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A. G. E.
Sábado, 4 de marzo 2023, 07:10
Con ojos llorosos, Marian Romero confiesa que le sigue «costando muchísimo entrar en la calle» donde ETA asesinó a su marido, Isaías Carrasco. Camina con el corazón en un puño por la calle Navas de Tolosa y a la altura del número 6, se detiene ... y cuenta a este periódico cómo prepara cada 7 de marzo su particular e íntima ofrenda floral a su marido. En el corazón del barrio obrero de San Andrés, en la acera donde el exedil de PSE tenía aparcado el coche el día del atentado, a un metro de donde el pistolero de ETA Beñat Aginagalde le descerrajó cinco tiros, Marian Romero transforma el escenario del horror en un lugar de memoria.
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A. González Egaña
Casi a pie de acera, en una pequeña ventana del edificio que está frente al número 6, deposita tres flores blancas y una roja en recuerdo de Isaías, «iguales que la que me regaló él un 14 de febrero, tres por los hijos y la otra por mí». Al lado, enciende además una vela y se las compone para que aguante prendida toda la jornada. Los primeros años era más fácil porque le confiaba la tarea a su amiga Mirelli, que controlaba desde su ventana que la vela no se apagara.
Este martes, la viuda de Isaías volverá a repetir el ritual, permanecerá en silencio unos minutos y sacará la foto a las rosas para enviársela a sus hijos. Como cada año, también el partido le rendirá un emotivo tributo. Será el domingo 12 al mediodía. Familia y amigos sumarán más flores al pequeño memorial improvisado por Marian, y el secretario general del PSE, Eneko Andueza, intervendrá para recordar al exedil de Arrasate, a su amigo Isaías.
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