Imanol Pradales levanta el brazo de Andoni Ortuzar durante la noche electoral en Sabin Etxea. Ignacio Pérez
Opinión

¿Puede seguir Ortuzar al frente del PNV?

Nadie descarta en el partido que el presidente, al que se le suponía ya de salida, pueda reconsiderar su marcha tras unos resultados ni muy buenos ni muy malos que, en caso de relevo total en el EBB, podrían reabrir heridas internas

Domingo, 5 de mayo 2024, 00:59

Hasta hace sólo unos meses, sobre todo a raíz de la decisión de precipitar un «cambio generacional» con la designación de Imanol Pradales como candidato en sustitución de Urkullu, se daba por hecho que la salida del lehendakari en funciones empujaría, cual ficha de dominó, ... el relevo del actual Euzkadi buru batzar y de su presidente, Andoni Ortuzar, en el cargo desde enero de 2013. Tres mandatos consecutivos, ha sostenido siempre el burukide de Sanfuentes, son suficientes para dejar paso a caras nuevas. De hecho, ya cuando fue reelegido en diciembre de 2020 -en un momento de bonanza electoral pese a la pandemia que redondeaba una década de estabilidad y éxitos en las urnas- se daba por hecho que arrancaba el último período de Ortuzar al frente de Sabin Etxea y el epílogo de la provechosa bicefalia con Urkullu.

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Pero, llegado el momento, en el PNV todo son dudas. «Está todo abierto», responden invariablemente las fuentes consultadas en el partido. Las oficiales y las que no lo son. Nadie se atreve a hacer apuestas, pero cunde la impresión de que no sería descabellado -en absoluto- pensar en un cuarto mandato de Ortuzar, que cumplirá 62 años en julio. Precisamente, en torno a su cumpleaños o, a más tardar, en agosto, se espera que se dé luz verde al proceso interno para la renovación de la actual ejecutiva.

La convocatoria de la novena Asamblea General debe hacerse con seis meses de antelación y no se espera que, una vez conjurada la espada de Damocles de unas elecciones generales adelantadas en los próximos meses -salvo nuevo giro de guion sanchista-, se ralenticen los plazos. Los estatutos jeltzales dan manga ancha, pero no hay razón para pensar que el próximo EBB no se proclame a principios de 2025, en enero o febrero.

«Hasta que pasen las europeas no se va a mover nada», creen en el partido. Pero, ¿y después? De momento, Ortuzar y sus hombres fuertes (Joseba Aurrekoetxea y Koldo Mediavilla) ganan tiempo para seguir deshojando la margarita. Nadie duda de que si EH Bildu hubiese consumado el 'sorpasso' el 21-A y, sobre todo, si hubiese ganado las elecciones en votos, el presidente del PNV y su equipo no tendrían más remedio que enfilar la puerta de salida y asumir como propio el fracaso. También sería momento propicio para el relevo si la victoria sobre la izquierda abertzale hubiese sido incontestable, lo que colocaría la alfombra roja para una transición tranquila y para extender al partido el cambio drástico que se espera en el Gobierno, con un plantel de consejeros totalmente renovado arropando a Pradales.

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Pero el empate a 27 escaños con los de Otegi, aun ganando en votos, es un resultado lo suficientemente ambiguo como para reabrir viejas heridas internas si se emprende ahora un proceso para cambiar de arriba abajo los cuadros ejecutivos. «La pregunta no es si Ortuzar se va, sino para poner a quién. ¿Sería pacífico el relevo?», se pregunta un veterano jeltzale que las ha visto de todos los colores y sabe de los trabajosos acuerdos internos para mantener los equilibrios territoriales y preservar la paz interna labrada durante los últimos lustros como obra de orfebrería.

La pregunta no es ociosa. Los nombres que han sonado para suceder al líder del PNV -sobre todo, la actual presidenta del Bizkai buru batzar, Itxaso Atutxa (56 años), y el portavoz del grupo jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban (61) - no representarían, en puridad, un recambio generacional ni una apuesta a largo plazo. Tampoco hay garantías de que un relevo total, con alguien más joven pero con experiencia al frente -el nombre del exdiputado general vizcaíno Unai Rementeria también es carne de quinielas- no hiciese emerger voces descontentas con la «autocomplacencia» que, según entienden los más críticos, se desprende de la lectura que el EBB ha hecho de los resultados electorales. Ni tampoco que no se reabrieran recelos entre territorios, en un momento el que también deben renovarse las ejecutivas provinciales. Las críticas 'sotto voce' a los resultados del PNV guipuzcoano -que obtuvo el 21-A menos votos que en 2020 pese a que, en plena pandemia, la participación fue mucho menor y ha cedido a Bildu la primera plaza en 81 de los 88 municipios del territorio- han sido contestadas por Joseba Egibar reafirmando el pacto interno que alcanzó con Ortuzar, defendiendo con uñas y dientes la presidencia del Parlamento para Bakartxo Tejeria y situándola en la mesa de negociación con el PSE. «En estas circunstancias lo lógico es que se busque un candidato de consenso y Ortuzar lo es», apuntan en el PNV.

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El aludido ni confirma ni desmiente, pero se deja querer y en la ejecutiva deslizan que no ha habido varapalo electoral que exija sí o sí un revulsivo en forma de cambio de caras. En una entrevista con EL CORREO el pasado fin de semana, Ortuzar aseguraba que el veredicto de las urnas «reafirma» la orientación política del PNV y dejaba claro que los tiempos del Gobierno vasco no tienen por qué ser los mismos del partido. «Son dos entes autónomos completamente diferentes. De hecho, Arzalluz estuvo con dos lehendakaris distintos en un periodo de tiempo mucho más largo», dejó caer.

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