«Mi obsesión es garantizar la presencialidad en las aulas, pondremos todos los medios»

- ¿Qué balance hace de la vuelta a las aulas tras las vacaciones?

- Tengo que valorar el gran esfuerzo realizado por toda la comunidad educativa. En la primera semana hemos gestionado más de 3.000 sustituciones y el número de profesores de baja ha descendido de 800 a unos 450.

- ¿Ha habido improvisación? El miércoles, dos días después del inicio, se recurrió de pronto a los docentes que estaban liberados para reforzar su euskera.

- No, ha habido una adecuación a la realidad, con soluciones extraordinarias para un momento extraordinario. Y mire si hubo previsión que ya en junio, cuando los datos de la pandemia eran bajos, se decidió seguir con el mismo protocolo para el nuevo curso.

- Ese protocolo acaba de sufrir ciertos cambios. ¿Cree que la gente se ha aclarado?

- Prácticamente el 100% es lo mismo: mascarilla, ventilación y grupos burbuja.

- Pero ahora se hacen menos test, se ordenan menos cuarentenas y se cierran menos aulas. ¿Se está dejando la responsabilidad en manos de los padres?

- No, en manos de Salud, que es quien nos traslada cuándo es oportuno ir en una línea de trabajo u otra. En estos momentos en las aulas se da la misma situación que en el resto de la sociedad. Cada uno debemos ver en qué situación estamos y actuar en consecuencia.

- ¿Es una fase de 'sálvese quien pueda'? ¿Está la comunidad educativa pagando la falta de recursos de Osakidetza para hacer el seguimiento de la pandemia?

- Para nada, probablemente no conocemos un servicio como el de Osakidetza en toda Europa. Ahora, debemos ser conscientes de que estamos viviendo una situación que nos supera a todos, así que se deben priorizar situaciones que verdaderamente necesitan una atención sanitaria.

- En decisiones como la de elevar de 3 a 5 el número de positivos para declarar un brote, ¿se siguen criterios científicos?

- En definitiva, ¿qué es un brote? Es una convención, no tiene mayor consecuencia. Tenemos que trasladar un mensaje de tranquilidad y serenidad.

- Hace unas semanas tachó de «irresponsables» a los padres que enviaban a sus hijos con síntomas a clase. ¿Entiende que algunos no tienen otra opción porque no pueden faltar a su trabajo? ¿Qué soluciones les da?

- Esto no es algo nuevo, antes de la pandemia ya pasaba y yo buscaba soluciones cuando mis hijos se ponían enfermos. La Administración siempre posibilitará ayudas, pero no es quien tiene que dar una solución a toda nueva situación que se genere.

- ¿Está garantizada la presencialidad en las aulas hasta final de curso?

- Dice Víctor Lapuente, profesor de la Universidad de Gotemburgo, que «sólo si asumimos nuestra vulnerabilidad podremos ser valientes». La pandemia ha introducido elementos de incertidumbre y nada es seguro. Pero nuestra decisión es trabajar por la presencialidad, es mi mayor obsesión y vamos a poner todos los medios necesarios para que así sea. Todos estamos de acuerdo en esto.

- ¿Cuándo regresará la competición en el deporte escolar?

- Cuando Salud nos lo diga. Si somos capaces de mejorar la curva, seguro que podremos adoptar otro tipo de medidas. Ningún gobernante quiere tomar decisiones que limiten la libertad de funcionamiento de cualquier ciudadano, pero hay momentos en los que se debe garantizar lo importante, en mi caso la presencialidad.

- Esta decisión causó cierto rifirrafe con las diputaciones, sobre todo con la de Bizkaia. ¿Hubo invasión de competencias?

- No, la competencia corresponde a las diputaciones forales, está claro. Salud transmitió una opinión y la decisión final se tomó de común acuerdo.

- El desacuerdo fue clamoroso con las cabalgatas. Como consejero de Educación, ¿qué le pareció que varios ayuntamientos organizaran actos con miles de niños mientras se pedía evitar aglomeraciones?

- Insisto, cada uno tenemos nuestras competencias. Aquí Educación no tiene nada que decir. Salud marcó unos criterios, algunos ayuntamientos entendieron que había que seguirlos de una manera y otros, de una distinta.