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O yo o el caos. El PNV ha cerrado una campaña muy polarizada en la que ha buscado, sin ambages, el cuerpo a cuerpo con EH Bildu, su gran enemigo sobre todo en Gipuzkoa y en Vitoria. Lo ha hecho ensalzando su rol gestor, de ' ... partido de orden' que se dedica a las cosas del comer frente a una izquierda abertzale que ha pretendido «blanquearse» cuando en realidad, recuerdan, son presos de un pasado del que no se quieren, o no pueden, desprenderse. «¡Somos el partido del pueblo! ¡El partido auténtico», ha arengado el presidente del PNV, Andoni Orturzar, en el mitin organizado en El Arenal bilbaíno y que congregó a los primeros espadas del partido, no sólo los vizcaínos.
No han cesado de pedir el voto útil para parar los pies a sus gran enemigo, Bildu. Hace unos días, el presidente jeltzale lo expresaba así: «Ahora vienen disfrazados de Caperucita, quieren que no se hable del pasado porque su pasado es impresentable, pero no pueden pretender que, como si nada, los demás aceptemos que la historia empieza hoy. Son las mismas personas que hicieron entonces aquel desaguisado y si volvieran a gobernar, harían exactamente lo mismo. Lo llevan en su ADN».
La campaña ha sido dura. Muy dura. Y no sólo por el 'efecto contagio' de Madrid. Euskadi también tiene su «barro», como ha denunciado el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en referencia al vídeo de autoría desconocida sobre el patrimonio del diputado Oskar Matute. El miércoles, en la recta final de la campaña, Ortuzar se refirió a él (no citó a Matute) para recordar al electorado que todos tienen lo suyo y que lecciones, las justas.
Este movimiento fue tachado como el peor «trumpismo» por la izquierda abertzale, mientras que el presidente del PNV se ha limitado a recordar, primero, que Matute ha confirmado que estos datos son reales y a recalcar, después, que este tipo de prácticas las han venido sufrido los cargos de su partido durante años. «Si algo ha hecho Bildu estos años ha sido embarrar la política, presentando denuncias falsas contra decenas de alcaldes... ¿Cómo cree Matute que afecta eso a nuestra gente, a sus hijos e hijas? Mi familia ha sido acosada durante años», ha subrayado Ortuzar.
La del PNV con Bildu ha sido la gran batalla de esta campaña. Era algo que estaba claro, pero la denuncia de Covite por la inclusión de 44 exetarras en sus listas, siete de ellos con delitos de sangre, reventó la campaña a las primeras de cambio y obligó a Bildu a recular para mitigar el parte de daños. De ellos... pero también de Pedro Sánchez.
Y aquí, el PNV, con el lehendakari a la cabeza, ha sido muy duro con los de Otegi denunciando su incapacidad de reconocer algo tan básico como que matar estuvo mal. «Bildu –señaló Ortuzar– lleva tiempo blanqueándose y en la campaña ha pretendido que todos pasásemos de puntillas porque tienen a su electorado muy movilizado y le interesa una baja participación». De ahí la llamada a la movilización, a recordar que «somos el del partido del pueblo», porque «si tú no vas, vienen ellos».
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