El frontón municipal de Berango acoge un multitudinario ongi etorri

La Asociación de Municipios Vascos (Eudel) pidió explícitamente a los consistorios el año pasado que no cedieran instalaciones públicas para la celebración de estos homenajes, pero se celebró sin interrupciones. El Ayuntamiento de la localidad, gobernado por el PNV, asegura que la autorización se había otorgado a «una asociación cultural» para «un acto de bertsolaris», aunque había constancia de que se iba a convocar un recibimiento en el pueblo al menos desde el pasado miércoles.

Se trata del primer ongi etorri del año, y vuelve a evidenciar la división que existe dentro de la izquierda abertzale. Los disidentes, varios colectivos que no comparten la estrategia oficial en torno al final de la violencia, fueron los responsables de convocar el acto a través de las redes sociales lanzando un pulso a Sortu. Portavoces de la formación tuvieron que anunciar el pasado jueves que se desmarcaban del homenaje tras fracasar sus intentos para que no se celebrara. Puede que fuera esa presión la que llevó a los organizadores a trasladar el homenaje al frontón.

Aunque no todo ocurrió dentro de las instalaciones deportivas. Hubo una kalejira, se instalaron bafles en la plaza de Berango y numerosas pancarta dando la bienvenida a Aginaga. Cuando llegó a Berango los actos se trasladaron al frontón, donde se cubrieron los cristales con papeles para que no se viera el interior, y se pidió discreción a los asistentes. «Que no veamos ni un puto móvil», exigía la organización.

El acto contradice la línea marcada por la izquierda abertzale el pasado otoño. Primero llegó la declaración de Aiete, en la que los secretarios generales de Sortu y EH Bildu, Arkaitz Rodríguez y Arnaldo Otegi, lamentaron «el dolor» de las víctimas de ETA y se comprometieron a «aliviar el daño causado». Después el colectivo de presos (EPPK) emitió un histórico comunicado secundado la tesis de la izquierda abertzale oficial y solicitando que no se organizaran más 'ongi etorris' públicos.

El consenso duró apenas unas semanas. El pasado 23 de diciembre se organizó en Pamplona un recibimiento a Ignacio Martín Etxebarria, 'Mortadelo'. Había sido condenado en 1992 por asesinar en Madrid a cinco militares y al hijo de un guardia civil. Bildu y Sortu tuvieron que advertir por primera vez que la convocatoria no contaba con su respaldo, igual que volvieron a hacer en el caso de Berango.

Los convocantes plantearon el ongi etorri como un acto de «demostración de fuerza» y «combate» frente «al Estado y a quienes han claudicado ante el mismo y han abandonado la lucha», en alusión a la izquierda abertzale oficial y al EPPK. Ibai Aginaga fue expulsado hace años del EPPK por no secundar su apuesta por las vías políticas y formaba parte del Movimiento por la Amnistía y contra la Represión (ATA), el núcleo duro de la disidencia, en torno al que se mueven varios colectivos, la mayoría juveniles.

La celebración del 'ongi etorri' fue criticada por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo que preside Consuelo Ordóñez. «Lamentablemente los etarras siguen causando fascinación en una parte de la sociedad vasca», escribió. «Un nuevo repugnante recibimiento gracias a un gesto hipócrita del PNV», lamentó el líder del PP vasco Carlos Iturgaiz. El delegado del Gobierno, Denis Itxaso, reprobó que se sigan produciendo homenajes «a quienes generaron tanto dolor» y exigió a la izquierda abertzale oficial «que su desmarque se traduzca en una denuncia explícita».