Susana Ezkurra considera «muy acertada» la querella presentada por Dignidad y Justicia. óscar chamorro
Susana Ezkurra | Viuda de Patxi Arratibel

«ETA asesinó a mi marido y encima nos exigía que desapareciéramos de Euskadi»

«¿Y luego qué, me van a hacer a mí lo mismo?», se preguntaba la viuda del industrial tolosarra Patxi Arratibel, que decidió marcharse a vivir a Madrid

Jueves, 11 de agosto 2022, 07:07

Susana Ezkurra considera «muy acertado» que la asociación de víctimas Dignidad y Justicia haya presentado una querella en la Audiencia Nacional para que se investigue a diez exjefes de ETA por las miles de «expulsiones forzadas» por la banda terrorista a lo largo de su ... historia.

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Entre los que se marcharon después de que ETA asesinara a un ser querido y rompiera en dos su proyecto de vida se encuentra la viuda de Patxi Arratibel, el industrial asesinado en plenos Carnavales de Tolosa. Ezkurra sabe por su propia experiencia lo que significa el acoso y la amenaza de la banda y su entorno. «ETA asesinó a Patxi y encima nos exigía que desapareciéramos de Euskadi», rememora.

- ¿Qué le parece que la asociación Dignidad y Justicia haya presentado en la Audiencia Nacional una querella para instar a que se investiguen las miles de «expulsiones forzadas» por ETA?

-Me parece muy acertado que se lleve este asunto a la Audiencia Nacional. Pero, como siempre digo, en todos estos temas se llega tarde porque hay mucha gente que ha sufrido la amenaza, el acoso y la extorsión, que se vio obligada a marcharse y tuvo que comenzar una vida nueva en otro sitio. Y ni ETA ni nadie tiene derecho a echarte de tu casa, de tu ciudad, de tu tierra...

- Usted ha vivido una situación similar en su propia familia. Cuando ETA asesinó a su marido y se quedó sola con dos hijos pequeños, ¿qué es lo primero que se le pasó por la cabeza, pensó que debía poner tierra de por medio?

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- Antes del asesinato de Patxi, ETA le exigió a mi suegro el impuesto revolucionario. Con aquellas cartas, ETA ya le estaba diciendo: 'o pagas o te vas o te matamos'. Ya empieza ahí la extorsión en la familia Arratibel. Es cierto que hay momentos en los que llegas a no creer que te vayan a echar de tu tierra. Al final mi suegro tuvo un atentado del que salió ileso y acabó pagando la extorsión. Y tiempo después se volvió a repetir la historia con mi marido. Luego ETA asesinó a Patxi y encima nos exigía que desapareciéramos de Euskadi. He sabido tiempo después, por comentarios de personas cercanas, que Patxi llevaba tiempo pensando que nos teníamos que ir.

«Me parece muy acertado que se lleve este asunto a la Audiencia Nacional. Pero siempre digo que se llega tarde»

- ¿No se lo comentó nunca?

- No. Y me parece terrible que alguien tenga que acabar pensando que se tiene que ir, que alguien te diga, porque sí, vete de aquí y ponte a trabajar en otro sitio... ¡Perdona, que yo tengo aquí mi vida, mi futuro...! ¿A dónde te vas, cómo haces con tu familia, coges lo que tienes y te vas a una ciudad que no conoces, dónde te pones a trabajar...? Yo no había estado nunca en la empresa de catering que tenía mi marido y me tuve que hacer cargo de un negocio que tampoco iba bien. En esos momentos yo decía: '¿y si me voy, a dónde me voy, cómo hago?

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- ¿Tuvo ayuda en ese momento?

- Lo que tenía era una empresa que sacar adelante porque si la cerraba me quedaba sin nada y tenía unos niños a los que dar de comer, que llevar al colegio... Que asesinen a tu marido no es como una enfermedad. A Patxi le mataron un martes y el sábado la empresa tenía contratada una boda y luego había comuniones. Me decían: «¿Y qué hacemos?». Y yo solo acertaba a decir: 'Pues da la boda. Yo qué sé quién organiza esto de repente. Era Patxi el que lo llevaba todo'. Te quedas vendida, no sabes qué va a pasar. ETA le ha quitado del medio a tu marido ¿y luego qué, me van a hacer a mí lo mismo? ¿Qué les parece a los terroristas, que yo puedo seguir con la empresa, que los Arratibel se tienen que ir de Euskadi?

«Seguir como fuera»

- Y cogió fuerzas como pudo y con el tiempo no tuvo más remedio que reaccionar...

- Iba a dar las bodas o las comuniones con mis hijos, no podía dejarles en ningún sitio. Y, de repente, me encontré que tenía que negociar hipotecas, deudas con la Kutxa... Sabía que tenía que seguir como fuera, que no me podía ir a vivir con mis padres... Estuvimos un tiempo, pero finalmente me marché a Madrid. Aguanté lo que pude, pero se tuvo que cerrar el negocio. Las negociaciones con los trabajadores fueron muy tensas y desagradables, sobre todo con LAB. Esos que primero me decían «que te vayas», luego me reclamaban que no cerrara la empresa. Finalmente me tuve que ir a Madrid. Allí me salió un trabajo.

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- ¿Cómo fue el día que se tuvo que marchar?

- Triste, sin duda. Pensaba en Patxi... Me pude quedar en casa de una amiga hasta que organicé mi vida y aseguré un futuro laboral. Lo cierto es que aún hoy me veo y digo: '¡Qué cosa más rara haber acabado viviendo en Madrid!' Pero no me quedaba más remedio. Lo cierto es que nunca te acabas de desligar de tu ciudad. Yo creo que terminaré regresando a San Sebastián.

Patxi Arratibel, en el Carnaval de Tolosa. e. c.

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