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La encuesta electoral publicada por EL CORREO este fin de semana abre un escenario muy complicado para el PSE-EE, PP y el espacio situado alrededor de lo que ahora es el grupo parlamentario de Elkarrekin Podemos-IU. El sondeo elaborado por Ikerfel dibuja un ... enfrentamiento directo entre el PNV y EH Bildu. Un combate a cara de perro en el que, en teoría, la victoria se puede decantar por un puñado de votos y en el que las dos fuerzas nacionalistas pelearán por el voto útil. Los jeltzales quieren subrayar los riesgos que, en su opinión, supondría el triunfo de Pello Otxandiano; la alianza soberanista busca presentarse como la única alternativa frente a un modelo que consideran «agotado». En medio, el resto de formaciones tratan de romper con una polarización que amenaza con tapar sus discursos.
La muestra demoscópica esbozaba un horizonte en el que PNV y EH Bildu estarían separados por uno o dos escaños y poco más de un punto porcentual. A eso hay que añadir que el número de indecisos sigue siendo elevado y que la abstención se puede mover alrededor del 40%. El dato es diez puntos inferior al de 2020, pero entonces las elecciones se convocaron en plena pandemia. La participación se movería en niveles parecidos a los de 2012 y 2016. Pero hay una cuestión a tener en cuenta: las autonómicas siempre concitan menos interés entre los vascos que las generales, al menos en los últimos años. Es decir, hay un porcentaje de votantes que prefieren quedarse en casa y a los que los partidos tratan de cortejar.
La estrategia del PNV y de EH Bildu es clara. Los dos buscan presentar la cita con las urnas como una cosa de dos. Los jeltzales esperan atraer a potenciales votantes del PSE y del PP temerosos de ver a Otxandiano como lehendakari.De hecho, un 7% de los que apoyaron a los socialistas en las forales del año pasado ya han decidido respaldar ahora al PNV. En el PP esa cifra se eleva al 10%. Y en ambas formaciones el número de indecisos que no tienen muy claro qué hacer ronda el 17%.
Diferenciarse de los jeltzales
Para EH Bildu el objetivo pasa por otro camino.Tratar de convencer al electorado más a la izquierda que son la única alternativa realista para desbancar al PNV. Y ahí la pieza que espera cobrarse es todo lo que se mueve alrededor de Podemos y Sumar. La previsible ruptura entre las dos formaciones alimenta esa esperanza. El sondeo de Ikerfel señala que un 22% de los que apoyaron a este espacio en las forales del año pasado ya tiene pensado votar ahora a EH Bildu. Y entre los vascos que optaron por abstenerse en 2023 pero que ya tienen decidido ir a las urnas en las autonómicas, los dos partidos más beneficiados son PNV y EH Bildu.
Contra todos estos elementos tienen que combatir el PSE-EE, PP, Sumar y Podemos. Los socialistas esperan recuperar parte del impulso que les permitió ser la primera fuerza en Euskadi en las generales de julio, cuando les benefició la polarización entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Ahora, como ya evidenció este domingo Eneko Andueza, buscan alertar sobre una posible deriva soberanista y situarse como el único garante de la estabilidad.
El PP, por su parte, también quiere demostrar su capacidad para ser determinante y diferenciarse del PNV, al que ayer acusó –también al PSE-EE– de haber renunciado al «suelo ético» que les distinguía de EH Bildu. «Lo que pasó en Gipuzkoa y en Vitoria (en 2023), donde el Partido Popular votó a los candidatos de PNV y PSE sin que siquiera se nos pidiera, eso anticipo que no va a suceder», advirtió el presidente del PP vasco, Javier de Andrés.
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