La oposición lamenta la «falta de ambición» de Urkullu mientras PNV y PSE marcan perfil

A diferencia de sesiones anteriores, Egibar evitó el discurso soberanista. Aplaudió la defensa del autogobierno que había hecho el lehendakari y aludió a las negociaciones que se están abriendo en el Congreso entre Pedro Sánchez y las formaciones nacionalistas.

El dirigente jeltzale subrayó que «nadie más» que Euskadi y Cataluña dan la mayoría al líder del PSOE para ser investido presidente, las «naciones históricas en las que existe un problema que hay que resolver». Egibar pidió aceptar «las realidades nacionales y los ámbitos de decisión», y respecto al cumplimiento íntegro del Estatuto, recordó que se trata de «un pacto que crea obligaciones y derechos». A partir de ahí, subrayó que la relación entre el Estado y Euskadi se tiene que desarrollar «de otra manera». Habló de fiscalidad, de la invasión de Ucrania –«los ucranianos tienen que ganar la guerra»– y de la necesidad de dimensionar un sector público que «debe ser competitivo». También elogió la calidad de los servicios públicos vascos y aseguró que la situación económica «es buena y está controlada». «Existen problemas que hay que resolver, pero no se puede caer en el tremendismo».

Sin embargo, las mayores cargas de profundidad las lanzó contra EH Bildu, a la que acusó de caer en el «adanismo» y de utilizar el «agit prop» creando «la sensación de decadencia de los servicios públicos». Egibar sostuvo que la coalición liderada por Arnaldo Otegi se dedica a «echar más leña al fuego» y cuestionó su sinceridad a la hora de distanciarse de las actitudes violentas. «¿Qué tipo de autocrítica es decir eso de 'si nuestras expresiones han podido causar dolor'? ¿En condicional? ¿Cómo Rubiales?», en alusión al recién dimitido presidente de la Federación Española de Fútbol.

Egibar también recordó el Pacto de Lizarra, firmado por él mismo hace justo 25 años. El portavoz del PNV aseguró que se trataba de un acuerdo que «no iba contra nadie», que «tuvo su momento» y que fue ETA la que «lo dinamitó».

EH Bildu aprovechó que el lehendakari ha resucitado el debate sobre el modelo territorial para llamarle a hacerse valer del «momento histórico» que, a su juicio, pone sobre la mesa el resultado de las generales de julio para que se aborde la cuestión de la territorialidad con el Gobierno central «con ambición». Pero antes, «hay que llegar a un acuerdo en Euskadi que va más allá de las paredes de este Parlamento», le planteó Nerea Kortajarena, portavoz de la coalición independentista.

Kortajarena reclamó la soberanía para hacer frente a «problemas de época», y en el camino llamó al PNV a trenzar «acuerdos de país» y a que «si hay una mayoría que apuesta por la plurinacionalidad se vuelva a hablar de la plurinacionalidad.

La portavoz de EH Bildu achacó al lehendakari un discurso «falto de ambición» en el que demostró que «quitando lo malo todo está bien, así que todo seguirá igual». Dibujó un panorama en el que «los problemas estructurales y el malestar social se están acumulando», y lamentó además que el Gobierno carezca de «una misión clara en busca de la eficiencia política y visión para aplicar políticas transformadoras».

Ante un Urkullu que EH Bildu considera «desconectado de los problemas que existen en 2023», Kortajarena advirtió que la situación, especialmente el «deterioro» de algunos servicios públicos, no permite «estar esperando al PNV» así que ofreció a su formación para «corresponsabilizarse» e incluso «tomar el liderazgo desde la oposición».

Defensa del autogobierno y de la gestión de sus departamentos, críticas al lehendakari y al PNV pero sin querer erosionar los gobiernos de coalición y duros ataques a EH Bildu. Eneko Andueza quiso reforzar su papel de alternativa a Iñigo Urkullu con un discurso en que puso en valor los objetivos alcanzados gracias al PSE. Entre ellos, las políticas de vivienda gracias a una ley aprobada en 2015 «contra la que votaron entonces usted y su partido y que ahora pondera», le recordó Andueza al lehendakari. «No es tiempo de que se pongan medallas los que cargaron con dureza hace ocho años», afirmó el líder del PSE, quien también aludió al recurso presentado por el Gobierno vasco -con el rechazo de los consejeros socialistas- contra la normativa estatal. «Coloca a algunos en el lado de las comunidades del PP».

Andueza habló de diferentes «retos», del demográfico, del cambio climático, de la educación, de la situación de Osakidetza... Y también de autogobierno. Fue ahí donde Andueza marcó más diferencias respecto a su socio de Gobierno. Frente al discurso del lehendakari, el líder del PSE recalcó que «el autogobierno no está en peligro» y cargó contra la propuesta de convención constitucional. «Fijar como objetivo una reinterpretación de la Constitución con el trasfondo del derecho de autodeterminación no es un objetivo que podamos compartir», añadió.

El dirigente socialista recalcó que su partido rechaza «el objetivo de un «modelo confederal». «Hace ya una legislatura que por tratar de primar los intereses nacionalistas frustraron la aprobación de un nuevo Estatuto que nos vendría muy bien para la asunción de algunas competencias pendientes», afirmó Andueza. Habló de «pluralidad» y subrayó que «no es riguroso hablar de autogobierno erosionado, víctima de centralismos que únicamente están su imaginario».

Pero Andueza también reservó parte de su intervención para cargar contra EH Bildu, uno de los socios más leales de Pedro Sánchez, y reclamar «un posicionamiento claro ante un pasado que nunca debió ser así». «Algunos han avanzado demasiado poco, y lo lamento», afirmó el líder del PSE, quien no se quedó ahí. «La exhibición de fotos de terroristas o la resistencia a admitir que estuvo mal no hacen sino demostrar que todo ese sufrimiento que se comprometieron a mitigar en aquella Declaración de Aiete no era más que papel mojado y palabrería».

Los portavoces de Elkarrekin Podemos-IU se mostraron sorprendidos por la «autocomplacencia» expresada por el lehendakari en su discurso, y de la falta de «propuestas nuevas y concretas», cuando «la ciudadanía está lanzando avisos claros» al PNV en los recientes procesos electorales de que el modelo actual «no funciona». «Lo que hay que hacer», reivindicaron, «es cambiar de rumbo, no solo de siglas, para no profundizar en la inercia y evitar que los problemas que afectan a Euskadi se cronifiquen».

Ante los problemas que afectan, por ejemplo, a Osakidetza «por el bajón de calidad», la portavoz parlamentaria de la coalición, Miren Gorrotxategi, lamentó que la respuesta del lehendakari haya sido «vanagloriarse de supuestos éxitos» en su diagnóstico y prometer «las mismas políticas que hasta ahora». Y volvió a mentar los resultados de las últimas municipales para recordar al PNV que «cada vez necesita al PP (para gobernar) en más sitios».

Aunque, igual que al inicio del mandato, Gorrotxategi volvió a tender la mano a los partidos del Gobierno para alcanzar acuerdos, mostró muy crítica con la gestión de temas centrales para la coalición. Frente a las palabras de Urkullu situando la crisis demográfica y la emancipación juvenil como grandes metas, recordó los recursos presentados por el PNV contra la Ley de Vivienda. «Ustedes agitan el autogobierno contra las políticas progresistas», lamentó.

También tomó la palabra Jon Hernández, secretario general del Partido Comunista de Euskadi. Del mismo modo que Gorrotxategi, durante su intervención puso especial énfasis en la situación que, a juicio de Elkarrekin Podemos-IU, vive la negociación de la reforma educativa. Hernández fue contundente en el asunto. Dio por «muerta» la nueva Ley de Educación cuando aún se está tramitando y mostró la voluntad de su partido por «enterrarla» debido a que «perpetúa y ahonda en un modelo que socava la igualdad y mantiene centros privados sobrefinanciados con dinero público».

Carlos Iturgaiz aprovechó su intervención en el Parlamento para lanzar una moción de censura global contra la gestión de Iñigo Urkullu. Tanto por las formas como por el fondo. El presidente del PP vasco no se olvidó de nada. Criticó lo que consideró «soberbia institucional» del PNV, denunció sus pactos con EH Bildu y con Sánchez, los problemas en Osakidetza y la Ertzaintza y puso sobre la mesa el 'caso De Miguel'. «Ha sido el colmo porque hemos visto a su Gobierno acudir en auxilio de sus corruptos».

Iturgaiz lanzó un discurso sin matices. «Le hemos tendido la mano en todo momento, pero usted siempre la ha evitado al disponer de mayoría cómoda. Debería haber primado más el interés de los ciudadanos antes que la pura aritmética de la Cámara», sostuvo el presidente de los populares vascos.

Iturgaiz aseguró que el PNV se siente «inmune» frente «a la incapacidad, la ineficacia o incluso la corrupción, una altanería que le ha llevado al enfrentamiento con diferentes sectores sociales e institucionales». El líder del PP habló de «un sentido de propiedad del país» y criticó la «última ocurrencia» de Urkullu, la «convención constitucional» con la que busca, a su juicio, «pescar» en los caladeros de EH Bildu y satisfacer «los delirios» nacionalistas». En tono irónico, señaló: «Usted sí que entiende a los vascos, no les preocupa la sanidad, ni la educación ni la falta de vivienda ni la seguridad. Nuestro problema es que no somos una nación vasca. Ahí radican todos nuestros males».

Iturgaiz criticó la labor de Urkullu en todos los frentes y volvió a exigir una rebaja en los impuestos. «Lo están haciendo otras comunidades. Hay margen para una reforma fiscal. Más dinero en manos de las familias, autónomos y empresas», zanjó el líder del PP vasco, quien denunció el «servilismo» con Sánchez y abogó por abrir un nuevo escenario: el de los pactos entre el PNV y el PP. «Supere sus miedos», instó al lehendakari.

Aunque aún quedan varios meses de legislatura Vox la dio por finiquitada. Para su portavoz el discurso del lehendakari se centro en «mirar por el retrovisor» y «dar el pistoletazo de salida» a la campaña electoral. Un mandato en el que Urkullu y su equipo «están usando el comodín de la pandemia y de la guerra para ocultar su mala gestión», criticó Amaya Martínez.

Igual que la otra formación que compone el Grupo Mixto, la representante de Vox aprovechó el grueso de su intervención para lamentar que uno de los grandes hándicaps del Ejecutivo PNV-PSE esta legislatura ha sido la utilización de recursos, en alusión a las diferentes crisis abiertas en áreas como Osakidetza y la Ertzaintza. «No es que falte dinero para estas cosas, es que lo utilizan mal», aseguró la representante de Vox.

Martínez también lamentó que se use el euskera «como herramienta para diferenciar vascos» y aseguró que el planteamiento de Urkullu para reformar el modelo territorial es «una estafa masiva a los españoles de un grupo que quiere decidir todo ellos solos».

Tras su ruptura con el PP, el portavoz de Cs participaba por primera vez con voz propia en el debate de Política General. José Manuel Gil consideró que el lehendakari pronunció un discurso «sin ilusión» y advirtió de que Euskadi está «viviendo de las rentas» y «sin rumbo» por las «recetas fallidas del nacionalismo». Entre ellas, «la imposición del euskera en el colegio y la administración, un modelo que no vale en un mundo globalizado».

Gil lamentó que el PIB y la creación de empresas «estén decayendo» y «el claro deterioro de los servicios públicos que se ha puesto de manifiesto esta legislatura». Una situación «muy alejada del triunfalismo del PNV».