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El derecho a decidir, ese gran clásico de la política vasca que aparece y desaparece como el Guadiana en función de las coyunturas, vuelve al primerísimo plano. Y lo hace gracias en parte al impulso del primer partido del país, el PNV, que ha anunciado ... una ronda de contactos de su presidente, Andoni Ortuzar, con los principales líderes políticos vascos para explorar la posibilidad de una reforma del Estatuto de Gernika y, en paralelo, ha negociado y aprobado con EH Bildu en las Juntas de Gipuzkoa y Bizkaia -en las próximas semanas le seguirá el Legislativo foral alavés- sendas mociones para profundizar en la senda soberanista.
Pues bien, el proceso interno en el seno de la formación jeltzale, que arrancó oficialmente el pasado 29 de septiembre en el Alderdi Eguna y culminará los próximos 29 y 30 de marzo en la Asamblea General de San Sebastián con la incógnita de la continuidad de Andoni Ortuzar, ahondará en esa vía a través de los documentos que el EBB someterá a debate entre las bases. La ejecutiva remitirá los textos -cinco en total- el próximo 9 de diciembre a las organizaciones municipales junto con el proyecto de reforma de los estatutos nacionales del partido, un asunto que, como adelantó este sábado EL CORREO, ya está 'calentando' la discusión interna y ha propiciado incluso un borrador elaborado por exdirigentes de peso para impulsar, entre otras cosas, la limitación de los mandatos.
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Olatz Barriuso
Aunque las ponencias serán redactadas «de forma participativa» por equipos de alderdikides durante los meses de octubre y noviembre, la afiliación ha recibido ya una primera aproximación a sus contenidos en la convocatoria de la Asamblea General remitida a las bases por el EBB. Esa comunicación interna, a la que ha tenido acceso este periódico, traza, a grandes rasgos, los objetivos de cada uno de los documentos. En el caso del que lleva por título 'Euskadi, nación en Europa: soberanía, identidad y objetivos políticos', la dirección jeltzale plantea «abrir una nueva línea de trabajo en orden a institucionalizar un nuevo estatus de autogobierno para la Comunidad Autónoma Vasca», en sintonía con los «principios fundacionales abertzales» del partido pero también con la «estrategia gradualista seguida hasta ahora». Una modificación jurídico-política que debería «incorporar», subraya el EBB, «el principio democrático del derecho a decidir» y fundamentarse en el «reconocimiento nacional» de Euskadi, un sistema de garantías «basado en la bilateralidad y la foralidad» y el «blindaje» de las competencias vascas. En el caso de Navarra, propone «reforzar» su nivel competencial y blindar igualmente su autogobierno, además de estrechar lazos con la comunidad foral y con Iparralde. A la vez, el PNV busca «fortalecer» en una labor compartida con la sociedad la «identidad lingüística, social, cultural y democrática» de Euskadi y reforzar así la «comunidad política vasca».
La inclusión del derecho a decidir en el nuevo estatus se perfila así como un objetivo insoslayable de Sabin Etxea para el próximo cuatrienio, una aspiración que amenaza con abrir una brecha profunda con sus socios de gobierno, el PSE-EE, pese al escaso interés que la soberanía, las transferencias y el autogobierno en general despiertan en la ciudadanía, que las sitúa a la cola de sus preocupaciones, según el EiTB Focus publicado esta semana. Este viernes, el vicelehendakari socialista, Mikel Torres, ya advertía de que insistir en la vía autodeterminista puede provocar una «fractura» entre ambos.
A los de Eneko Andueza les disgusta, sobre todo, que el lehendakari Imanol Pradales haya entrado a reclamar el nuevo Concierto Político y, aunque con circunloquios, también el derecho a decidir, como hizo al apelar a la «voluntad democrática mayoritaria» en Foronda.
En todo caso, la sangre podría perfectamente no llegar al río con el PSE ni el autogobierno experimentar un salto cualitativo porque no es la primera vez, ni mucho menos, en la historia reciente que el PNV insiste en el derecho a decidir como puntal de su corpus político y doctrinal sin consecuencias tangibles. El documento 'Batasuna eta Indarra' aprobado en la Asamblea de Pamplona en 2016 abogaba por reconocerlo, aplicarlo e incorporarlo al marco jurídico e insistía en aprobar un nuevo estatus con las mismas características que el que ahora se impulsa.
A finales de 2021, en un cónclave aplazado por el azote de la pandemia, se optó por un mucho más modesto diagnóstico de situación de veinte folios que apenas dedicaba tres a la cuestión identitaria -con especial atención, en pleno declive ya de Osakidetza, al adecuado funcionamiento de las instituciones como mejor refuerzo de la «identidad nacional»- y reclamaba la «institucionalización del derecho a decidir» como forma de «materializar» los derechos históricos.
Alguna novedad ofrece el resto de documentos que se someterán a la consideración de la militancia. La obsesión por «reconectar» con la ciudadanía en tiempos de «desafección» política, tras perder en las últimas citas con las urnas a parte de su electorado tradicional, ahora refugiado en la abstención, se plasmará no en uno sino en dos de los textos que trabaja ya el partido, además del centrado en los derechos sociales y el de vocación europeísta y global. El encabezado como 'El PNV, un partido al servicio de un pueblo: vínculos con la ciudadanía vasca' plantea el reto de «abrir más y mejor el partido a la sociedad» y responder así a la demanda de «cercanía y transparencia». Para lograrlo, se propone «estar en la calle», escuchar «de manera activa», incorporar «nuevas voces» y «establecer una relación de calidad en cada barrio, municipio y territorio».
El otro documento que aborda la revitalización de la sigla se centra en la vida interna y en procurar «una organización democrática, de militancia y ágil». A la espera de constatar hasta dónde llega la autocrítica en el borrador, la aproximación preliminar diagnostica que el PNV sigue «enraizado y estable» en Euskadi «pese a que los tiempos convulsos también nos afectan» y achaca ese éxito a una «cultura política y organizativa democrática» y alejada de «personalismos y partidismos». Aun así, apuesta por «fortalecer la democracia interna» y propone para ello dar más protagonismo a los militantes y reforzar el vínculo entre el alderdikide y los órganos de decisión, además de agilizar los procesos de comunicación interna.
El PNV reclama el reconocimiento nacional, la bilateralidad y blindar las competencias vascas
La reivindicación soberanista amenaza con abrir una brecha profunda con los socios del PSE
El PNV se ve «enraizado y estable» gracias a una cultura política alejada de «personalismos»
Dos de los textos se centran en «reconectar» con la ciudadanía y superar la «desafección»
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