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Alicia Gómez, entre Alberto Alonso y Florencio Domínguez. Yvonne Iturgaiz
«ETA buscaba una masacre de policías y acabó cometiendo una de civiles»

«ETA buscaba una masacre de policías y acabó cometiendo una de civiles»

Gogora y el Memorial inauguran una exposición conjunta sobre el atentado de la cafetería Rolando de Madrid en 1974 en el que fueron asesinadas 13 personas

Martes, 18 de marzo 2025, 14:22

El 13 de septiembre de 1974, ETA mató a 13 personas e hirió a otras 70. Fue la primera matanza cometida por la banda terrorista. La conmoción causada por la bomba colocada en la cafetería Rolando de Madrid fue tal que la organización no reconoció su autoría hasta 2018 –cuando anunció su disolución– ante el temor de generar un rechazo social en un momento en el que ETA todavía era vista por parte de la sociedad como un movimiento antifranquista. «ETA buscaba una masacre de policías y acabó cometiendo una masacre de civiles», reflexionó este martes Florencio Domínguez en la inauguración en Bilbao de la muestra sobre este atentado organizada de forma conjunta por el Centro Memorial y Gogora.

La exposición sirve para confirmar que algunas heridas siguen abiertas medio siglo después. Lo demostró Alicia Gómez Cuadrado. Y lo hizo de forma descarnada. Su padre era Francisco Gómez Vaquero, cocinero de Rolando. Y aquella bomba «no solo mató personas», sino que destrozó «sueños y almas». «Tenía 30 años, estaba casado, tenía dos hijas y soñaba con tener su propio restaurante. Murió debajo de los escombros».

Alicia Gómez recordó, en alusión a los que colocaron la bomba, que «dos personas libres y conscientes decidieron quitarme a mi padre». A partir de ahí llegan unas «Navidades tristes para siempre». Se fue «la sonrisa de mi madre, nunca pude ir a un concierto porque tenía un pánico desgarrador». Un atentado que «me regaló miedo» y «un rencor que no consigo sacar del todo de mí». «Las luces de mi casa se apagaron y el silencio se metió en casa como un okupa indeseado», recalcó la hija de Francisco Gómez, convencida de que «la memoria es una herramienta poderosa para que las generaciones futuras aprendan que nada justifica un acto violento».

Gogora y el Memorial

«Las víctimas del terrorismo tenemos el derecho fundamental a ser reconocidas, y esto no solo implica recordar sus nombres y sus historias, también entender el contexto de su sufrimiento y la repercusión que ha tenido en sus vidas y en la de sus familias. Merecemos ser escuchados porque la memoria no es solo un acto de Justicia, sino un compromiso moral con la verdad», añadió Alicia Gómez.

La exposición tiene otra carga simbólica añadida: es una de los primeras que organiza de forma conjunta Gogora, que depende del Gobierno vasco, y el Centro Memorial (Ejecutivo central), dos entidades que hasta ahora han vivido casi de espaldas. Estrechar los lazos de ambos organismos fue uno de los objetivos declarados del PSE-EE cuando asumió la cartera de Justicia y Derechos Humanos. La consejera María Jesús San José apostó ayer por impulsar una memoria «en la que la diversidad y la pluralidad, todos ellos valores básicos en la construcción de sociedades democráticas, le ganen el terreno al odio y a la exclusión del diferente». Por su parte, Florencio Domínguez, director del Memorial, resaltó que las víctimas de este atentado «han sido muy olvidadas».

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