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Cada 9 de mayo, la Unión Europea conmemora el aniversario de la Declaración Schuman, considerada piedra fundacional del bloque comunitario. Este año, el aniversario cobra un carácter especial, ya que se celebra con una guerra a las puertas que amenaza el proyecto de paz europeo. ... El futuro plantea otros muchos desafíos: la transición verde, la defensa del Estado de Derecho, la integración de nuevas regiones en el bloque... En una fecha tan señalada, los cinco eurodiputados vascos del Parlamento Europeo comparten sus reflexiones y ponen la vista en los principales retos a los que se enfrenta la Unión Europea.
«La solidaridad y la paz han formado parte del proyecto europeo desde su origen y la guerra en Ucrania ha reforzado los mecanismos de solidaridad de la UE», destaca Izaskun Bilbao. La eurodiputada jeltzale ve fundamental avanzar en esa misma línea y desplegar herramientas comunes como los fondos Next Generation para la reconstrucción de Ucrania. Del mismo modo, se muestra dispuesta a abrir el debate de la integración europea y de modificar los tratados para que las regiones tengan más protagonismo. «Implicarlas en materia de gobernanza es una cuestión fundamental y de carácter transversal», señala.
A los discursos antieuropeos, Bilbao considera que hay que combatirlos «con datos y con la verdad. Se trata de un reto en materia de comunicación política para ver cómo transmitimos mejor los beneficios que nos ha aportado la Unión». Aún quedan algunos flecos pendientes, como la creación de una Europa más social, verde y unida. «Debemos hacer frente a la postpandemia llevando a cabo transformaciones de cara a lograr un bloque más sostenible -energética, medioambiental y socialmente-, más digital y más ágil en la toma de decisiones». Con todo, las últimas grandes crisis han evidenciado la fuerza de los Veintisiete: «Si no existiera la UE, habríamos tenido que inventarla».
La situación actual de Europa se refleja en la conferencia sobre su futuro. «Era necesario hacer un balance y un planteamiento de cara al futuro sobre hacia dónde quiere avanzar la UE», señala el eurodiputado Pernando Barrena. Después de la crisis financiera, el 'Brexit' y con el aumento de los discursos rupturistas, el bloque enfrentaba «una crisis de definición del modelo europeo. La respuesta ante la pandemia, aunque no ha sido suficiente, ha tenido un componente mutualizador de la deuda. Esto supone un hito muy importante».
De cara al futuro, «Europa necesita una reforma importante de los tratados, para recoger aspectos fundamentales. Debe profundizar en el modelo de integración federalista y respetar el derecho a decidir de los pueblos».
Ante el desafío de Rusia al orden internacional, la UE debe lograr «un sistema de seguridad autónomo, que no dependa de la OTAN, una alianza liderada por Washington». Esa independencia debe trasladarse, del mismo modo, a otros ámbitos como el energético. «La UE está perdiendo la batalla geopolítica con China y EE UU por ser muy dependiente en muchos aspectos. En un mundo multipolar también es importante que Europa se posicione sobre qué valores quiere exportar, como los derechos humanos y la diversidad», asegura.
La Unión Europea tiene la capacidad de aprender y salir reforzada de las situaciones más complicadas. «Ojalá fuera mentira, pero Europa se va haciendo en las crisis», asegura la eurodiputada socialista Eider Gardiazábal. Mientras que en la crisis de 2008 «la UE se equivocó en su respuesta, la pandemia y la guerra en Ucrania han elevado el sentimiento europeísta y han calmado a los movimientos antieuropeos».
Esas crisis dejan además un profundo 'shock' económico del que Europa debe recuperarse. Los fondos Next Generation han demostrado ser una herramienta «muy positiva. Este tipo de respuestas deben replicarse también en la guerra de Ucrania para garantizar que las economías europeas no colapsen». La unidad europea ha sido clave, apunta Gardiazábal, porque «si no, habríamos sido muy débiles. Europa se ha hecho adulta con sus respuestas a la pandemia y a la guerra».
Sin embargo, han salido a la luz debilidades europeas como la dependencia del exterior. «Para mantener un papel importante en el panorama internacional deberemos mejorar nuestra independencia estratégica. Eso nos va a hacer más relevantes». El respeto al Estado de Derecho, la conferencia sobre el futuro de Europa y los derechos digitales también ocupan un lugar importante en la agenda europea.
La pandemia y la guerra en Ucrania han supuesto una prueba de fuego para la Unión Europea. Momentos oscuros en los que el bloque comunitario «muchas veces criticado por su lentitud, ha llevado a cabo un gran despliegue de eficacia y capacidad de reacción», apunta el eurodiputado popular Javier Zarzalejos. Ahora, se abre otro periodo decisivo en el que la UE deberá hacer frente a las consecuencias económicas, sociales y políticas del conflicto. «La Unión está inmersa en una importante prueba de solidaridad con la acogida a los refugiados ucranianos».
La vuelta a la normalidad de las reglas fiscales tras la pandemia es otro de los grandes desafíos europeos. «Debemos desescalar las medidas de apoyo y volver a reimplantar las reglas fiscales», destaca Zarzalejos.
A pesar de la respuesta unida frente a la agresión rusa, el auge de los populismos muestra grietas en Europa. «Le Pen en Francia, el discurso antieuropeo de Mélenchon... tenemos un enorme desafío político entre manos».
La relevancia geopolítica de Europa también está en juego. «Esta crisis ha puesto en evidencia la dependencia europea. Hasta ahora hemos entendido globalización como dependencia y eso limita la capacidad de actuación. Europa tiene una posición importante y debe actuar en consecuencia».
En el nuevo orden internacional, una vez finalizada la guerra en Ucrania, la Unión de los Estados miembros será más necesaria que nunca. Así lo cree la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa, quien destaca que la fuerza de los países europeos reside precisamente en crear un frente común ante los retos que surjan. «Solo podemos hacer frente al futuro juntos. Actualmente, los discursos populistas están más enmascarados y es fácil apelar a cuestiones identitarias para poner a una parte de la sociedad por encima de otra. Es algo que también hemos visto en Euskadi, pero la realidad es que entre la ciudadanía hay un sentimiento europeo mayor que nunca», destaca.
La situación geopolítica actual, con la injerencia de potencias como Rusia, «ha puesto de manifiesto el gran desafío que supone la digitalización y la aplicación de la Inteligencia Artificial. Debemos ser capaces de enfrentar amenazas híbridas», apunta. La independencia europea en materias como la energética también es fundamental, así como garantizar la aplicación de todos los aspectos recogidos en la carta europea de derechos fundamentales. «El tratado de Maastrich tiene ya treinta años y recoge derechos de la ciudadanía europea que no se aplican. Por eso es necesario crear un estatuto de ciudadanía europea».
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