«Fue su primer viaje al País Vasco y ya no volvió a casa»

Pero solo estuvo en servicio dos años. Fue entonces cuando ETA acabó con su vida. Se convirtió, a sus 23 años, en la primera y la única policía nacional asesinada por la banda. El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, presidió ayer en Bilbao un homenaje en su memoria. En la de María José, pero también en la del inspector Eduardo Puelles, la última víctima de los terroristas en Euskadi, y a la de los 149 policías nacionales asesinados por ETA, 109 en el País Vasco.

Aquel 16 de junio de 1981, María José García participó en un operativo antiterrorista en Gipuzkoa. «Formaba parte de la unidad central de información y cada quince días subían al norte para investigar o realizar alguna detención. Aquel fue su primer viaje y ya no volvió a casa», rememora Almudena, a día de hoy también policía nacional. Se trataba de un operativo contra el 'comando Goierri' en un edificio de Zarautz. «Era muy echada para delante. Le dijeron que se quedara en el coche y respondió que no, que ella era una más», relata Almudena. En plena huida, los terroristas se toparon con María José en la escalera y la dispararon a quemarropa.

La llamada de teléfono «destrozó» a su familia. «Mi hermana, la única que tenía, siempre me protegía y me mimaba», comparte Almudena en conversación con este periódico. Se emociona. No había hablado antes. «Me duele, pero necesito hacerlo», afirma. A sus padres les dejó «muertos en vida». «Yo estaba en una academia preparando la oposición para policía y me pidieron que por favor estudiara cualquier cosa, menos eso», revela. No les hizo caso. «Lo tenía muy claro y tiré para delante. Hoy es el día que en mi mesa de la comisaría tengo puesta una foto de ella», asegura. En su casa «el dolor nunca se disipó» y Almudena «ni olvida ni perdona». Ayer fue la primera vez que pisó Euskadi desde que hace 38 años viajaron a San Sebastián a recoger el féretro de María José. Nunca antes se había hecho un homenaje institucional a su hermana en el País Vasco. «Confieso que me ha costado mucho venir -reconoce-. Pero lo he hecho por ella y por todos los compañeros, asesinados y heridos, que son muchos y están olvidados».

Fue un acto emotivo. Dos vídeos con fotografías familiares recordaron a María José García y a Eduardo Puelles. La esposa del inspector, Paqui Hernández, y sus hijos, Rubén y Asier, que siguieron los pasos de su padre tras el atentado, también acudieron al homenaje en la sala Juan Larrea de Bilbao. Al acto, presidido por el ministro del Interior, asistieron, entre otros, los principales mandos policiales, así como el delegado del Gobierno en Euskadi, Jesús Loza; el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra, y la fiscal superior, Carmen Adán.

Marlaska puso en valor el trabajo desempeñado por los dos policías homenajeados, como también al resto de compañeros que fueron asesinados por ETA. «Contribuyeron a su derrota de una manera que les eleva a la categoría de héroes», agradeció. El ministro del Interior lamentó «el silencio» que ha guardado la sociedad. «Debemos pedir perdón y reparar el daño causado. Algunos, que entonces vivíamos aquí -es natural de Bilbao-, mantuvimos un silencio que nos hemos echado en cara muchas veces», asumió. Rechazó en este sentido el «relato tramposo y falaz del totalitarismo» y el «reparto de responsabilidades». «La memoria -apostilló- es conocimiento, no solo sentimiento». Al término del homenaje, Marlaska se trasladó a la subdelegación del Gobierno, en la Plaza Moyua, para visitar la exposición '40 aniversario de la mujer en la Policía Nacional' que acoge estos días Bilbao antes de recorrer varias ciudades.