El debate monográfico sobre demografía ratificó ayer el viraje que la política vasca ha iniciado durante los últimos meses. De la gresca permanente a cerrar acuerdos estructurales uno tras otro. Pese a su mayoría parlamentaria, PNV y PSE-EE sumaron 43 propuestas de la oposición ... al plan de choque que está diseñando el Gobierno, cuyas líneas generales se conocerán el mes que viene. Solo Vox volvió a quedarse fuera de la alianza. Siguen existiendo notables discrepancias, pero EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y PP+Cs han decidido apostar por el pragmatismo como estrategia para hacer frente al Gabinete Urkullu. El resultado es una inédita estampa de unidad.
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Los acuerdos multitudinarios que tan esporádicamente se han conseguido durante legislaturas pasadas empiezan a ser una constante. En marzo se alumbró el pacto educativo, en abril el acuerdo en torno al plan de choque para hacer frente al impacto socioeconómico de la invasión de Ucrania, y ayer el que sentó las bases para impulsar la natalidad. Y habrá más. Salvo giro de guion, el siguiente acuerdo de país avalará la reforma de la RGI. Las negociaciones Gobierno-oposición se encuentran muy avanzadas y podrían cerrarse tras el verano.
La oposición coincidió ayer en criticar las políticas que viene planteando el Gobierno durante las últimas legislaturas frente a la crisis demográfica y en quejarse de la «falta de ambición» del plan que puso sobre la mesa el lehendakari. Pero la época de las enmiendas a la totalidad parece haber quedado atrás. «Tenemos otro modelo, haríamos cosas diferentes, pero queremos ser un activo a la hora de poner en marcha políticas que mejoren la vida de la gente», resumió la parlamentaria de Bildu Eraitz Saez de Egilaz.
El propio Gobierno vasco reconoce que se vive una nueva era. «La pasada legislatura, gobernando en minoría, nos dimos cuenta de lo complicado que era aprobar iniciativas, así que ahora estamos más receptivos», reconocía el portavoz Bingen Zupiria el pasado domingo en EL CORREO. La oposición también ha bajado el diapasón «y prefiere colaborar», según su opinión. Queda claro que algo ha pasado, porque en apenas unos meses Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y PP+Cs han pasado de denunciar el inmisericorde rodillo de PNV y PSE-EE a aparecer en prácticamente todas las fotos de los acuerdos importantes.
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La primera sacudida al tablero se la dio Bildu el pasado diciembre, con su inédito pacto presupuestario. Un giro hacia «la política de las cosas de comer» que ya aplicaba en Madrid. El cambio de oposición al PNV se ha ratificado con el paso de los meses y ha obligado a apretar el paso a Podemos, que parecía destinado a ser el socio prioritario del Gobierno durante toda la legislatura. Ceder la bandera del voto útil puede ahondar en la crisis de resultados que vive el partido morado.
El segundo detonante es el del PP, que con Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a convertirse en un interlocutor para el PNV tras años de incomunicación. Quedó en evidencia ayer. PNV y PSE-EE pactaron 21 medidas con los populares, 11 con Bildu y otras tantas con Podemos. El cambio de equilibrios ya se dio el monográfico sobre Ucrania, y el partido morado lo sabe. Ayer reprochó a los partidos del Gobierno su «oscurantismo» a la hora de cerrar acuerdos por priorizar varias enmiendas de los populares a las suyas.
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