Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los viejos fantasmas navarros vuelven a merodear inquietos por Moncloa y la madrileña calle Ferraz. La batalla del relato de la política española se titula Navarra. Vuelve el 'guadiana' por antonomasia. Vuelve la literatura sobre el 'agostazo' de 2007 y el 'marzazo' de 2014. Siempre ... con los socialistas navarros como protagonistas. Siempre con la dirección federal del PSOE cortando las alas al PSN para pactar con el nacionalismo. Julio de 2019. El guadiana navarro no sólo ha vuelto, sino que está a punto de desbordarse.
Salvo sorpresa mayúscula, la socialista María Chivite se convertirá en la nueva presidenta navarra siempre y cuando EH Bildu se abstenga. Lo hará. He aquí la batalla del relato. La «cuestión de Estado» que Sánchez deberá gestionar en el peor momento, a las puertas de una investidura incierta y una repetición electoral cada día más probable. Porque lo importante no es la investidura de Chivite, sino gobernar, sacar todos los presupuestos pactando con la izquierda abertzale.
«Ha cruzado una línea roja», alertó el líder de Cs, Albert Rivera. «Sigue entregado al 'no es no' al constitucionalismo. El PSOE pretende entregar Navarra al anexionismo de los herederos de Batasuna porque prefiere reeditar el Gobierno Frankenstein y seguir blanqueando a Bildu», censuró ayer Pablo Casado.
El viernes, Chivite presentó junto a la actual presidenta en funciones, Uxue Barkos (Geroa Bai), y los representantes de Podemos y Ezkerra las líneas maestras programáticas del futuro gobierno cuatripartito «progresista». 70 páginas. Diez ejes en los que se habla de igualdad, de desarrollo sostenible, de regeneración democrática, de autogobierno o de la protección del euskera, el tema que más ampollas genera entre los constitucionalistas de la coalición Navarra Suma, formada por UPN, PP y Cs. Ganaron en las urnas, pero tienen 20 escaños, tres menos que el cuatripartito. 20 frente a 23 en un Parlamento foral en el que la mayoría absoluta está fijada en 26.
pablo casado
Todo depende del pulgar de la izquierda abertzale, con la que los socialistas navarros se niegan a negociar. Que ellos decidan: derecha o izquierda. «El resto de formaciones sabrá lo que tiene que hacer», zanjó Chivite el viernes. Sabe que monta el caballo ganador, que EH Bildu tendría muy difícil explicar que UPN gobierna navarra gracias a ellos. Porque por mucho que digan sentirse ninguneados, por mucho que emitan comunicados advirtiendo de que sus siete escaños son claves para decidir el futuro Gobierno y que nadie puede dar nada por hecho, saben que su margen de maniobra es mínimo. Su callejón sólo tiene dos salidas: la abstención o el 'sí'.
La única forma de que el cuatripartito navarro no se haga realidad depende de que el PSOE, a última hora, decida frenar la operación. El 'juliazo'. «El PSN no va a recular. La decisión está tomada y ya han comunicado que irán con todo hasta el final», aseguran fuentes socialistas. ¿Y si Ferraz ordena parar como en su día hizo José Blanco o Alfredo Pérez Rubalcaba? «No pararán. Están convencidos. Harán lo que han prometido a sus votantes durante la campaña», explican.
los socialistas se justifican
Salvo un par de días en los que el secretario de Organización, José Luis Ábalos, coqueteó con la idea de cortejar a UPN para lograr el apoyo de sus dos diputados en el Congreso, el PSOE ya ha dado luz verde a la 'operación Navarra' pese al enorme coste que tendrá para ellos. El Gobierno en funciones lleva semanas preparando el relato para justificar el paso dado al grito de «ni hemos pactado ni pactaremos con Bildu».
Así lo dijo el jueves el presidente en funciones en una entrevista en Telecinco. No sólo eso. Aseguró que en la pasada legislatura, liderada por Geroa Bai, la izquierda abertzale sí gobernaba y «ahora no lo hará». «Navarra discurre con plena autonomía como corresponde a una comunidad autónoma, dentro de la legislación vigente y dentro de la Constitución. El PSN no ha negociado en absoluto con independentistas, para nada», recalcó el viernes la portavoz en funciones tras el Consejo de Ministros, Isabel Celaá.
Los socialistas están convencidos de que ahora que se habla tanto de cuestión de Estado, la «mejor vía de favorecerlo es que estemos nosotros en el Gobierno para convertirnos en el gran referente de la izquierda y ser los garantes de frenar a Bildu, de actuar como tapón». «Si nos plegamos ahora a la derecha, en cuatro años estamos muertos y la izquierda abertzale será la primera fuerza de la izquierda», justifican.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.