«Me siento muy nervioso por volver a la calle donde ETA mató a mi padre»

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, estará con él. «Se nos resistía Bilbao y, para nosotros, que se coloquen las placas es un reto conseguido». Fue esta asociación de víctimas, que es la que engloba a más asociados en el País Vasco, la que en 2017 realizó una campaña para concienciar sobre la necesidad de recordar la historia e instaló placas, de noche y de forma clandestina, en San Sebastián y Bilbao.

En la capital vizcaína fueron retiradas poco después por los servicios de limpieza. Esa es la única vez que Iñigo Pascual volvió a pisar la calle donde una mañana de hace cuatro décadas ETA mató a su padre en su presencia, cuando salían juntos en coche hacia la parada del bus escolar. «Aquella vez era diferente. Era de noche, estábamos con los nervios de colocarlas sin permiso, ahora se trata de un acto oficial que está teniendo repercusión mediática. Yo nunca he querido protagonismo», explicó. Al homenaje acudirán también representantes del Foro Bilbao para la Paz y la Convivencia.

En mayo, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, se comprometió con Ordóñez a que aquellos familiares de víctimas que lo solicitaran tendrían su placa en la villa. Pocas semanas antes, Covite le había remitido una petición formal en la que adjuntaban un listado con el nombre de 59 personas asesinadas en la villa por ETA, tres por el BVE y uno por los GAL.

Covite y el propio Iñigo Pascual prefieren mirar al futuro y porque siempre es mejor tarde que nunca. «Va en el sentido de la dignidad y la memoria. Eso es importante», celebra el hijo del ingeniero de Lemoiz. Para Ordóñez, este tributo contiene lo esencial: «Aparecerá la fecha, el nombre de la víctima y qué grupo terrorista le asesinó».

«Siempre hemos estado en contra de homenajes etéreos y pasajeros. Queremos una memoria duradera. ¿Qué quería ETA? Borrar la existencia de esa persona. Recordar su historia, con nombre y apellidos, es la manera de evitarlo», defiende la presidenta de Covite.