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«No me voy a esconder ni voy a estar sin levantar la cabeza». Con esta declaración de intenciones, la exportavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria, Miren Larrion, ha roto este miércoles su silencio. Lo ha hecho esta mañana en Euskadi ... Irratia, en su primera entrevista a un medio de comunicación desde que estalló el escándalo que le costó su carrera política. En abril, quien fuera exparlamentaria de la coalición abertzale escribió una carta que publicó en sus redes sociales para ofrecer su versión de lo ocurrido. Hoy ha dado un paso más y ha compartido con los oyentes de la radio pública el proceso vital que ha atravesado tras haber sido condenada a 36 meses de prisión -anulados a cambio de 250 días de trabajos comunitarios- por falsedad documental, usurpación de estado civil y hurto, al haber robado en 2021 la cartera y la documentación a una compañera de trabajo.
En una extensa conversación en euskera, previamente grabada en el bosque de Armentia de la capital alavesa, Larrion ha reconocido que pensó que, con sus acciones, «no le haría daño a esta compañera. Para mí había una explicación. Estaba en mi cabeza», ha manifestado. La exconcejala de la coalición abertzale ha descrito las circunstancias que le rodeaban en ese momento. En este sentido, ha apuntado que trabajaba «todos los días» sin descanso y que sufría «ataques» desde su entorno. Ha asegurado que vivía con ansiedad y en la «hipervigilancia»: creía que «en cualquier momento podía haber un ataque», ha indicado. La exedil no ha facilitado más detalles, aunque sí ha asegurado que el estrés que sufrió le generó todo tipo de trastornos. «Estaba disociada», ha subrayado.
En la entrevista, la exportavoz de EH Bildu en el Consistorio vitoriano también ha afirmado que ha vivido «momentos crueles» desde que se destapó el escándalo. Además, ha aprovechado la ocasión para agradecer públicamente los apoyos recibidos por parte de sus allegados, amigos y en redes sociales. De hecho, ha destacado la «generosidad» con la que la sociedad respondió a su caso. No obstante, Larrion ha lamentado que en ocasiones también se ha tratado «con crueldad» el asunto. «Algunos preferirían que las personas como yo vivan en un estado de castigo permanente, que siempre lo estén pagando», ha apostillado.
Larrion ha recordado que, tras dimitir de sus cargos y ofrecer una sucinta explicación en un mensaje que difundió en sus redes sociales el 23 de febrero de 2021, se aisló. «Sabía que venía la tormenta mediática», ha reconocido. En este tiempo de recogimiento ha recibido atención profesional por parte de especialistas; lo que le ha permitido recuperarse poco a poco. Ha indicado también que se mantiene al día de la actualidad informativa leyendo sobre todo prensa extranjera y algún medio nacional. Además, la próxima semana se incorporará al puesto de trabajo que ocupó en la Universidad del País Vasco antes de su desembarco en la política profesional. También afrontará los trabajos comunitarios que tiene que cumplir, aunque no ha querido desvelar dónde los realizará para evitar que con su presencia esa actividad se transforme en un «espectáculo».
Larrion sorteó el banquillo de los acusados en abril. Ella misma anunció que había alcanzado un «acuerdo» con la Fiscalía de Álava. Según la versión ofrecida por la exdirigente de EH Bildu, el Ministerio Público aceptó como «atenuante» un informe que acreditaba sus problemas de salud mental cuando ocurrieron los hechos. De esta manera, y a cambio de aceptar su responsabilidad en el escándalo, su caso se cerró con «unos trabajos para la comunidad». En concreto, el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Vitoria, Roberto Ramos, le impuso una pena de 250 días. Larrion aceptó entonces su autoría en los hechos –robo de la documentación de la víctima y apertura de una cuenta bancaria, una dirección de email y un apartado de correos haciéndose pasar por ella– a cambio de no pisar el centro penitenciario de Zaballa.
El caso, desvelado por EL CORREO, estalló el 19 de marzo de 2021. La Ertzaintza la descubrió a las pocas semanas de hurtar la documentación a su compañera cuando coincidieron en la sede de la coalición soberanista en Vitoria. Le dio tiempo a abrir una cuenta bancaria con esa identidad robada e ingresar 300 euros. También contrató un móvil y una dirección de correos. Se desconoce qué quería hacer con estas maniobras. Este pasado mes de abril volvió a hablar de «error» en sus acciones. «Hace ya algo más de un año que públicamente reconocí un error. De lo que en ese momento yo no era consciente era que abrir una cuenta utilizando una documentación de una compañera además de ser un error, también era un grito de ayuda», explicó en su última carta abierta.
Fue el 22 de febrero de 2021 cuando integrantes del Grupo 6 de la Ertzaintza le «cazaron» a la salida de una entidad bancaria de Vitoria donde había sido citada para descubrir quién se escondía bajo el nombre de su compañera, que denunció el uso de su documentación robada para abrir una cuenta bancaria. Tras el acuerdo alcanzado este 2022 con la Fiscalía, el tribunal tuvo en cuenta como atenuante la alteración psíquica por lo que Larrion no entró en prisión y en su lugar completará esas 250 jornadas de trabajos comunitarios. Este escándalo provocó un enorme terremoto social y político- en especial en la capital alavesa-, ya que Larrion era una de las figuras políticas más prometedoras de la izquierda independentista.
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