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Instalación de un colegio electoral en Bilbao este viernes. Yvonne Iturgaiz

Los partidos llaman al voto útil en Euskadi en unas elecciones marcadas por la polarización

PNV y Bildu reeditan su pelea de las autonómicas en unos comicios que PSE y PP buscan convertir en un cara a cara

Viernes, 7 de junio 2024

Con constantes apelaciones al voto útil, los candidatos vascos que concurren este domingo a las elecciones europeas concluyen este viernes una campaña complicada, salpicada por la tormenta que ha estallado alrededor de Begoña Gómez. Hasta qué punto esta cuestión condicionará los comicios en Euskadi está ... por ver y es una de las principales incógnitas de una cita con las urnas que ha dejado en un segundo plano las negociaciones entre el PNV y el PSE para reeditar su Gobierno de coalición y la investidura como lehendakari de Imanol Pradales dentro de dos semanas, el día 20.

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Los jeltzales, de hecho, son quizás quienes más se juegan. EnSabin Etxea creen que mantendrán el escaño que ocupan desde 1989 y que les ha permitido tener voz en Europa, pero tampoco las tienen todas consigo. De ahí que durante los últimos días se haya intensificado el llamamiento a una movilización masiva para evitar sorpresas. Con una candidata nueva, Oihane Agirregoitia, e integrado en CEUS –una alianza que comparte con Coalición Canaria–, el PNV ha tratado de presentarse como el garante de que se escuche a las naciones sin Estado, de defender la oficialidad del euskera, su label europeísta...

Perder ese escaño sería un fracaso, pero no es la única batalla que afrontan los de Andoni Ortuzar. La otra es más simbólica, pero también relevante y, en cierta medida, supone una segunda vuelta de lo sucedido el 21 de abril: la lucha por la hegemonía nacionalista. Imanol Pradales salvó la bola en las autonómicas y se impuso a una EH Bildu encabezada por Pello Otxandiano. Pero la coalición soberanista no oculta que se le presenta una nueva oportunidad de alcanzar el 'sorpasso' de la mano de un histórico de la izquierda abertzale, Pernando Barrena, número dos de Ahora Repúblicas, la coalición en la que también están ERC y BNG.

Las dos formaciones nacionalistas buscan aparecer como una especie de guardián de las esencias en una batalla dialéctica cargada de simbolismo y en la que las dos construyen su relato. El PNV subraya que es la única fuerza que se presenta «en el conjunto de Euskal Herria» porque también concurre en Francia. EH Bildu no puede decir lo mismo porque su formación hermana en suelo galo, EH Bai, optó por quedarse al margen. Y para contrarrestar ese posible déficit, los soberanistas recalcan que serán la «primera fuerza» abertzale «en el Estado», asumiendo que sus votos en Euskadi y Navarra serán mayores que los que obtenga el PNV, que no ha perdido ocasión en situar a EH Bildu como un partido «anti-UE».

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Los antecedentes

Una búsqueda de la polarización que les dio buen resultado en las elecciones autonómicas de abril pero que dos meses después compite con otra polarización: la que enfrenta al PSOE y al PP. El mensaje de los socialistas, con Idoia Mendia como número diez en la lista encabezada por Teresa Ribera, es claro: presentar este 9-J como una cita trascendental en una guerra entre la Europa progresista y la «ultraderecha». Un discurso, el de «parar a la coalición ultra» y «salvar a Europa», en el que también ha incidido este viernes.

Y aunque en sus intervenciones se ha centrado mucho en la defensa de la UE, Mendia y el resto de dirigentes socialistas buscan que este domingo suceda algo similar a lo que ocurrió en julio del año pasado, cuando la movilización de los suyos dejó a Pedro Sánchez muy cerca de Alberto Núñez Feijóo. En realidad, el PSOE ha presentado la cita con las urnas casi como un plebiscito, un cara a cara entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Convertirse, en definitiva, en la única opción viable para «frenar» la ola conservadora. Los socialistas vascos confían en que esa polarización les acerque a lo sucedido el año pasado, cuando fueron la primera fuerza en Euskadi en las generales. Aunque no ganen, un buen resultado sería un nuevo revulsivo anímico para el PSE-EE.

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Al otro lado el PP juega con cartas similares. Dibujar las elecciones como una oportunidad de echar a Pedro Sánchez de la Moncloa y confiado en que el 'caso Begoña Gómez' espolee a sus simpatizantes e incluso a votantes que hayan podido quedarse en casa en convocatorias anteriores y que puedan ver en el PP la única opción creíble para provocar una crisis en el Gobierno central. De hecho, los populares vascos buscan de forma explícita ese voto «antisanchista» recordando una y otra vez que son los únicos que no le apoyan en el Congreso. Una estrategia que ya emplearon en las autonómicas y que les permitió recuperar terreno. El escaño de Javier Zarzalejos, número seis de la plancha, está asegurado. Más complicado se presenta el de Carlos Iturgaiz, que ocupa el puesto 24, justo donde se sitúa la parte más elevada de la horquilla en las encuestas más optimistas.

En medio de la doble polarización, el resto de partidos intentan no quedar aplastados por los trasatlánticos. La guerra cainita entre Sumar y Podemos vive un nuevo capítulo en la lucha por la supervivencia. El hundimiento que sufrieron en abril en Euskadi al ir por separado se ha convertido en una carrera por ser la primera fuerza de ese espacio. En ningún caso habrá europarlamentario vasco. Andeka Larrea va como número 35 en la plancha de Sumar, y Luis Miguel Lapeña es el 58 en la de Podemos. La parlamentaria vasca de Vox, Amaia Martínez, va de número diez y, salvo sorpresa demoscópica, tampoco dará el salto a Europa.

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