Las primeras pistas de 'El Lobo'
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La familia del polimili Mujika Ayestaran, muerto a tiros por la Policía en 1975 en Madrid, se querella contra el agente infiltrado Mikel Lejarza como 'cooperador' en el crimenSecciones
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La querella ·
La familia del polimili Mujika Ayestaran, muerto a tiros por la Policía en 1975 en Madrid, se querella contra el agente infiltrado Mikel Lejarza como 'cooperador' en el crimenUna querella criminal de los familiares de Jesús Mujika Ayestaran, miembro de ETA político-militar muerto a tiros por la Policía Armada el 30 de julio de 1975 en el centro de Madrid, pretende esclarecer uno de los casos más turbios en los últimos meses ... del franquismo. La querella ha sido presentada también por el hermano del fallecido, y por su sobrina Amaia Gereño. La iniciativa se lleva a cabo al amparo del Observatorio de Derechos Humanos de Euskal Herria (Behatokia) que pretende poner luz en aquellos capítulos.
La querella ante el Juzgado de Instrucción de Bergara se presenta contra «todas aquellas personas que hayan tenido intervención directa o indirecta en todos los hechos acontecidos con el asesinato de Mujika y que resulten responsables de los mismos a lo largo de la investigación como autores, colaboradores necesarios, cómplices o encubridores del delito».
De hecho, la querella criminal se dirige contra Mikel Lejarza, 'El Lobo', un histórico agente infiltrado, miembro de ETA político-militar y perteneciente al CESED, los servicios secretos de la época. Lejarza era conocido en ETA-pm como 'Gorka'. Según la misma querella, él mismo ha reconocido en medios de comunicación ser responsable de los hechos. La querella también se dirige contra Jorge Cabeas, comisario de Policía, presunto partícipe confeso de los hechos, contra cuatro mandos de la dotación de la Policía Armada declarantes de las acciones y contra el ministro de Gobernación en la época, José García Hernández. También contra ocho inspectores de la Policía antiterrorista y dieciséis agentes de la Policía Armada que intervinieron en la persecución. Behatokia presenta la querella por tratarse de «un delito de lesa humanidad» que la Ley 20/2022 de Memoria Democrática establece como «imprescriptibles y no amnistiables»
Los hechos se refieren a una persecución policial el 30 de julio de 1975, meses antes de la muerte del dictador Franco, en la calle doctor Fleming, cerca de la estación de Chamartín, en Madrid, lugar en el que se produce, según los impulsores de este escrito, a manos de la Policía.
Mujika, según el relato del Observatorio, se encontraba junto con otras tres personas más, miembros de ETA, Félix Egia, 'Peli' y 'El Lobo'. Habían alquilado una máquina plastificadora de carnés falsos a los presos que pensaban fugarse de la cárcel de Segovia. Conducían un coche de la marca Mini Morris por el lateral del Paseo de la Castellana, a la altura del número 48, cuando se percataron de que varios coches de la Policía Armada venían en dirección contraria, siendo que además algunos de los agentes blandían armas fuera desde sus ventanillas. Entendiendo que eran el objetivo de la persecución policial, abandonaron el vehículo y emprendieron la huida a pie, primero juntos y dispersándose después por los disparos policiales. Ya en la calle Fleming, según la querella, Mujika fue interceptado por la Policía que, sin que medie manipulación de armas por parte suya, abren fuego, resultando mortalmente herido.
Las versiones oficiales hablaron de 'suicidio' y de 'enfrentamiento armado' con la Policía. Sin embargo, los testigos José María Lara y Egia negaron esos extremos. Según los testimonios que ofrecieron a la Comisión de Valoración de la Ley que analizó el caso, Lara había perdido el contacto visual con Mujika. No obstante, no recuerda sonidos de armas de fuego antes de ser detenido. Por su parte, Egia dejó por escrito que recordaba «a la persona que iba por delante de mí levantando el brazo y disparando al cielo»... «El único en salir del Mini fue 'El Lobo', y si verdaderamente ocurrió lo del disparo, fue el que iba delante de mí y levantó el arma. Yo pensaba que todos llevábamos armas y Txepe no las llevaba. Posiblemente Jesús (Mujika) tampoco».
En todas las publicaciones en las que Lejarza hace mención a estos sucesos, afirma que él disparó hasta con dos armas a la vez y no hace mención a que Mujika fuera armado. El alcalde de Legazpi en aquella época, Prudencio Larrañaga, recibió una fotografía del cadáver y comunicó a la familia que «estaba cosido a balazos». La Comisión de Valoración de las víctimas de violaciones de derechos humanos consideró que 'El Lobo' fue «cooperador necesario y por omisión de evitar el desenlace de muerte le responsabiliza de no haber buscado un operativo diferente, sin tantos policías». Lejarza logró camuflarse y zafarse entre los viandantes. Se refugió en casa de un matrimonio de ancianos a los que secuestró pistola en mano y desde el teléfono de la vivienda contactó con los servicios secretos, que le fueron a buscar. Las llamadas de teléfono desde aquella casa dejaron muchas pistas. El matrimonio fue entrevistado por la BBC y dejó abierta la posibilidad de que Lejarza fuera un agente encubierto. El mito de 'El Lobo' comenzó a desenmascararse.
Los primeros años 70 en Gipuzkoa se caracterizaron por varios estados de excepción. Según los redactores de la querella criminal, no existe ninguna constancia de que se abriera ningún tipo de investigación policial, ni menos aún procedimiento judicial para esclarecer los hechos ni por vía penal ni militar. La Ley de Amnistía, aprobada en octubre de 1977, establece el indulto para todos los actos de intencionalidad política considerados delitos hasta el 15 de junio de 1977. Desde 2013 al menos cinco mecanismos de Naciones Unidas han recordado a España que las amnistías, indultos y demás medidas similares «son incompatibles con sus obligaciones internacionales».
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