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«Tenemos por fin la oportunidad histórica de construir una Euskadi sin sus ancestrales odios internos», ha proclamado en Vitoria Denis Itxaso en su toma de posesión como delegado del Gobierno, en sustitución de Jesús Loza. Ha sido el corolario de un discurso denso ... y cargado de profundidad en el que ha subrayado la importancia de consolidar paso a paso la convivencia democrática para establecer las bases que permitan avanzar hacia un porvenir próspero y en paz en el País Vasco.
En presencia de personalidades de los ámbitos institucional, político, social, cultural, académico y económico, y con la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, como representante del Ejecutivo de Pedro Sánchez, Itxaso ha utilizado primero el euskera y después el castellano para prometer su defensa de la Constitución y asumir sus nuevas funciones. Su intervención también ha sido bilingüe.
Ha sido un gesto cargado de simbolismo, por un doble motivo: transmitir «naturalidad y normalización» en el uso de la lengua vasca por parte de las instituciones del Estado y remarcar el cambio de perfil que ha buscado el Gobierno con su nombramiento al elegir a una persona euskaldun y que pueda conectar más fácil con las nuevas generaciones.
«Los tiempos en los que tristemente algunos se empeñaron en que el idioma y la cultura fuesen muros de división y enfrentamiento son, felizmente, tiempos del pasado. Incorporar el euskera y la cultura vasca en sentido amplio al ámbito de la gestión, la dinámica y la presencia pública de la Delegación es un objetivo importante porque es también la manera de reflejar y representar más fielmente la realidad de la sociedad vasca actual», ha subrayado.
Firme defensor del pacto entre diferentes y del diálogo como el principal instrumento para hacer política y empatizar con otras ideas aunque no sean las tuyas, Denis Itxaso ha asegurado que, «afortunadamente, el laberinto vasco es más cosa del pasado que del presente». El delegado no ha querido dibujar una Euskadi «idílica y sin problemas», pero sí la ha definido como «un territorio de futuro, emprendedor y lleno de oportunidades».
Un bienestar que, según ha declarado, no hubiera sido posible sin la labor activa «de numerosas y numerosos ciudadanas y ciudadanos que fueron resistentes en los años duros (del terrorismo de ETA) y que merecen un sentido homenaje de afecto y reconocimiento público». «Una resistencia -ha añadido- en la que muchos dieron incluso su vida».
Tras rendir tributo a las víctimas de la violencia, el representante del Ejecutivo central se ha detenido en lo que ha tildado como la «clave de bóveda» del camino que inició la sociedad vasca tras la «derrota» del terrorismo y la desaparición de la banda. «El desafío más importante al que nos enfrentamos es la construcción de una convivencia democrática, afianzada en la memoria y en la deslegitimación de la violencia«, ha manifestado.
En su opinión, no se trata de "autoflagelarse», sino «de poder mirarnos al espejo y pensar honestamente si hicimos o no lo necesario para evitar que la metástasis de la intransigencia y el fanatismo terrorista se extendiese, si hacemos hoy lo suficiente para que no vuelva a repetirse, para reconocer la injusticia cometida hacia las víctimas, para que nuestros jóvenes conozcan que no hubo motivos». Itxaso ha apostado en su discurso por mirar al negro pasado con el objetivo de sellar los valores democráticos del presente y reforzarlos de cara al futuro.
En ese sentido, ha incidido en que el País Vasco vive un momento de estabilidad y colaboración «que tiene su base más firme en el consenso». «Hoy una gran mayoría social ha asumido que la convivencia y el bienestar sólo pueden construirse desde el diálogo entre diferentes y que de la Euskadi del enfrentamiento no es posible esperar progreso para nadie«. «La derrota del terrorismo nos ha demostrado a todos que la Euskadi del pacto y del acuerdo es infinitamente mejor, que es posible defender proyectos políticos distintos, convivir democráticamente y avanzar un futuro basado en el respeto», ha afirmado, antes de añadir: «La pluralidad vasca, amenazada durante tantos años por el terror y la intransigencia, es la gran triunfadora».
En este contexto, el delegado ha señalado que «el proyecto de la España inclusiva y moderna de la Constitución, la que reconoce a sus nacionalidades y regiones, la que consagra el Concierto Económico y el actual régimen de autogobierno del Estatuto de Gernika, ha sido un éxito histórico colectivo». A su juicio, el espíritu que preside la nueva etapa abierta en Euskadi se ha concretado en el clima de diálogo que se mantiene con el Gobierno vasco, «con el que se acaba de firmar el acuerdo para abordar un exigente calendario de negociaciones en torno a las competencias pendientes del Estatuto». «Pactos -ha insistido- que son la materia prima con la que se construye la confianza, indispensable para seguir colaborando y trabajando juntos. Euskadi tiene un aliado inmejorable en el Gobierno de España».
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