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Xabier Garmendia
Domingo, 28 de enero 2024, 19:43
Aunque la precampaña para las autonómicas comienza a monopolizar la agenda política, la legislatura aún no ha terminado y el Parlamento vasco debe rematar todavía los deberes pendientes. Con la llegada de febrero -enero es inhábil- y tras casi mes y medio sin celebrar plenos, ... la Cámara retoma esta semana su actividad ordinaria a la espera de que Iñigo Urkullu decida apretar el botón electoral. Hasta que eso ocurra, los grupos aspiran a aprobar hasta cuatro nuevas leyes con amplios acuerdos en un clima de entendimiento infrecuente en plena carrera hacia las urnas.
Los 75 parlamentarios se reunirán este jueves en el pleno -el viernes también habrá sesión de control al Gobierno- por primera vez desde el 22 de diciembre, día en que quedaron ratificados los Presupuestos. Luego llegaron las vacaciones navideñas y después un mes de enero con la actividad al ralentí. En estas últimas semanas no se han llevado a cabo plenos ni comisiones, pero sí se han convocado sesiones de ponencias en las que los grupos debaten a puerta cerrada las enmiendas sobre una ley. Además, han corrido los plazos para la presentación de correcciones a una de esas normas pendientes, la de Infancia y Adolescencia, para no frenar su tramitación.
Esos trabajos de 'fontanería' parlamentaria han permitido llegar a la reanudación de la actividad con los deberes avanzados. Su culminación dependerá, eso sí, de la fecha que termine señalando Urkullu para las elecciones autonómicas. El lehendakari debe convocarlas con 54 días de antelación y, en el momento en que lo haga, el Parlamento vasco quedará disuelto de forma automática, por lo que decaerá cualquier iniciativa que esté en ciernes. Por ejemplo, si se optara por el 21 de abril como fecha para los comicios, nada se podrá hacer desde el 27 de febrero.
Con un ojo puesto en el calendario electoral, la Cámara autonómica quiere aprovechar el tiempo restante para rematar un mandato especialmente fértil en lo relativo a la producción legislativa. Por ahora se han aprobado 33 proyectos de ley y otra decena de proposiciones, sin olvidar tampoco los cuatro presupuestos anuales. A todo ello ha contribuido de forma decisiva la mayoría absoluta que suman PNV y PSE-EE (41 escaños), pero también los pactos con los grupos de la oposición. Ante normas que iban a aprobarse sí o sí, EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU, PP, Cs y en alguna ocasión incluso Vox han negociado para al menos dejar su impronta en los textos definitivos.
Ese clima de entendimiento no siempre ha sido posible -jeltzales y socialistas aprobaron en solitario la Ley de Educación, por ejemplo-, pero sí apunta a extenderse en los coletazos de la legislatura en contra de cualquier lógica política. La citada Ley de Infancia y Adolescencia, que tratará a los menores como titulares de derechos y no como sujetos de protección, quedará ratificada con el voto favorable de al menos 68 de los 75 parlamentarios -el PP aún se lo piensa- después de que los socios sellaran sendos entendimientos con EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU. La misma foto se repetirá en la Ley de Cooperación y Solidaridad, que refuerza el objetivo del 0,7%.
Pragmatismo
Menor grado de apoyo concitará la Ley de Transición Energética y Cambio Climático, que pretende acelerar la descarbonización y la apuesta por fuentes renovables. Una de las más importantes de toda la legislatura saldrá adelante con el 'sí' del Ejecutivo de coalición de PNV y PSE-EE, pero también el de EH Bildu. La formación abertzale abona también en este terreno, en el que siempre ha marcado claras distancias con los jeltzales, su apuesta por el pragmatismo. Y todo pese a que la consejera Arantxa Tapia, artífice de esta iniciativa, es una de sus bestias negras.
El clima de entendimiento se puede extender a la otra norma pendiente: la reforma de la 'ley trans'. De hecho, se presentó de forma conjunta entre PNV, PSE-EE y Elkarrekin Podemos-IU, lo que facilita un acuerdo final. Independientemente de cuándo se convoquen las elecciones, el Parlamento no tendrá tiempo, en cambio, para completar una quinta iniciativa legislativa en tramitación. Por tercera legislatura consecutiva, la Ley de Transparencia decaerá y mantendrá a Euskadi como la única comunidad autónoma sin norma en esta materia.
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