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David Guadilla
Martes, 25 de abril 2023, 10:07
Los presos de ETA, en especial los que pertenecen a los colectivos disidentes, han lanzado el primer órdago al Gobierno vasco desde que finalizó la dispersión y gestiona los centros de Zaballa, Basauri y Martutene (lo hace desde el 1 de octubre de 2021). Ocho ... de ellos –siete internados en Euskadi y un octavo en Pamplona– trasladaron el lunes que iniciaban una huelga de hambre en protesta porque uno de ellos estaba obligado a compartir celda. En la mayoría de los casos, el ayuno apenas duró unas horas y finalizó ayer. Se trataba, sobre todo, de enviar un mensaje de fuerza, tanto a nivel interno como al propio Ejecutivo.
La protesta arrancó hace una semana, con la llegada a Zaballa de Garikoitz Etxeberria, que rompió con el colectivo oficial de presos de ETA (EPPK) el año pasado. Formó parte del último 'paquete' de presos que envió a Euskadi el Ministerio del Interior, con el que se puso final a la política de dispersión. Una vez en el centro, y según fuentes penitenciarias, exigió disponer de celda individual. Ante su negativa a quedar ingresado en una doble, se le aplicaron varias restricciones, aunque sin llegar a estar en aislamiento. Aun así, inició una huelga de hambre. Desde el principio, su acción fue asumida por los colectivos más críticos con la izquierda abertzale, un variado listado de siglas que van desde los disidentes vinculados durante años al Movimiento pro Amnistía (ATA) hasta GKS, el grupo comunista ortodoxo que quiere plantar cara a Sortu.
Lo que parecía un paso aislado similar al que en otras ocasiones han realizado otros internos, derivó en un pulso al que se sumaron otros siete etarras: Patxi Ruiz (en Pamplona), Josu Etxeberria, Dani Pastor, Mikel San Sebastián, Orkatz Gallastegi, Jon Kepa Preciado y Aitor Cotano. Los seis últimos, al igual que Etxeberria, están en Zaballa. La mayoría se han posicionado contra la línea oficial de Sortu en los últimos años. Pero no todos han roto con el EPPK. Orkatz Gallastegi, hermano de otras dos históricas de la organización, Lierni e Irantzu, esta a su vez pareja de Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote', se mantiene dentro del colectivo. Aunque sin llegar a romper, se sitúa en el sector más crítico con la línea oficial.
La situación amenazaba con convertirse en un polvorín. El fin de semana ya hubo una concentración de apoyo a Etxeberria, varios batzokis han amanecido este martes con pintadas y los movimientos disidentes tenían preparada una campaña de movilización para denunciar la situación de los ocho presos. La salud de Etxeberria, según los médicos que le estaban controlando, empezaba a mostrar síntomas de deterioro y, tras mantener una comunicación con un familiar, decidió poner final a la huelga de hambre. Acto seguido, el resto de presos hacía lo mismo.
Gesto inédito
Para los movimientos pro amnistía se trata de una victoria porque los reclusos de ETA «han ganado la lucha» al lograr «el compromiso de la cárcel» de «que esta semana o la siguiente» Etxeberria estará «en un módulo normal y que no debe compartir celda con nadie más». Fuentes penitenciarias matizaron, por contra, que no ha existido ningún tipo de pacto y que el miembro de la banda podrá disponer de un espacio individual «cuando le corresponda, como se le dijo en un principio». En Zaballa hay alrededor de un centenar de celdas ocupadas por dos presos.
Lo sucedido, en cualquier caso, supone un órdago a diferentes bandas. Se trata, para empezar, de un pulso directo a la línea oficial. Nunca se había producido un gesto de este tipo en los últimos años. Todas las protestas que han ido surgiendo, incluida la de Ruiz, que fue la que alcanzó más repercusión y se prolongó durante alrededor de un mes en 2020, tuvieron un impacto limitado y obtuvieron un apoyo más simbólico que real. Que ocho presos hubiesen apostado por un movimiento coordinado es inédito y supone todo un mensaje interno cuando están a punto de cumplirse cinco años de la disolución de ETA.
El otro destinatario es el Gobierno vasco. Desde que asumió la competencia de Prisiones a finales de 2021 no se ha tenido que enfrentar a una situación similar. Es significativo que los presos más radicales hayan dado este paso una vez que la dispersión ha tocado a su fin y no cuando estaban ubicados en cárceles dependientes del Ministerio del Interior. En la mayoría de las ocasiones, estos ayunos apenas han durando unos días o semanas, pero sirven para elevar la tensión. Durante la huelga de hambre de Patxi Ruiz, hubo incidentes y ataques con pintura a batzokis y al domicilio particular de Idoia Mendia y Alfonso Gil.
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