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Pello Otxandiano presentó su candidatura a lehendakari convencido de que es necesaria una «transformación nacional», considerando prioritario abordar de forma inmediata el debate sobre el «nuevo estatus jurídico-político» y queriendo meter presión a Imanol Pradales para que dé un vuelco al actual nivel de ... un autogobierno que ahora está «erosionado» y «mutilado», recuperando el acuerdo de bases firmado con los jeltzales en 2018. El representante de EH Bildu defendió la necesidad de alcanzar «acuerdos de país», pero también marcó sus propios límites. Porque esos consensos no deben ser un «fin en sí mismo», sino «el medio para avanzar en la construcción social y nacional de nuestro país».
Con un discurso al que quiso dotar de un importante tono institucional, Otxandiano recalcó que hay «mimbres» para lograr un «suelo común» con varios «espacios de encuentro». Pero a lo largo de sus dos intervenciones estableció una clara línea a seguir. «¿Podemos establecer como primer pilar sobre el que construir un proyecto de país el hecho de que el pueblo vasco manifiesta una identidad nacional diferenciada que debe ser reconocida y respetada a todos sus efectos?», se preguntó.
Consciente de que las opciones de que fuese elegido lehendakari eran nulas al contar solo con el apoyo de EH Bildu, Otxandiano se centró en tratar de ofrecer la imagen de un candidato sólido, una alternativa al Ejecutivo del PNV y PSE. Con constantes apelaciones al diálogo y a los grandes acuerdos «de país», tendió la mano a Imanol Pradales, al que, en todo caso, también lanzó algunos reproches. Por ejemplo, el no haber dado a conocer su programa de gobierno antes del pleno.
El representante de EH Bildu recalcó que no quería ofrecer ningún «diagnóstico catastrofista» y que su coalición «no está organizando ningún tipo de complot», pero que consideraba que el candidato del PNV estaba ofreciendo un discurso que caía en la «autocomplacencia». «Necesitamos un revulsivo», afirmó Otxandiano, quien se esforzó en tratar de buscar las contradicciones jeltzales. Sobre todo, en lo relacionado con el autogobierno.
Punto de partida, 2018
Otxandiano dejó claro que uno de los principales objetivos de su grupo será «abordar el debate sobre un nuevo estatus jurídico-político después de tres legislaturas dando vueltas en una rotonda». De hecho, la discusión sobre el autogobierno se retomará en otoño. EH Bildu quiere reactivar la ponencia que quedó paralizada hace cuatro años y recuperar el acuerdo de bases firmado con el PNV en 2018. Un texto de marcado tono soberanista rechazado por el PSE que, sin embargo, Otxandiano ve como un «punto de partida».
La filosofía que defiende EH Bildu se resume en esta frase: «El problema nacional de Euskal Herria es consecuencia de un conflicto de carácter histórico y de naturaleza política, como se decía en tiempos de Lizarra. Empezar a resolverlo comienza por entender primero y reconocer después nuestra condición de nación y por consiguiente respetar nuestros derechos nacionales».
Otxandiano metió presión al PNV: «Este Parlamento cuenta con una mayoría soberanista sin precedentes en su historia. Si no es ahora, ¿cuándo?». Y ensalzó la figura de Juan José Ibarretxe. «Su legado –en alusión a su plan soberanista– tiene que estar presente esta legislatura. Supongo que el PNV estará de acuerdo».
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