David Guadilla
Jueves, 21 de diciembre 2023, 01:17
PNV y PP cerraron ayer en Álava un pacto cuyo eje más destacado es la fiscalidad, pero cuyo alcance va mucho más allá porque reabre la vía de los acuerdos entre jeltzales y populares y evidencia que la formación liderada por Javier de Andrés quiere ... demostrar su capacidad de influencia. La consecuencia más práctica de este acercamiento es que los residentes en el territorio podrán deflactar un 2,5% en el IRPF. Pero no solo eso. Porque en el plano político puede ayudar a evitar la desarmornización fiscal en Euskadi y mueve el juego de alianzas a escasos meses de las elecciones autonómicas y con mayorías institucionales en algunos casos muy frágiles o insuficientes.
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Para entender el alcance de lo ocurrido este miércoles primero hay que retroceder a mayo. Las elecciones ofrecieron un mapa fragmentado en el que PNV y PSE cuentan con mayoría absoluta en Bizkaia, pero no en Álava y en Gipuzkoa, donde los socios de gobierno deben contar con la oposición para aprobar las normas forales y los Presupuestos. El siguiente episodio se vivió a finales de octubre, cuando el Consejo Vasco de Finanzas acordó implantar una deflactación del 2,5%.
Con esos dos ingredientes sobre la mesa, el resultado ha sido desigual en los tres territorios. En Bizkaia no ha habido problemas para el Ejecutivo de Elixabete Etxanobe, pero para Eider Mendoza y Ramiro González todo está siendo más complicado. Los dos han sido incapaces de aprobar sus Presupuestos y a los dos les faltaban apoyos para sacar adelante una deflactación que permitiría a los vascos ahorrarse alrededor de 100 millones en 2024. De hecho, todo parecía entrar en un callejón sin salida después de que la semana pasada la oposición tumbase las Cuentas forales en Álava y este mismo lunes pasase lo mismo en Gipuzkoa.
Pero PNV y PP dieron ayer un golpe de efecto. Tras unas intensas negociaciones lideradas por el diputado general e Iñaki Oyarzabal, presidente del PP alavés, se abrió una vía de entendimiento. Aunque los populares apostaban por elevar la deflactación hasta el 3%, al final aceptaron rebajar sus expectativas a cambio de impulsar medidas para los emprendedores, los colectivos más vulnerables y el desarrollo rural. De hecho, entre las iniciativas incluidas está la de duplicar las deducciones a los alaveses que viven en núcleos de menos de 500 habitantes para paliar los efectos de la despoblación.
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Pero más allá del contenido concreto del texto, lo que hace el acuerdo es reabrir una vía que llevaba cerrada desde hace años. Para encontrar algo similar habría que remontarse a 2017, cuando ambas partes cerraron un pacto también vinculado con la fiscalidad y que incluía la rebaja del tipo general del Impuesto de Sociedades, que pasaba del 28% al 24%. El PP de Alfonso Alonso permitía que los Presupuestos del Gobierno vasco –entonces en minoría– saliesen adelante, cuando los jeltzales alcanzaban acuerdos con el Ejecutivo de Mariano Rajoy... Hasta que a finales de mayo llegó la moción de censura de Pedro Sánchez y las relaciones entre Sabin Etxea y Génova saltaron por los aires.
Pero la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP ha ido mejorando el clima. A eso hay que sumar que la estrategia de De Andrés pasa por demostrar la capacidad de influencia de los populares vascos. Demostrar su utilidad. Y es en la situación de minoría en la que se encuentran los ejecutivos forales del PNV y PSE en Álava y Gipuzkoa donde creen que pueden sacar petróleo.
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Esperar a enero
El acuerdo alcanzado ayer puede evitar también la temida desarmonización fiscal en Euskadi. Con el 2,5% pactado este miércoles está garantizado que los residentes en Bizkaia y Álava pagarán el mismo porcentaje del IRPF en los dos territorios. Queda por saber lo que sucederá en Gipuzkoa.
Fuentes de la Diputación de este territorio recalcan que el Consejo de Gobierno de la semana que viene aprobará un decreto normativo de urgencia fiscal incluyendo la deflactación del 2,5%. Pero será en enero cuando las Juntas lo tengan que ratificar.Y, al menos a día de hoy, no hay acuerdo con los grupos de la oposición. Como en Álava, PNV y PSE no tienen mayoría absoluta y los votos del PP pueden volver a ser claves. De hecho, ya lo fueron para que Eider Mendoza fuese elegida diputada general tras unas elecciones ganadas por EH Bildu.
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