PNV y Bildu quieren aprovechar el 'efecto catalán' para definir a Euskadi como «nación»

Los dos partidos consideran que hay elementos que juegan a su favor. El primero es la situación creada tras la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Su alusión a Cataluña como «nación» en una «España plurinacional» certifican que el debate está sobre la mesa.

Illa, además, no es un presidente cualquiera. Su relación con Sánchez es estrecha, como se ha comprobado al compartir días de vacaciones en Lanzarote. En las filas socialistas consideran que, más allá de la tormenta sobre un posible 'concierto', la apuesta realizada por el presidente del Gobierno en Cataluña, aunque «arriesgada», es «valiente».

Hasta dónde llegará ese debate está por ver, pero en el PSOE creen que a estas alturas será ya difícil de parar. Entre otros motivos, porque Sánchez depende claramente de los nacionalistas vascos y catalanes para seguir en la Moncloa. De hecho, tanto en el acuerdo de finales de 2019 como en el de noviembre del año pasado, ambos firmados para apoyar la investidura del líder socialista como presidente del Gobierno, el PNV exigía ese «reconocimiento nacional» de Euskadi. Una petición que también reclama EH Bildu.

Este mismo sábado, Rafa Díez, exsecretario general de LAB, iba en la misma dirección en un artículo publicado en 'Gara' en el que señalaba que «hay que avanzar hacia un federalismo asimétrico, hacia un modelo de naturaleza confederal desde el reconocimiento de la plurinacionalidad». A pesar de estar fuera de la primera línea política, Díez sigue teniendo un papel relevante dentro de la izquierda abertzale y actúa como 'faro' ideológico.De hecho, durante la última campaña electoral acompañó a Arnaldo Otegi a numerosas reuniones con personalidades del mundo sindical y laboral para intentar atraer a EH Bildu a potenciales votantes ajenos a la izquierda abertzale.

En ambos casos, el análisis que se hace es que los acuerdos entre el Gobierno y ERC ahondan en un terreno que permite pasar «de las palabras a los hechos». Las primeras serían las que están negro sobre blanco en los pactos de investidura. Los segundos, los que ahora habría que concretar. Y ahí se abre de forma clara la eterna reforma del Estatuto, cuyo debate empezó hace diez años y que lleva cuatro paralizado sin que nadie sepa muy bien cómo activarlo.

Concepto cultural

En teoría, tanto PNV como EH Bildu coinciden en retomar la ponencia de Autogobierno este próximo septiembre, aunque todavía no hay ninguna propuesta concreta. A partir de ahí, el objetivo es lograr un acuerdo de mínimos en el Parlamento vasco en el plazo de un año para trasladarlo al Congreso a finales de 2025. ¿Hay opciones? Buena parte de lo que pueda suceder está en manos del PSE-EE.

A finales de julio, el vicelehendakari segundo y líder del partido en Bizkaia, Mikel Torres, recordó en una entrevista en EL CORREO que su partido no tiene mayores problemas en reconocer a Euskadi como «una nación» si se refiere a un concepto cultural.

Desde la filas socialistas se recalca que se trata de una discusión que solo interesa a los nacionalistas, pero que ellos tampoco apostarán por el bloqueo siempre y cuando no se quiera ir más allá.

«La literatura estatutaria y constitucional permite utilizar la ambigüedad para resolver conflictos», afirma un veterano exdirigente socialista, quien recuerda que el actual texto de Gernika, en realidad, ya alude a la «nacionalidad».