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Imanol Pradales y María Chivite, este miércoles en Pamplona. EP
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Opinión

Tenemos un problema

La patata caliente de Pradales con el TAV revela las lagunas de un modelo de país en el que las tensiones territoriales son parte del paisaje

Jueves, 5 de septiembre 2024, 00:01

Al lehendakari Pradales se le ha abierto un flanco incómodo nada más tomar posesión por donde menos se podía esperar, por su propio partido, el PNV, que, a fin de cuentas, es el que copa la mayor parte del poder institucional, al frente del Gobierno ... vasco y de las tres Diputaciones. Lejos de ser una ventaja para «tener una única voz como país en las grandes cuestiones» –un ruego que lanzó el jefe del Ejecutivo vasco en una entrevista en EL CORREO tras ser investido y que ahora se revela como profético–, la multiplicidad de intereses en juego y la magnitud del proyecto que se dirime, la conexión del TAV entre Euskadi y Navarra, ha acabado por hacer estallar las tensiones territoriales, la primera bomba política de su recién estrenado mandato.

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