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Este lunes la mayoría de medios digitales publicaban las declaraciones que el diputado de Bildu Jon Iñarritu realizó en la Comisión de Exteriores del Congreso. Dirigiéndose al diputado de Vox Antonio Salvá, cuyo hijo Diego fue asesinado por ETA en 2009 junto a su compañero ... Sáenz de Tejada, ambos guardias civiles, manifestó: «Yo cuando ocurrió ese terrible asesinato, esa injusticia que el señor Salvá sufrió en su familia y que nunca tenía que haber sufrido, expresé mi condena y mi rechazo con mi partido, y aquello que sostuve hace once años lo sigo manteniendo igual». Mencionó el asesinato de Ernest Lluch y expresó la solidaridad con su familia. Recordó también el asesinato de Josu Muguruza, diputado de HB, a quien se refirió como «un compañero nuestro, el único diputado asesinado en activo en esta Cámara que no tiene salas, no tiene placa y merece también mi solidaridad y recuerdo».
Efectivamente la noticia merecía la atención prestada, pues constituía una auténtica declaración de rechazo de la violencia, pero no solo de la que se pudiera producir en el futuro, sino también de la ejercida en el pasado, incluyendo sin ambages a ETA. Importante por su contenido, pero también por el foro en el que se realizó en su condición de diputado, pues quien habla y opina es el cargo institucional. En estos momentos, cuando se cuestiona la legitimidad de los acuerdos con Bildu, estas declaraciones representan un paso muy positivo en la buena dirección y que han supuesto, a buen seguro, una bocanada de aire fresco y libre para muchos militantes y votantes, que reciben con satisfacción ese ejercicio de valentía en un tema problemático por las servidumbres del pasado.
Me imagino que las gentes de EA, Aralar y Alternatiba, así como muchos independientes, se han visto muy identificados con estas manifestaciones, dado que similares y más contundentes pronunciamientos de condena ya habían realizado en años anteriores a Bildu. Pero junto a ello tengo la impresión de que en medios y sectores próximos de la izquierda abertzale se ha querido ignorar o silenciar lo dicho por el diputado de Bildu. De hecho, salvo error, no conocemos pronunciamientos de esta formación respaldando aquellas manifestaciones. Ignorar la noticia y pasar página con la pretensión de no tener que elegir entre respaldar o corregir y evitar, en todo caso, que se convierta en objeto de debate. Sin embargo, andar ese camino es una necesidad inexorable para esa formación si quiere ser una alternativa seria, viable y creíble para los vascos. Pero también está claro que para que Bildu transite por esa ruta, hoy por hoy, es preciso que Sortu rompa el cordón umbilical que le ata al pasado y en un ejercicio de responsabilidad permita a Bildu afrontar el futuro libre, sin las ataduras del pasado. Es importante que nos digan cuál es su opinión.
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