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Si algo tienen claro en Moncloa es que el cupo de líos está más que cubierto. Así que la consigna fue clara y contundente: solucionen esto ya. El martes, cuando a media tarde publicó este periódico que la hermana de Miguel Ángel Blanco, Marimar, no ... acudiría al gran homenaje de Estado que se le tributará el domingo en Ermua si la organización no le dejaba hablar -así se traslucía de una carta enviada al alcalde, el socialista Juan Carlos Abascal, con copia a Moncloa y a Lehendakaritza-, la reacción del equipo de Pedro Sánchez fue inmediata. Tras conocer la advertencia y sin tener aún la carta, el jefe de Gabinete del presidente, Óscar López, según las fuentes consultadas, telefoneó a Marimar para trasladarle «todo el apoyo» del Gobierno a que interviniese en el homenaje a su hermano. No fue un cualquiera. López es la mano derecha de Sánchez, lo que evidencia la gravedad del incendio que se trató de atajar de raíz.
Marimar intervendrá. El cómo, el cuándo y el cuánto está por determinar en la escaleta final, pero hablará. ¿Crisis resuelta? Sobre el papel, sí, pero el ambiente político ha quedado más que enrarecido. No hay que olvidar que esta polémica viene de lejos. Cuando se concibió el gran homenaje de Estado, el Ayuntamiento ideó un acto con cuatro intervenciones: el Rey, el presidente, el lehendakari y el alcalde. Un guion que chirrió, y mucho, en las filas del PP desde el primer momento. No sólo porque no interviniera nadie del partido cuando la víctima es del PP, sino porque no se permitiese hablar a la hermana (sus padres fallecieron a causa de la pandemia) alegando problemas de protocolo de Casa Real.
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Todo estalló a comienzos de esta semana, cuando los intentos de Marimar por intervenir resultaron baldíos. El alcalde le ofreció representar a su hermano en el homenaje que se quería hacer a aquella Corporación municipal, pero era un gesto del todo insuficiente tanto para ella como para el Partido Popular. Marimar Blanco, en conversación con este periódico, llegó a denunciar el martes que había sido «vetada» en una decisión, dijo, «incomprensible y humillante». «Es una cuestión de pura caridad política», abundaron los populares.
Sus duras críticas y, sobre todo, la advertencia de no acudir al homenaje hicieron saltar todas las alarmas en Moncloa. Además de la llamada de Oscar López, Marimar recibió la del alcalde, que le trasladó su voluntad de buscar una solución para que tuviera voz en el acto. Así lo explicó el propio Juan Carlos Abascal a este periódico, esgrimiendo las rigideces del protocolo de Casa Real para justificar su posicionamiento: «¿Cómo voy a querer vetar yo a Marimar? Siempre hemos pretendido realizar un sentido homenaje del pueblo tanto a Miguel Ángel como a Sotero Mazo, nuestra otra víctima de ETA que también queremos recordar». La dirección del PSE-EE, según las fuentes consultadas, también ha estado puntualmente informada de todo. «No teníamos ninguna duda de que al final iba a intervenir», aseguran.
La crisis está, o al menos parece estarlo, resuelta, pero el PP tiene muy claro qué es lo que ha pasado y qué se pretendía hacer. O eso es lo que aseguró ayer la secretaria general de los conservadores, Cuca Gamarra. «Es lamentable la situación que se ha producido. Han intentado silenciar a la familia Blanco. Parece que al PSOE no sólo le molesta el PP, sino también las víctimas del terrorisimo», denunció.
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Por contra, la consigna en el Gobierno es clara: no entrar en polémicas. Así lo aseguró el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, quien tras llamar a la «unión de todos los demócratas» en el homenaje de Ermua, recordó que «la política antiterrorista nunca puede ser usada políticamente». Por su parte, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, pidió quedarse con lo esencial, la derrota del terrorismo: «Cuando hablamos de democracia, uno de los grandes éxitos de nuestra democracia ha sido combatir y acabar con ETA. Y eso hay que celebrarlo cada día», zanjó. Respecto a las críticas de las víctimas, lo tiene claro: «Respeto absoluto y siempre para ellas, que siempre van a encontrar en este Gobierno el reconocimiento a su dolor y el trabajo para su reparación».
Respecto al acto, está previsto que acudan medio millar de invitados, entre ellos las más altas autoridades del Estado. Por parte del PNV estará su presidente, Andoni Ortuzar, mientras que en el capítulo de bajas, se sumó ayer la de José María Aznar, según pudo saber este diario. Santiago Abascal también confirmó que no irá.
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