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Cuca Gamarra (Logroño, 1974) participa este fin de semana en un retiro que ha organizado el PP en Toledo para relanzar su proyecto, tras unos días intensos y un pleno en el Senado que la actual secretaria general de los populares califica de «esperpento». El ... debate sobre los decretos presentados por el Gobierno, a su juicio, escenifica de forma clara la debilidad en la que se mueve Pedro Sánchez y su dependencia de los independentistas de Junts. Gamarra no ahorra críticas hacia el presidente y sitúa a su partido como la única alternativa.
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David Guadilla
- Junts asegura que tendrá competencias sobre flujos migratorios, expulsión de delincuentes… El Gobierno rebaja el alcance del traspaso. ¿A quién se cree el PP?
- No se trata de a quién cree el PP. De lo que estamos hablando es de una competencia que es exclusiva del Estado y, lo más importante, que debe ser una política de Estado. Se llegue a donde se llegue en esa negociación con Junts se trata de un mercadeo a costa de todos los españoles. Se están debilitando los instrumentos que tenemos por la ambición del presidente del Gobierno para permanecer en el poder tras haber perdido las elecciones.
- ¿Las comunidades del PP pedirán tener esa competencia en caso de que el Gobierno se la dé a Cataluña?
- Es que todo es un despropósito. En España estamos viviendo una profunda crisis migratoria, llevamos desde el año pasado pasando una de las peores crisis con la llegada masiva de inmigrantes a Canarias. A partir de ahí lo que se está pidiendo es una política de Estado basada en la solidaridad entre españoles, una política de inmigración que responda a unos objetivos claros y no que un expresidente de una comunidad, que además es un prófugo de la Justicia, pida algo contra el proyecto de país y el principio de la solidaridad. Todo lo que está pasando tiene que ver con otra cosa.
- ¿Tan débil ve la situación del Gobierno?
- Es que hubo una investidura en la que se eligió un presidente, pero no un Gobierno porque el que hay carece de estabilidad. Lo que más llama la atención es que a un partido como Junts, al que el propio presidente calificó como xenófobo y racista, vaya a dar unas competencias de este calado.
- ¿Cómo intentó convencerle Félix Bolaños para que el PP apoyase sus decretos?
- Lo único que se planteó es que apoyáramos algo en lo que no compartimos. El PP dejó bien claro en la investidura a Sánchez de las consecuencias. Feijóo fue muy claro con Sánchez. Ya le dijo que cuando sus socios le abandonen, no venga a buscarnos.
- ¿Pero no hubo ningún tipo de negociación?
- Para haber apoyado el decreto económico, el PP planteaba una abstención con una serie condiciones, como la bajada de impuestos, del IVA en varios productos, ajustar el IRPF a la baja...
- ¿Y qué les respondió el Ejecutivo?
- Nada. Les planteamos estas condiciones y las rechazaron. Pero no sólo eso. Hemos denunciado la utilización constante del decreto ley como un instrumento para suplir la debilidad parlamentaria.
- ¿Ha sido una demostración más de que a día de hoy es imposible un acercamiento entre el PSOE y el PP?
- Es que Sánchez ha establecido una manera de gobernar España que es por bloques, por muros. Por su parte no hay ninguna voluntad de llegar a acuerdos, sino todo lo contrario. Ejerce más como delegado del Gobierno de un prófugo de la Justicia que otra cosa. Es utilizado como una marioneta para lograr unos objetivos promoviendo la ruptura de la igualdad y la impunidad de una casta política que es lo que surge de esta negociación.
- ¿A qué se refiere con lo de «casta política»?
- A que encumbran la ley de amnistía bajo el concepto de desjudicializar la política, pero la realidad es que lo que lleva aparejado es que aquellos que piden esa ley y que la están tramitando se quedan al margen de su aplicación. Por lo tanto, se convierten en una casta política que está al margen de la ley, mientras que el resto de los españoles tenemos la obligación de cumplir la ley.
- ¿No abusa el PP de un mensaje apocalíptico sobre la ruptura de España, la quiebra del Estado de Derecho...?
- No, responde a la dura realidad. Vivimos un esperpento por la ambición de un político que es Pedro Sánchez. Eso no es ninguna exageración. Y lo que se vivió el miércoles fue en el segundo pleno de la legislatura, lo que anticipa lo que va a ocurrir durante toda el mandato. Sánchez no tiene inconveniente en sumar los votos de todo tipo de partidos, que son incompatibles entre sí y que en la gran mayoría de los casos solo tienen un objetivo, debilitar a España.
- ¿No es arriesgado agitar tanto la calle y llamar continuamente a la movilización ciudadana?
- No, todo lo contrario. Hubo una investidura a cambio de la impunidad. Y los españoles no se resignan.
- ¿Cree que, a pesar de todo, Sánchez puede aguantar cuatro años más en La Moncloa?
- No lo sé porque no depende de él. Con tal de estar en La Moncloa está dispuesto a asumir cualquier escenario. El dueño del futuro de España está fuera de España, tiene cuentas pendientes con la Justicia y marca los tiempos de la política española.
- ¿Pero puede mantener el PP ese discurso durante toda la legislatura? ¿No se le va a hacer demasiado largo?
- Lamentablemente, a quien se le puede hacer muy largo es al conjunto de los españoles, que en apenas mes y medio de desgobierno están viendo la debilidad de Sánchez. Tenemos a un presidente que no analiza los problemas que tiene España, sino las exigencias de los partidos nacionalistas. Nosotros tenemos la responsabilidad de ser la esperanza de los españoles, porque el Gobierno está humillado, para que cuando puedan cierren esta etapa de muros y polarización.
- A pesar de todo lo sucedido en el Senado, Sánchez volvió a salir vivo y la mayoría que le sustenta dio la sensación de que se mantiene unida, precisamente, para evitar que ustedes gobiernen. ¿Hay margen para que el PP construya una alternativa?
- Sí, porque se basará en políticas, partiendo de la igualdad entre todos los españoles y para solucionar sus problemas: la falta de médicos, la calidad de la educación, la falta de oportunidades de los jóvenes, la salud mental... Y Sánchez no está en eso, está en cuidar la salud de su Gobierno, no la de los españoles.
- ¿Las críticas a Sánchez por pactar con Junts son compatibles con que ustedes contactasen con los de Puigdemont tras las elecciones?
- Son compatibles en algo muy básico, en que cuando vimos las exigencias de Junts, que ahora Sánchez ha asumido, el PP dijo claramente con nosotros no, y por eso estamos en la oposición. En política tiene que haber principios, no puede valer todo. Los españoles tienen que saber que Sánchez ha constituido un consorcio de intereses con todos sus socios para él mantenerse en el poder y el resto conseguir prebendas a costa de todos los españoles.
- ¿En qué medida cabe acusar a Sánchez de pactar con un partido «xenófobo», en alusión a Junts y mantener pactos con Vox, que habla de la inmigración como de una «invasión»?
- Lo que decimos es que Sánchez ha sido el que ha calificado a Junts como un partido xenófobo. Es que le llamó «el Le Pen español».
- ¿Por qué cuando ustedes llegan a acuerdos con Vox entran dentro de la lógica parlamentaria y el juego de mayorías y cuando lo hace Sánchez es que se somete a la «extorsión» de Junts?
- No tiene nada que ver una cosa con la otra. Nunca hemos cruzado las líneas de nuestros principios, y si alguien plantea algo con lo que no estamos de acuerdo, nosotros decimos que no.
- ¿Plantear disolver a partidos que declaren la independencia es la mejor forma de abrir una grieta entre los socios de Sánchez y acercarse al PNV o a Junts?
- En los últimos años, y de la mano de Sánchez, estamos viendo un debilitamiento de nuestro Estado de Derecho y un vaciamiento de nuestro orden constitucional. Primero fueron los indultos, luego eliminar del Código Penal de delitos como la sedición. Y en situaciones así, lo que hacen las democracias es protegerse. No pretendemos ilegalizar a ningún partido por sus ideales, pero los partidos, como las personas, pueden tener responsabilidades penales por hacer cosas ilegales. Lo único que pretendemos es proteger más a nuestra democracia.
- ¿Reaccionó tarde la Xunta en la crisis de pellets?
- Todas esas críticas tienen una clara intencionalidad política por las elecciones gallegas.
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