Pintada contra el vicepresidente segundo del Gobierno escrita en la carretera de acceso a Felgueras. J. C. ROMÁN

Iglesias denuncia el acoso a su familia y recibe el apoyo del resto del Gobierno

El vicepresidente señala a «la ultraderecha y sus medios» tras verse obligado a suspender sus vacaciones en Asturias por amenazas y pintadas

Martes, 18 de agosto 2020, 17:47

Aunque las discrepancias siguen aflorando casi a diario en el Gobierno de coalición, los miembros de PSOE y Unidas Podemos han encontrado una tregua al menos en el acoso sufrido por la familia de Pablo Iglesias. Representantes de ambas formaciones coincidieron ayer en mostrar ... su solidaridad al vicepresidente después de que se viera obligado a cancelar sus vacaciones en Asturias por las amenazas que sufrió al revelarse su paradero. El propio líder de Podemos lamentó que sus hijos tengan que soportar «las consecuencias del compromiso y tareas políticas de sus padres».

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El vicepresidente y su pareja, la ministra Irene Montero, pasaban unos días de descanso junto a sus tres hijos en la localidad asturiana de Lena invitados por el secretario general del PCE, Enrique Santiago. Su llegada pronto rompió la calma del pueblo, donde la noticia corrió como la pólvora hasta que varios medios de comunicación regionales se hicieron eco de ella. Usuarios de las redes sociales concretaron la ubicación exacta y, amparados en el anonimato, incitaron a realizar escraches ante la casa.

Unidas Podemos denuncia la «permisividad» de las Fuerzas de Seguridad y el Poder Judicial

La aparición de pintadas, la presencia de personas alrededor del lugar y las amenazas vertidas en las redes sociales acabaron por aconsejar la suspensión de su estancia. Ayer Iglesias rompió su silencio en Twitter para señalar a «la extrema derecha y ciertos medios» como instigadores de la campaña de acoso contra su familia. «Lo que hacen es grave, pero hay que poner cada cosa en su contexto. Hay gente que ha pagado con su libertad, con su vida o con torturas defender sus ideas y hacer política. No es nuestro caso», afirmó negando cualquier clase de «victimismo».

El vicepresidente segundo del Gobierno agradeció el trabajo a los policías que velaron por su seguridad y a «todos los que no se dejan intimidar por la ultraderecha y sus medios». «Su odio y sus amenazas no frenarán nuestro trabajo», concluyó. Compañeros del Ejecutivo como la ministra de Defensa, Margarita Robles, se solidarizaron con él porque «los escraches son malos se hagan a quien se hagan». La presidenta del Congreso, la también socialista Meritxell Batet, condenó el acoso por corresponder a «actitudes que no son admisibles en democracia».

Entre los compañeros de filas de Iglesias y Montero se sucedieron igualmente las muestras de solidaridad, aunque también hubo quien apuntó a otras instancias. Fue precisamente Enrique Santiago, diputado de Unidas Podemos y dueño de la casa en la que se alojó la familia, quien denunció la «permisividad» de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el Poder Judicial. «Se le da un trato de protestas diarias cuando no hace falta ser muy inteligente para saber que es un plan sistemático y organizado de coacción, acoso e instigación a la violencia», expuso.

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