Salvador Illa se entrevistó con el papa Francisco en el Vaticano el pasado mes de marzo. Efe

El Padrenuestro de Salvador Illa

El presidente socialista de la Generalitat de Catalunya combina la acción política con sus creencias religiosas

Viernes, 16 de agosto 2024, 09:55

'Parenostre, que esteu en el cel, sigui santificat vostre nom'. Acabada la reunión de apoyo de los cristianos socialistas catalanes a la candidatura de Salvador Illa, en la que se presentó un manifiesto de 150 personalidades cristianas, el ahora president reza el Padrenuestro y ... se hace la señal de la cruz, una liturgia que no le es extraña pues frecuenta la misa dominical en su parroquia de La Roca del Vallés, la localidad barcelonesa en la que reside junto a su hija y su mujer, Marta Estruch, con la que comparte su fe católica y su admiración con el pontificado del papa Francisco.

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En ese foro, Illa aseguró que «los cristianos vemos al resto de la sociedad como hermanos. Tenemos que encontrar puntos en común con el otro», defendió, tras sacar lecciones de la pasada pandemia, que le tocó lidiar como ministro de Sanidad: «Nada se soluciona de forma, individual, sino con una dimensión comunitaria. Y los cristianos sabemos mucho de hacer comunidad», exhibió, en referencia a su misión de pacificar Cataluña sin dejar a nadie atrás. Su campaña pivotó sobre el lema 'Unir y servir', en el que algunos han creído ver una impronta ignaciana, cuando el fundador de los jesuitas predicaba 'amar y servir' en sus Ejercicios Espirituales.

No presume de cristiano, como si fuera un sello de calidad que te sitúa por encima de los demás, pero tampoco lo esconde ni le causa complejos. Sí es un compromiso moral que acompaña su fe en su acción política. En su discurso de investidura, primero, y en la presentación de su equipo de gobierno, en el que figuran reconocidos democristianos como Ramón Espadaler (de la antigua Unió), reivindicó los valores socialdemócratas y de humanismo cristiano, un guiño a las dos grandes fuerzas que construyeron Europa. No oculta el ideario de sus creencias.

De hecho, por esa misma razón, por ser un católico convencido, Cristianos Socialistas le concedió hace dos años el premio Fernando de los Ríos, en memoria de una de las grandes figuras del PSOE de la Segunda República (junto a Prieto, Besteiro y Largo Caballero), constructor del Estado laico y protagonista de una acción política vertebrada por un sentido humanista del socialismo. En esa misma corriente ha venido compartiendo un grupo de WhatsApp, en el que sus miembros intercambian oraciones y reflexiones religiosas y sociopolíticas, aunque se trata de un foro más espiritual que ideológico.

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Salvador Illa se formó en la Escola Pía de Granollers, centro concertado de inspiración católica gestionado por los escolapios, que le inocularon el valor del voluntariado en favor de los más necesitados. Algunos de los padres y profesores han sido luego sus confidentes y mentores en momentos de turbulencia política, como el sacerdote 'Tano' Gaieta de Casacuberta, activista de la Pastoral Obrera con un fuerte compromiso catalanista. Ha ejercido como profesor asociado de Economía en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna de la Universidad Ramón Lull, dependiente del arzobispado de Barcelona. El decano fue el exdiputado Pipo Carbonell, muy amigo de Illa y referente de los cristianos socialistas, que ahora preside el patronato de la institución.

De hecho, tiene muy buena relación con el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, presidente de los obispos españoles. El cardenal, con el que se ha reunido en alguna ocasión en su localidad natal de Cretas (Teruel), es su llave de entrada en el Vaticano, donde es miembro de algunos influyentes 'ministerios' y del consejo que asesora al papa Francisco en el gobierno de la Iglesia. Funcionó para que el pontífice le concediera una audiencia privada, junto a su esposa, justo cuando se firmó el acuerdo sobre la amnistía. También ha compartido mesa y mantel con la comunidad benedictina de la abadía de Montserrat, tan vinculada al nacimiento de la extinta Convergencia.

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Los Archivos Secretos

A esto hay que sumar que, en Cataluña, donde política y religión han conformado su identidad en una magma cultural, no son pocos quienes han abrazado la política desde un ideario cristiano, aunque con coordenadas distintas. Es el caso de Oriol Junqueras, líder de ERC, que frecuentó los Archivos Secretos del Vaticano, donde coincidió con Benedicto XVI, para elaborar su tesis doctoral, y se pasó su encarcelamiento devorando el 'Magníficat'. También es llamativa la trayectoria de Carles Puigdemont, a quien el abad emérito del Poblet, Maur Esteva, le vaticinó que sería «un buen president de la Generalitat», cuando el joven periodista buscaba reflexión y sosiego en el claustro del monasterio. El expresident prófugo, al que también se concede el marchamo de 'humanista cristiano', mamó el nacionalismo en Girona, pastoreada entonces por monseñor Francesc Pardo, que se pronunció a favor del derecho a decidir. El Vaticano ha nombrado ahora obispo de Girona al que era abad del Poblet, Octavi Vilá, una decisión saludada por Puigdemont: «Agradezco al Papa que haya hecho una elección inteligente y sensible con la diócesis de Girona», escribió en la red social X.

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