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Nacionalistas y socialistas gobiernan juntos las principales instituciones vascas desde hace ya unos cuantos años. La comunicación de la cohesión de la pareja ha sido un éxito total y la atmósfera que han construido alrededor de sus distintas coaliciones transmite paz, armonía y visión compartida ... a todos los niveles. Los desacuerdos están pactados con la normalidad de una separación de bienes y la opinión pública percibe tanta unión que a veces se olvida de que en las principales instituciones vascas gobiernan dos partidos diferentes.
Las dos formaciones también juegan en el mismo equipo en el marco estatal desde que el PNV abandonó al Partido Popular y se sumó al bloque de los partidos progresistas que sostienen al Gobierno de Pedro Sánchez desde la moción de censura a Mariano Rajoy. En cambio, en este nivel su relación está llena de ruido, de peleas teatralizadas, de desprecios y acusaciones, de poca confianza y de reclamaciones públicas cíclicas contra una de las partes. Aquí el ruido está generado de forma asimétrica y casi siempre es el PNV el que quiere distanciarse y señalar públicamente las debilidades del partido al que ayuda para que pueda gobernar.
El lehendakari contribuye a la estrategia de su partido de responsabilizar al Gobierno central en cada una de las sucesivas olas de la pandemia generando una tensión institucional artificial que es beneficiosa para los intereses electorales de su partido, y que coloca en una posición complicada a su leal socio en las instituciones vascas cada vez que despliega el teatrillo de las limitaciones del autogobierno para luchar contra la pandemia. El PNV hace todo lo posible para que nadie le identifique con el PSOE de Pedro Sánchez, mientras el PSE hace todo lo posible para que no salgan al exterior sus desavenencias con su socio de gobierno.
El ruido resulta demasiado exagerado para resultar creíble y no ayuda a solucionar los problemas de los ciudadanos. La quinta ola joven de la pandemia no se va a parar exigiendo una cogobernanza real y efectiva. Se echa de menos prudencia, mesura y argumentos constructivos y positivos.
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