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Los jóvenes del Mugimendu Sozialista, tanto Gazte Koordinadora Sozialistak (GKS) como Ikasle Abertzaleak, miden esta semana su capacidad de convocatoria y movilización en pleno pulso veraniego con la izquierda abertzale y las comisiones de fiestas ligadas a la misma por la presencia de txosnas de ... estos colectivos, su principal vía de financiación.
El termómetro se sitúa en los Topagune Sozialistak que ambos grupos han organizado en Durango a partir de hoy (hasta el domingo) y que constituyen unas jornadas de encuentro y debate sobre la coyuntura política y económica y los «retos del Movimiento Socialista». Tienen también una vertiente lúdica y festiva, con conciertos y espectáculos musicales, actividades deportivas y talleres.
Según sus promotores, «nos dirigimos a un público que trabaja o simpatiza con las organizaciones del Movimiento Socialista». Además, según precisan, el Topagune está autofinanciado, es decir, que la mayoría de los procesos de trabajo los asumen los que acuden al evento.
No es la primera vez que GKS e Ikasle Abertzaleak llevan a cabo esta iniciativa, pero en esta ocasión la convocatoria adquiere una notoriedad especial que tiene que ver con la disputa que se desarrolla por el control y la hegemonía del movimiento juvenil más radical. Los chispazos que han saltado en determinados municipios vascos por la presencia de txosnas del Mugimendu Sozialista son un botón de muestra elocuente de esta realidad.
No obstante, los organizadores quieren poner el foco en la señal de fortaleza interna y de reafirmación que implica organizar este evento y huir de polémicas y enfrentamientos, sin que ello suponga abandonar las críticas a la izquierda abertzale por querer vetar, en su opinión, a ambas organizaciones. GKS busca en especial que el rearme ideológico conlleve un reforzamiento político y organizativo.
Tras un arranque de verano con una espiral de acusaciones mutuas y reproches cruzados, ambos sectores acabaron llegando a las manos en la Parte Vieja de San Sebastián.
La confrontación pivota ahora sobre los jugosos beneficios de las txosnas, donde la izquierda abertzale no tiene ninguna intención de permitir que GKS gane metros. Se la negaron en Hernani y la cosa acabó con un encierro en el Ayuntamiento, que gobierna EH Bildu. Esa guerra fría se ha manejado hasta ahora con la colocación de barras en los alrededores de los recintos festivos. Pero la primera prueba de fuego pueden ser las próximas fiestas de Vitoria. GKS ha pedido allí un permiso «extraordinario» al Ayuntamiento.
En ese contexto, es de esperar que levanten ampollas las palabras de ayer del secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, que calificó a GKS de «reaccionarios». El Mugimendu Sozialista se envuelve en una bandera de izquierda revolucionaria, muy crítica con el funcionamiento de partidos en el «marco del modelo burgués», que denuncia la explotación del sistema capitalista, y que enarbola la bandera de la clase obrera. Un discurso comunista clásico, adaptado a las nuevas realidades, según sus defensores, que denuncia con dureza a EH Bildu y Sortu por su deriva hacia el «reformismo socialdemócrata».
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