Directo La Santa Sede prevé trasladar el cuerpo del Papa a San Pedro el miércoles

Julián Marías dejó escrito que «las regiones son modulaciones de lo español, que no existe de manera abstracta, sino en concreto, es decir, en una ... u otra forma regional». Sobre esta realidad tan simple y evidente han actuado dos instancias contrapuestas, la nacionalista, que pervierte el regionalismo histórico convirtiéndolo en independentismo, y la centralista que ignora la historia de España.

Publicidad

Toca ahora la actualización del Concierto Económico y en el Congreso de los Diputados ya se ha puesto en marcha la Comisión Mixta que lo negociará con la conformidad de todos los partidos, salvo Vox. Y a mí me gustaría recordarle a este partido, con todo respeto a su gente valiosa, que la tienen, lo que ocurrió ahora hace un siglo, en 1925, cuando tocó renovar también entonces el Concierto.

Dos cuestiones convierten aquella actualización en muy significativa, vista desde hoy. La primera, porque, aunque las primeras negociaciones se iniciaron en 1925, cuando en realidad empezó a cortarse el jamón fue en 1926, año que quedó marcado en la historia del Concierto Económico vasco por ser entonces cuando se aprobó su primer y hasta ahora único Reglamento. Y la segunda, y más decisiva si cabe, porque estábamos en plena dictadura de Primo de Rivera. De hecho, a finales de 1925, el Directorio Militar surgido del golpe de Estado de 1923 dio paso al Directorio Civil, encabezado por el dictador, quien nombró como su ministro de Hacienda a José Calvo Sotelo. Así que el interlocutor desde Madrid en la negociación del Concierto de aquel año fue un político que venía del maurismo liberal durante la Restauración y que, después, tras la revolución de octubre de 1934, en vista de los acontecimientos cada vez más desbocados, pasará a reclamar la dictadura militar, proponiendo para ello la unión de todas las derechas en torno al llamado Bloque Nacional. Ese fue José Calvo Sotelo, el mismo que negoció el Concierto vasco de 1926 y que luego fue asesinado, como es sabido, el 13 de julio de 1936, a cinco días del comienzo de la Guerra Civil.

Mientras que, por la Diputación de Bizkaia, la última palabra en la negociación del Concierto vasco de 1926 la tuvo quien era entonces su presidente, Esteban Bilbao Eguía, ahí es nada, quien será primer ministro de Justicia del franquismo y luego, durante veintidós años seguidos, presidente de las Cortes franquistas. También fue presidente del Consejo del Reino y fue quien puso en las monedas aquello de «Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios».

Publicidad

Estos fueron los principales negociadores de aquel Concierto vasco de hace un siglo, que el Gobierno de Madrid quiso aprovechar, vía Cupo, para rascar algo de las fabulosas ganancias habidas sobre todo en Bizkaia durante la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial: 28 millones le tocó pagar a Bizkaia, por 10 a Gipuzkoa y uno y medio a Álava.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad