Medio siglo de Convergència: el poder de estabilizar el Estado que el 'procés' se llevó

La periodista Núria Orriols, autora del libro 'Convergència', habla de «metamorfosis» y de «continuidad política». Una evolución que depende deCarles Puigdemont, de quien Jordi Pujol, según Marcet, nunca ha tenido «una buena opinión». Aunque no lo ha dicho en público.

El partido de Pujol nació en Montserrat –símbolo espiritual del nacionalismo catalán– cuando el franquismo agonizaba. El Barça tuvo algo que ver. Pujol, que había estado en la cárcel represaliado por su activismo nacionalista, aprovechó que miles de culés acudieron a la montaña para ofrecer el titulo liguero a la 'Moreneta' para burlar el férreo control de la dictadura y reunir a sus correligionarios, todos ellos camuflados entre la masa futbolera, según relata Joan Marcet.

CDC, que en 1978 se alió con Unió para formar la coalición CiU, ha sido un actor clave en España en el final del siglo XX y principios del XXI. Miquel Roca, como portavoz de CiU en el Congreso, fue uno de los 'padres de la Constitución'. La coalición, además, colaboró en la estabilidad de gobiernos del PSOE y del PP. Se implicó desde el inicio de la democracia en la gobernabilidad del Estado. En cambio, en sus últimos años, bajo la batuta de Artur Mas y luego de Carles Puigdemont, acabó liderando el desafío del 'procés'.

De partido catalanista y nacionalista pasó a independentista y unilateralista. «Es una huida hacia adelante», afirma Joan Marcet. La confesión de Jordi Pujol en 2014 de que había tenido una fortuna en Andorra durante décadas, unido al caso Palau, «desubica a todo el mundo», señala. Es una bomba. «Buscan una salida y, tras las primeras confrontaciones con el PP, la encuentran», señala. Orriols, periodista del 'Ara', habla de razones estructurales y coyunturales. Hay un relevo generacional tras la marcha de Pujol con el cambio de siglo. Y todos los miembros del llamado 'pinyol' que ayudan a Mas a hacerse con el poder del partido son secesionistas. Luego están los factores coyunturales, según Orriols: los recortes, las protestas de los indignados, el intento de redirigir el descontento de la calle por parte de Mas hacia Madrid y de subirse a la ola independentista que se hacía grande con la ANC.

En pleno 'procés' y cuando el riesgo de colisión contra el Estado estaba descontrolado, CDC desaparece (Puigdemont es president y gobierna junto a ERCcon la marca Junts pel Sí). Es 2016. «Se acaba por la corrupción» , según Orriols. La formación encadena escándalos, que culminan con la confesión de Pujol. Del Palau, al 3%, pasando por el caso ITV. «Es un cóctel insostenible», dice Orriols, que añade el daño que hizo la llamada 'Operación Cataluña'. Mas no se ve capaz de sostener las siglas, aunque Pujol no era partidario de 'matarlas'.

Pasó de ser la fuerza central de Cataluña a desaparecer. Su éxito estuvo en que supo «adaptarse como un camaleón a los cambios de la sociedad» y a que tuvo buenas antenas, asegura Orriols. «Dio con la fórmula de la Coca-Cola», señala, pues bajo el paraguas nacionalista consigue crear un partido 'atrapalotodo', que reúne a clases medias, populares y altas. La ecuación del éxito, detalla Marcet, fue que se identificara entre el electorado a Pujol con CDC y con Cataluña. Esa receta resultó durante años. Mientras arrasaba en las catalanas, el PSC ganaba las municipales y las generales. El voto dual, que se ha roto por primera vez con la victoria de Salvador Illa este año.