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Los distintos referentes políticos e institucionales del PNV pugnan por acotar el terreno en puertas de que la ponencia de Autogobierno decida qué encargo concreto hace a los cinco juristas que compondrán la comisión redactora del nuevo Estatuto. Un día después de que el ... lehendakari Urkullu advirtiera de que jugar al «todo o nada» solo serviría para hacer fracasar la actualización del autogobierno e insistiera en reclamar una reforma consensuada y viable, el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, sentenció que las bases acordadas antes del verano por el PNV con EH Bildu -con aristas tan afiladas como la distinción entre ciudadanía y nacionalidad o la consulta habilitante- son irrenunciables. Resulta «imprescindible», apuntó Olano, que cualquier ampliación del pacto alcanzado por las dos fuerzas nacionalistas se haga «sin renunciar a los principios democráticos que sustentan esas bases», esencialmente el derecho a decidir.
El aldabonazo de Olano, hombre de la máxima confianza de Joseba Egibar, viene a enredar un poco más los prolegómenos de la puesta en marcha del grupo técnico que asumirá la compleja tarea de desbrozar las bases pactadas por PNV y EH Bildu y los votos particulares de PSE, Podemos y PP para plasmarlos, salvo cambios de última hora, en un texto jurídico articulado. El lehendakari aclaró el lunes que «como militante del PNV» está «cómodo» con los acuerdos suscritos con su partido, pero subrayó que su responsabilidad como máximo representante institucional de Euskadi es garantizar la pluralidad. Olano, el principal cargo público guipuzcoano y, como el lehendakari, también en coalición con el PSE, prefirió centrarse en cambio en subrayar la amplia mayoría de ciudadanos que en su territorio se declaran partidarios del derecho a decidir para presionar en contra de cualquier rebaja de las bases soberanistas. Un texto que, si no se pule para evitar que desborde la legalidad, está condenado a seguir el mismo camino que el plan Ibarretxe y ser despachado con un sonoro portazo en las Cortes Generales.
Pero, por lo visto este martes, el PNV guipuzcoano no está dispuesto a dar marcha atrás tan fácilmente en las tesis a las que Egibar logró dar carta de naturaleza en la ponencia, pese a la disconformidad del lehendakari y a que ni siquiera Sabin Etxea había llegado tan lejos en su propuesta inicial. No en vano, Olano aprovechó el arranque del curso político para marcar su posición «como diputado general» que, sorprendentemente, no fue contestada en público por sus socios del PSE y que achacó a una «discrepancia pactada» desde el principio con los socialistas guipuzcoanos.
El diputado general de Gipuzkoa rescató un Sociómetro hecho público por la Diputación en junio pasado que elevaba por encima de los dos tercios el porcentaje de población partidaria en el territorio de que Euskadi «decida su futuro». Por eso, argumentó, impedir que se siga avanzando «en los derechos democráticos vascos» no solo generaría «frustración» en la ciudadanía, sino que llevaría a un bloqueo «desde el punto de vista institucional». Olano replicó así a los argumentos del lehendakari, que reclama «ensanchar» los consensos para que la reforma del Estatuto pueda salir adelante en Madrid. Preguntado por esa posición de Urkullu, Olano se limitó a subrayar que «todos» los militantes y afiliados del PNV «tenemos muy claro cuál es el principio que sustenta este tiempo político, el principio del derecho que tiene el pueblo vasco a decidir su futuro» y su necesaria «institucionalización».
La consulta en clave soberanista es, por lo tanto, innegociable para el PNV guipuzcoano, lo que abre más incógnitas sobre el futuro de la reforma estatutaria y sobre la pugna interna que podría abrir en el seno del PNV. Porque igual que ha hecho Andoni Ortuzar, Olano consideró «deseable» que más fuerzas políticas apoyaran la iniciativa para actualizar el Estatuto, aunque habló de «adhesiones» a unos acuerdos para él imposibles de 'cepillar' en su núcleo fundamental.
Así las cosas, el Gobierno vasco, por boca de su portavoz, Josu Erkoreka, se limitó a defender la literalidad de su acuerdo de gobierno, que reclama buscar «el máximo consenso posible» para actualizar el autogobierno. Y Ortuzar, entrevistado por la tarde en la Ser, defendió igualmente el carácter «legítimo y plural» de las bases acordadas con EH Bildu e incluso se mostró dispuesto a defenderlas en Madrid aunque no lograran más apoyos. «Si los otros siguen así... Si no se mueven... ¿Cuál es la solución? ¿Meterlo en un cajón?», se preguntó el presidente del EBB, que conminó en varias ocasiones a PSE y Podemos a salir «moverse» y a plantear «propuestas» que vayan más allá de sus postulados y que permitan alcanzar puntos de encuentro intermedios. «A lo mejor es que algunos no quieren que salga nada», lamentó, tras pedirles de nuevo que salgan «a la pista de baile». «Estaría muy mal que pasáramos la apisonadora, pero peor que quien lo haga sea una minoría».
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