahora, el principal partido de la oposición había apuntado a la próxima cita con las urnas como la antesala del cambio en la Moncloa, a pesar de que los expertos subrayan que cada vez es más evidente que los ciudadanos son capaces de hacer un voto diferenciado en función del tipo de elección. Frente a ese discurso, evitar un vuelco drástico puede ser esgrimido como una victoria.
En realidad, los propios socialistas han rebajado también sus expectativas en los últimos meses. A la vuelta del verano, se apuntaba como principales objetivos a las ciudades de Barcelona, Zaragoza, Valencia e incluso Madrid. También se veía oportunidad de conquistar Málaga y de ganar en Vitoria o en Pamplona. El PSOE logró en 2019 el gobierno de 22 capitales de provincia por 13 del PP, pero de las cinco principales solo gobierna en Sevilla y su reto era mantenerla (algo que siguen considerando factible) y ganar nueva plazas. En privado, admiten ahora que ese objetivo es «complicado», aunque insistan que, en el cómputo global, seguirán aventajando al PP, al que hace cuatro año sacaron 1,5 millones de votos y aún vean posibilidades de hacerse con la capital catalana.
Gómez de Celis evitó hacer un listado de ciudades a tiro y ciudades en peligro, pero reconoció que en algunos casos su posición es más cómoda y en otros el PSOE afronta «mayores dificultades». En lo que sí se mostró rotundo, sin embargo, es en que el 28-M será un «punto de inflexión importante» en Andalucía. La comunidad gobernada por mayoría absoluta por Juanma Moreno -en la que no hay autonómicas pero sí locales- es clave para los dos grandes partidos, entre otras cosas, porque el PSOE siempre fundamentó sus grandes victorias electorales en ella y en Cataluña.
Demostrar que Andalucía no se ha vuelto del PP y que el voto a Moreno no implica voto a Feijóo resulta primordial para Sánchez. Por eso los socialistas conceden tanta importancia a preservar el fortín sevillano y a que ninguno de sus alcaldes se vean desbancados. El principal partido de la oposición, que ahora gobierna en Málaga, Córdoba y Almería, cree tener opciones de conquistar también Jaén y Granada, y en Cádiz parece darse un empate entre izquierda y derecha.
Esta semana, el presidente del Gobierno andaluz se ha convertido en blanco de los ataques del Gobierno de Sánchez (la vicepresidenta tercera llegó a acusarle de actuar con «arrogancia de señorito») por la ley de regadíos de Doñana. Fuentes de la dirección socialista dan por sentado que la norma acabará siendo paralizada en los tribunales o incluso retirada por el propio PP una vez pasen las elecciones y que Moreno busca con ella garantizarse la diputación de Huelva, pero aun así Ferraz ha decidido jugar la baza medioambiental y meterlo en su campaña nacional. «Todo lo que haga ruido debilita», admiten.
La otra gran plaza en discordia es precisamente la que acoge la convención de este fin de semana, la Comunidad Valenciana. Al igual que en las municipales, los socialistas creen que tienen serias opciones de volver a ser los triunfadores de las autonómicas que se celebran en doce comunidades autónomas (ahora gobiernan en 9), aunque se cuidan de lanzan las campanas al vuelo. «En muchos casos el asunto se va a dirimir por un diputado arriba o abajo, que a lo mejor depende de mínimos movimientos», dice un dirigente. En el alero, además de la comunidad gobernada por Ximo Puig con Compromís y el apoyo externo de Podemos, también Aragón, La Rioja, Castilla la mancha y Baleares.
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