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Decenas de miles de personas participaron ayer en la manifestación convocada por la plataforma ciudadana Sare para reclamar el fin de la dispersión de los presos de ETA. Según la Policía Municipal, unos 70.000 ciudadanos se dieron cita en la capital vizcaína -76. ... 000 según los organizadores- para pedir cambios en la política penitenciaria que aplican los gobiernos español y francés a los miembros de la organización terrorista.
Bajo una intermitente lluvia, la habitual manifestación de enero se desarrolló bajo el lema 'Orain Presoak' (Ahora los presos). En su intervención final, los organizadores se mostraron «decepcionados» con el Gobierno del PSOE por no poner fin a esta política de «excepción» y por dar «largas» a las «soluciones» siete años después de que la banda decretase el final de la violencia y prácticamente un año después de que anunciase su disolución. Según datos aportados esta semana, en la actualidad 232 etarras cumplen condenas en cárceles españolas. La mayoría, en prisiones alejadas del País Vasco. Unos 50 están presos en Francia (la mitad cerca de Euskadi) y un militante de la organización está preso en Portugal.
La manifestación contó con el respaldo de EH Bildu, Podemos Euskadi y Ezker Anitza-IU. También recibió el respaldo de formaciones independentistas catalanas como ERC, la CUP y diversos sindicatos como ELA, LAB, CC OO, UGT y ESK. El resto de partidos, incluido el PNV, declinó participar en la marcha, que estuvo presidida por dos grandes pancartas -la primera portada por familiares de los presos- que pedían el acercamiento de los reclusos y que eran portadas por familiares de los presos.
En primera línea de la reivindicación se situaron el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardá, la parlamentaria de la CUP Natalia Sánchez, y Laura Masvidal, la pareja del exconseller catalán Quim Forn, en prisión por su participación en el referéndum independentista. También estaba en los puestos principales la ex presa Sara Marjarena y Olatz Iglesias, hija de Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias 'Gadafi'.
Como viene siendo habitual, la izquierda abertzale se movilizó con sus principales referentes. Arnaldo Otegi, Pello Urizar, Oskar Matute, Barkartxo Ruiz y Jone Goirizelaia fueron algunos de los dirigentes que se pudieron ver en las primeras filas de la manifestación. Unas posiciones cabeceras en las que tampoco se colocó a título individual ningún miembro del PNV.
La convocatoria de Bilbao se celebró al mismo tiempo que otra en la localidad de Bayona. Como viene siendo habitual, la marcha de la capital vizcaína concluyó frente al Ayuntamiento. Allí, la periodista Pili Kaltzada y el filósofo Javier Sádaba leyeron en euskera y castellano un comunicado en el que pidieron respeto a los «derechos humanos» de los presos y criticaron al Ejecutivo de Pedro Sánchez por «dar largas» a las «iniciativas de pacificación y convivencia» que «pareció dispuesto a tomar» al comienzo de su mandato.
Unas esperanzas que, a su juicio, han quedado truncadas por una actitud en la que trasladan «cínicamente la responsabilidad de la solución a los propios presos, subiendo el listón de exigencias para el cierre del ciclo de violencias y represión». A este respecto advirtieron de que «no puede haber reconciliación desde el ensañamiento o el relato unilateral». «Memoria, atención a las víctimas y la cuestión de las cárceles son tres precondiciones para un marco de convivencia y de normalización», dijeron, antes de tener palabras de afecto hacia los políticos presos catalanes y hacia los jóvenes de Alsasua condenados por agredir a unos guardias civiles y a sus parejas.
Entre gritos a favor de la vuelta de los reclusos «a casa», el portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, aseguró antes de la marcha que se trata de una reivindicación que busca el respeto a los «derechos humanos», apoyada por «decenas y decenas de miles de personas» que, «al margen de ideologías», quieren «avanzar hacia escenarios de convivencia y de paz, sin olvidar pero sin odiar».
Arnaldo Otegi dijo que «la convivencia democrática exige que todos los presos, los deportados y refugiados vuelvan a casa» para, en su opinión, poder «construir una convivencia realmente democrática». Por su parte, Joan Tardá afirmó que la dispersión «solo se justifica por la venganza».
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