Yo nací aquel año en que todo cambió
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Uno de los grandes dramas es que la mitad de los universitarios vascos no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco. Ellos sí y explican por qué es importante saberloiñigo fernández de lucio | ainhoa muñoz
Viernes, 8 de julio 2022
A Beatriz (nacida el 23 de abril de 1997) le bautizaron el día en que encontraron el cuerpo tiroteado de Miguel Ángel Blanco. «Gracias a Dios no viví esa época», musita. Pero confiesa que es «una persona muy curiosa». Por eso investigó por su cuenta, aunque en su casa «ha sido un tema muy relevante». «Fue un asesinato contra el que se rebeló la sociedad, la gota que colmó el vaso». Lamenta que haya jóvenes que no sepan o no quieran saber lo que pasó en Euskadi durante la época terrorista. «Es pura ignorancia», censura.
«ETA ha sido una parte crítica de la historia vasca y si te implicas en la vida política y social te topas con el nombre de Miguel Ángel Blanco», expone Gaizka (27 de octubre). «Es crucial saber quién fue». Aún queda «camino por recorrer por parte de algunos sectores que no condenan la violencia, aunque ya no la justifiquen», pero es optimista. «Se dan los pasos para que todos los vascos interioricemos lo que supuso el terrorismo, que no olvidarlo, porque el paso del tiempo no es excusa para el perdón y el olvido».
Cuando Beatriz (29 de marzo) rememora las imágenes de las manifestaciones tras el asesinato de Blanco se le ponen «los pelos de punta». «Piensas en la valentía que tenían muchas personas amenazadas, que salían cada mañana y no sabían si iba a ser su último día…». Cree que hoy se puede hablar «tranquilamente» del terrorismo gracias a los avances «en reparación y memoria, charlas, encuentros restaurativos...». Y cita la proliferación de películas y series sobre ETA. «Son indicativo de que la sociedad es más libre».
«Hay gente de mi edad que no conoce quién fue Miguel Ángel. Amigos míos lo desconocen. Muchos están desconectados de la política -aunque esto trasciende la política- y tampoco les interesa el tema… Yo mismo hasta que investigué un poco tampoco sabía», reflexiona Iván (17 de abril). Critica que en el colegio no haya «ninguna materia en la que se explique lo que ocurrió». «Da la sensación de que no interesa que se recuerde», critica, «cuando es necesario conocer. Se puede aprender mucho de la figura de Blanco».
«Siempre digo que a Ermua se la conoce por lo malo», comenta, resignada, Paula (3 de agosto). Conoció la figura de Miguel Ángel a medida que crecía. En casa le hablaron de él. «Mi madre fue a manifestarse a la plaza estando embarazada». Explica que en el pueblo se nota que es el 25 aniversario, «la gente lo comenta». Participó en el programa educativo 'Herenegun'. «Fue una buena experiencia, interesante. Vinieron a hablarnos familiares de víctimas de ETA y de los terroristas. Ves cómo se sienten ambos».
«El tema del terrorismo no está tan desarrollado para que los jóvenes seamos consciente de lo que fue esa época», reflexiona Imanol (22 de mayo). «Nuestros padres lo vivieron de forma más directa. Hay cosas que si no fuera porque pregunto…». «Sería importante que se nos cuente la historia de ETA sin relativizar, desde una visión democrática y de los derechos humanos». En el caso de Blanco, «no es lo mismo que te digan que pasó en el 97 y ya está a que te expliquen lo que implicó, la reacción popular, el porqué...».
«Durante mucho tiempo la sociedad vasca estuvo gobernada por el miedo, pero a partir del asesinato de Blanco la gente dijo 'basta ya'», expone Aner (18 de abril). «A veces uno calla y parece que está de acuerdo, pero ahí la gente se significó, jugándose el tipo. ¿Por qué Miguel Ángel? ¿Qué hizo tan terrible? Una opinión no te puede costar la vida», lamenta. Sostiene que hay que recordar porque «es bueno». «Decía Cernuda 'recuérdalo y recuérdalo a otros'. Hay que hablar del pasado y entenderlo para tener una memoria democrática como sociedad y mostrar el camino equivocado», zanja.
Estos días, Ermua es un hormiguero. El asesinato de Blanco supuso un duro golpe para el pueblo. «Es duro, pero como la gente estaba acostumbrada a los atentados y escuchaba que habían matado a alguien en otro municipio pues bueno... Pero cuando pasa en tu pueblo, te lo tomas de forma distinta, casi de forma personal. Y te preguntas por qué fue Miguel Ángel y no nosotros, mi familia...». Yaiza (6 de mayo) reconoce que «nunca» ha hablado con gente de su edad «quién era o qué le pasó». «No sé si fue tabú, puede ser cuestión de la gente con la que me he rodeado».
Joan Olaizola (11 de diciembre) reconoce que el asesinato de Miguel Ángel Blanco fue «un punto de inflexión». Por eso muestra «su sorpresa» al constatar que personas de su edad «no sepan sobre ETA» porque, asegura tajante, «forma parte de la historia de nuestro país». ¿Y cómo hubiera reaccionado él ante aquel trágico julio de 1997 en el que todo cambió? «Aun siendo un crimen terrible, creo que no me hubiese sorprendido tanto... Todo el mundo sabía de lo que eran capaces los terroristas de ETA y que no tenía ningún tipo de escrúpulos», lamenta.
Su madre estaba a punto de dar a luz cuando Euskadi se revolvió contra ETA y clamó la liberación de Miguel Ángel. 48 horas agónicas que Sandra Enjuto (20 de julio), donostiarra licenciada en Medicina, conoce por boca de sus padres y por un interés propio que le llevó a ver un documental que recoge aquel terrible crimen en Ermua. «Mucha gente salió a la calle a protestar y mi madre, con su barrigón, se puso atrás para que no le empujaran. Me han contado que fue un antes y un después. ¿Cómo se podía vivir así, con miedo?», se pregunta.
Mikel Amundarain (26 de julio) se dedica al mundo de la música, la misma pasión que llenaba los ratos libres del joven concejal. Y, desde siempre, este hernaniarra ha escuchado la misma anécdota, aquella que revela el escaso conocimiento que la generación posteior a Miguel Ángel Blanco tiene sobre aquella ejecución anunciada. «Nací en julio, y siempre se me ha repetido que mi madre rompió aguas en el mes del Jazzaldi, pero sobre el asesinato no...». «En comparación con la historia de ETA -reflexiona-, sé más cosas de la Guerra Fría».
«Me parece una auténtica falta de respeto. ¿Le asesinan y encima hacen eso?». Esta es la reacción de Laura Gómez (24 de septiembre) cuando tiene conocimiento de que Miguel Ángel Blanco descansa en Galicia después de que su tumba sufriera en Ermua continuos sabotajes. Esta joven donostiarra asume desde su profesión -es docente- la necesidad de que las historias de terror que provocó ETA lleguen a los colegios. «Hay que hacer hincapié en lo que sucedió y recordar el daño que se causó para que no vuelva a ocurrir», defiende.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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