Pradales sortea la polémica del TAV y deriva la presión al Gobierno central

La disyuntiva entre sendos trazados está aflorando las divergencias y contradicciones internas en los partidos políticos vascos, que defienden una u otra fórmula en cada territorio. Es el caso del PNV, que además gobierna ambas diputaciones forales. La posición oficial de la formación a nivel autonómico es esperar a los informes para consensuar la mejor solución, algo que también defiende el Gobierno vasco, mientras que su socio de gobierno, el PSE-EE, apuesta por la vía de Vitoria frente al criterio de su federación guipuzcoana, defensora de la de Ezkio-Itsaso.

En un asunto que obliga a guardar delicadísimos equilibrios para no reabrir la clásica caja de los agravios territoriales en Euskadi, el lehendakari se ha abonado a la neutralidad. Máxime cuando aún no se han publicado los informes técnicos que puedan justificar la decisión final. Así, Pradales apremia al Ejecutivo central a que acelere el desenlace. «Seis años después, seguimos sin tener la información técnica, económica y ambiental que nos dé los mimbres para tomar la mejor decisión para este país», ha lamentado en su intervención en un desayuno informativo de Fórum Europa en Bilbao.

En todo caso, el mandatario nacionalista extiende su preocupación más allá de la unión del TAV con Navarra y denuncia los históricos retrasos de la llegada de la alta velocidad a Euskadi. «Vamos tarde», ha advertido. Pradales diagnostica que la falta de esta infraestructura, añadida a la incertidumbre sobre las conexiones con el centro peninsular –el tramo de Vitoria a Burgos aún está pendiente de licitación– y con Francia –el país galo ha retrasado aún más la unión–, perjudica a la competitividad vasca. «Es un problema para que podamos acelerar el salto cualitativo en términos industriales y logísticos como país», ha alertado.