La 'ley antipandemia' obtiene luz verde con escaso margen para su aplicación

PNV, PSE y Elkarrekin Podemos-IU, que llegaban con el primer gran acuerdo de la legislatura bajo el brazo, tuvieron que invertir bastante de su tiempo en tribuna para justificar la «necesidad» de esta ley. Un instrumento de medidas de contención contra la Covid-19 -no servirá frente a ninguna otra pandemia- que llega quince meses después del estallido de la crisis y en un momento en el que el patógeno parece estar en vías de extinción como resultado de la vacunación masiva. Paradoja que EH Bildu, PP+Cs y Vox, todos ellos en contra, exprimieron al máximo para poner en cuestión su utilidad.

En resumidas cuentas, el texto fija cinco niveles de riesgo epidemiológico con una serie de medidas aparejadas. Las más restrictivas, que afectan a derechos fundamentales, sólo serán aplicables bajo el estado de alarma. Y el resto, sobre las que el Gobierno vasco sí tiene potestad directa, cuando esté activa la declaración de emergencia sanitaria. Hoy por hoy dicho instrumento permanece en vigor, pero el lehendakari ya avanzó el pasado viernes su intención de deshacerse de él en «dos o tres semanas», por lo que el recorrido de la nueva norma se prevé muy corto.

Los partidos favorables a la proposición -sumaron 47 de los 75 asientos de la Cámara- se aferran al riesgo de rebrotes y a la aparición de nuevas variantes para mantener la norma en el congelador. «No podemos legislar según el día que nos ha salido, debemos estar preparadas», defendió Miren Gorrotxategi. La coalición morada no sólo quiso reivindicar la necesidad de la ley, sino también la del acuerdo al que ha llegado con el Ejecutivo autonómico y que rompe la dinámica parlamentaria de la legislatura: «El no por el no de poco sirve. Hay que negociar, debatir y ser constructivas».

Fue la escenificación de un hasta ahora desconocido clima de entendimiento que otorga a Elkarrekin Podemos-IU un rol protagonista y, del otro lado, un importante cartucho al Gabinete de Iñigo Urkullu para neutralizar las insistentes acusaciones de «rodillo» por su mayoría absoluta. PNV y PSE no ahorraron en loas a la entente de izquierdas por haber «entendido» la disposición a acordar mejoras y no «enmiendas a la totalidad encubiertas que desdibujaran la ley» como pretendían EH Bildu y Vox, en opinión del socialista Ekain Rico.

Porque si para algo aprovecharon los partidos del Gobierno el cruce de reproches con la oposición fue para equiparar a la formación abertzale con la de extrema derecha, al menos en su actitud. «Han decidido liderar ese estilo opositor aquí en Euskadi con quienes la traen muy aprendida ya. No tienen más que mirar con quiénes se van a oponer a esta ley», deslizó el jeltzale Luis Javier Telleria, quien agradeció en cambio la «posición proactiva» de PP+Cs pese al desacuerdo ya que en su caso no sugirieron «cosas raras».

EH Bildu no quiso darse por aludida y se limitó a criticar una norma «desfasada y superada». «Nace muerta», planteó Rebeka Ubera, convencida de que la tramitación ha sido un «reflejo» de la gestión de la pandemia. «Tanto correr para nada», agregó Laura Garrido (PP+Cs), quien dudó de su efectividad. Por último, Amaia Martínez (Vox) reiteró su intención de recurrirla ante el Tribunal Constitucional.