«A mi padre le tirotearon y estuvo tirado en una calle de Mondragón más de diez minutos sin que nadie le socorriera»

En su relato, la hija de Aurelio Salgueiro, la segunda hija de la saga, rememora aquel día de verano en el que, como cada mañana, su padre comenzaba su trabajo muy temprano. Había ido a sacar dinero para prestárselo a la familia de un compañero y además se le veía contento porque ya le quedaba poco para ir a su nuevo destino en A Coruña. Le habían llamado de Madrid diciendo que le habían concedido el ascenso a sargento y podía elegir destino. Aurelio ya tenía todo preparado, pero el traslado nunca se produjo.

Esther tiene clavadas en la memoria las imágenes de aquel día. Fue su hermano de 14 años el que llegó a casa con la noticia. «Su cara me lo dijo todo, prácticamente no articuló palabra, solo acertó a decir: 'papá, 'tiros. La expresión de mi hermano en la cara no la borro de mi cabeza, es un recuerdo constante para mí. Me tiré literalmente por el pasamanos de la escalera desde el segundo piso, gritando: ¡Papá, no, no...! Un guardia me agarraba porque estaba fuera de mí, yo me golpeaba contra la pared. Fueron a buscar a mi hermano el mayor que trabajaba en una filial de Fagor y estudiaba Empresariales. Lo recuerdo cuando llegó y cayó en cuclillas al escuchar la noticia. Le decían que estaba herido pero yo sabía que estaba muerto...», rememora Esther Salgueiro con lágrimas en los ojos. «Aquella noche tres jóvenes celebraron con champán en la acera de enfrente del cuartel el asesinato de mi padre, uno de ellos era el hijo del juez de paz de Mondragón», recuerda.

«Los momentos que vivimos fueron terroríficos. Nos destrozaron la vida claramente. Y como en los demás casos al día siguiente al salir del funeral, ya estaba todo preparado para que nos marcháramos. Todavía no había llegado el cuerpo de mi padre al cuartel y nuestra madre nos dijo que disponíamos de 15 minutos para decidir a qué lugar nos íbamos a trasladar. Nos sacaron rápidamente de allí. Salimos en una comitiva, el coche con el féretro, un microbús de la Guardia Civil... Necesitaban que fuera así para silenciar lo que pasaba...», cuenta con detalle Esther Salgueiro en el vídeo que podrán ver y escuchar los estudiantes.

Este testimonio forma parte de la iniciativa audiovisual puesta en marcha «ante las dificultades» de buena parte de los damnificados por el terrorismo de poder acudir personalmente a los centros de enseñanza. La Fundación Buesa y el Memorial ponen así a disposición de la comunidad educativa una serie de 15 entrevistas a 16 víctimas educadoras. Con esta proyecto se pretende contribuir a que los testimonios sean utilizados de forma sistemática en la educación en España, tanto en Enseñanza Secundaria como en la Universidad.

Los testimonios tienen un formato audiovisual, alojado en las webs de la Fundación Buesa y del Memorial, con una duración entre 20 y 35 minutos. Su estructura se divide en tres partes: quién era la víctima o quién es, si es un superviviente, cómo sucedió el atentado y cuál es el mensaje que se quiere dejar a los más jóvenes sobre la experiencia vivida.

Las víctimas del terrorismo que participan en este proyecto han sufrido heridas en atentado o son familiares directos (hermanos, hijos o padres) de una persona asesinada por diferentes grupos terroristas como ETA, Comandos Autonómos Anticapitalistas, GAL, terrorismo yihadista, Grapo o terrorismo de extrema derecha, y se han ofrecido a título individual a relatar su experiencia personal. «Todas tienen experiencia educadora, de modo que sus relatos fomentan el respeto a los derechos humanos, la educación en valores, la defensa del Estado de Derecho y la convivencia pacífica», explican sus autores.

Los responsables de este proyecto, Eduardo Mateo, responsable de Proyectos y Comunicación de la Fundación Fernando Buesa, y Raúl López Romo, responsable del área de Educación y Exposición del Memorial, han dado voz en estos vídeos a familiares de víctimas de ETA como Ana Aizpiri Leyaristi, Marta Buesa Rodríguez, Teresa Díaz Bada, Iñigo Pascual Ramos y Naiara Zamarreño. También habla Antonio Guerra Fernández, herido en un atentado de ETA. Entre los allegados de asesinados por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, además Salgueiro se puede escuchar el relato de Cristina Cuesta Gorostidi. Entres las víctimas del yihadismo, aportan su testimonio Juan Benito Valenciano, Alex Benito Samaniego, María Esther Sáez González y Antonio Miguel Utrera Blanco. La hija de un asesinado por los GAL, Véronique Caplanne, también forma parte de este proyecto, igual que Carmen Cordón Muro, hija de Publio Cordón Munilla, secuestrado y asesinado por los Grapo; Sebastián Nogales Lozano, herido tras un ataque de terrorismo callejero en Pamplona; y Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, herido en el atentado terrorista de extrema derecha en Madrid.