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900 MW adicionales de producción renovable. Es el objetivo que el programa de gobierno del PNV y PSE plantea para tratar de avanzar con paso ... firme hacia la descarbonización y la mitigación de la dependencia energética en los próximos años. Actualmente, Euskadi cuenta con una potencia instalada de proyectos sostenibles que no llega a los 500 MW. Las últimas cifras hablan de que la solar, la eólica y la hidráulica tienen una capacidad de generación en el País Vasco de 480 MW, lo que supone el 16% del total (2.975 MW). La idea de Imanol Pradales y sus socios socialistas es que las renovables alcancen a corto plazo los 1.400 MW de potencia instalada, lo que permitiría avanzar en esa carrera hacia la pretendida sustitución de los combustibles fósiles exigida por la Unión Europea y en la que el territorio se ha quedado muy rezagado con respecto a otras comunidades autónomas y regiones de la UE.
Esta apuesta por la energía verde es, sin duda, uno de los aspectos más destacados que se han planteado hoy en el marco de las líneas maestras relacionadas con el Medio Ambiente, la movilidad y el avance en el abandono de los combustibles fósiles. El anuncio refuerza la idea ya planteada por Iñigo Urkullu de que la transición hacia un nuevo modelo energético es ya imparable. «No tenemos planeta B», ha asegurado hoy Pradales. Y esta hoja de ruta seguirá adelante pese a las resistencias que la instalación de parques eólicos en los montes y centrales solares está generando. Un movimiento ciudadano en el que EH Bildu y sectores de Elkarrekin Podemos están participando activamente.
El lehendakari saliente lo dijo bien claro, por primera vez, en septiembre del año pasado en un acto para la inauguración de un molino marino en la costa vizcaína: «Los parques eólicos en el mar y en los montes no son agradables pero no hay vuelta atrás. Lo vamos a hacer porque es un objetivo de país». Urkullu criticó entonces a quien apoya la transición ecológica «si los proyectos se llevan a cabo lejos de mi casa, pero no cuando me toca cerca».
Unos meses antes, el Gobierno vasco había aprobado de manera inicial (y con cierta discreción) el Plan Territorial Sectorial de las Energías Renovables (PTS), lo que generó un rechazo social reseñable (se presentaron más de 4.000 alegaciones). De forma paralela, las empresas interesadas en implantar parques eólicos y fotovoltaicos en Euskadi comenzaron a solicitar autorizaciones pese a que el PTS no estaba todavía aprobado de manera definitiva. En Bizkaia, por ejemplo, hay pendientes una docena de solicitudes de parques eólicos de hasta 49 MW de potencia. En Álava la cifra de iniciativas asciende a once.
Y esta es la partida que tendrá que jugar en esta legislatura Imanol Pradales. En las bases del acuerdo de gobierno se dice expresamente que «se simplificará y agilizará los trámites para impulsar las energías renovables, preservando la integración ambiental, patrimonial, social y territorial». Se trata de una alusión implícita al PTS, cuyo principal valor, además de definir aquellos posibles emplazamientos de proyectos, impone una simplificación de los permisos y la burocracia para facilitar y agilizar la puesta en servicio de iniciativas renovables. Una vez que entre en vigor, los ayuntamientos no van a ser un obstáculo en un camino que pasa a ser considerado como una prioridad.
Y esto tendrá sus efectos, sobre todo, en Bizkaia y Álava. En Gipuzkoa, con un territorio más fraccionado y sinuoso, el número de parques previstos es menor que en las otras dos provincias. Todo ello anticipa un posible choque con la oposición, ya que EH Bildu, que se ha abierto a autorizar determinados parques de características muy singulares, no comparte en absoluto el planteamiento de PNV y PSE.
Pero el programa de gobierno de jeltzales y socialistas también plantea más medidas que avanzan hacia la descarbonización. En particular, Pradales se propone contar con el apoyo de las diputaciones para gravar a aquellas industrias o iniciativas que no respeten este camino de transición e incentivar, sin embargo, a las que sí se suban a este carro. Aún sin medidas concretas sobre la mesa, el eje de la política será el palo para el que contamina y se muestra inamovible en sus planteamientos y la zanahoria para aquellos que quieren avanzar hacia un nuevo modelo. El nuevo Ejecutivo espera que todo esto no reste competitividad a la industria y la empresa vasca.
También se prevén ayudas en el ámbito de los residuos, otro caballo de batalla de Euskadi desde la tragedia de Zaldibar. En concreto habrá subvenciones para aquellas iniciativas que permitan «valorizar productos voluminosos y materiales eléctricos». Además, se prevé la aprobación de un plan territorial sectorial de infraestructuras de residuos.
Aunque la propuesta estrella será intentar reducir el volumen de todo aquello que se envía a vertedero. El nuevo Ejecutivo se propone reducir, reutilizar y valorizar. Y aunque estas ideas generales no se traducen por ahora en proyectos concretos, es cierto que Pradales y sus socios del PSE se plantean «valorizar» un millón de toneladas de desechos que anualmente acaban en los basureros, cada vez más llenos en Euskadi y cuestionados por la ciudadanía, sobre todo desde el desastre de Zaldibar. Por ahora no se especifica cuál será el destino de estos residuos (¿envío a plantas de recuperación, reclasificación, incineración...?) ni cómo se piensa gestionar este cambio.
Respecto a la movilidad, la gran apuesta es incentivar el uso del transporte público. Una de las ideas trasladadas es tratar de aumentar su utilización por toda la población, en detrimento del coche privado. Para ello se proponen facilitar los transbordos y «completar la integración tarifaria que permita una intensificación del uso del transporte público en el conjunto de los servicios de transporte ofrecidos». Por último, se quiere avanzar hacia la gratuidad de los billetes para colectivos más vulnerables; posiblemente los jóvenes y las personas con escasos recursos. Un camino en el que los descuentos podrían estar relacionados también con el nivel de renta.
Por otra parte se quiere dar un impulso al transporte de mercancías por ferrocarril. Euskotren tiene ahí un proyecto sobre la mesa desde hace años (y media docena de locomotoras sin apenas uso) que no acaba de echar a rodar. Y está pendiente la Variante Sur Ferroviaria para sacar los graneles del puerto de Bilbao, un plan que no será una realidad en esta legislatura, por la complejidad de los trabajos, aunque sí podría ser factible que las obras se inicien de manera definitiva (tras dos décadas de espera), si no hay un cambio de gobierno en Madrid y un posible volantazo que deje en papel mojado los acuerdos alcanzados hasta ahora por el PNV y Pedro Sánchez.
Otras propuestas son el avance en la electrificación del transporte público (autobuses eléctricos inteligentes) o la mediación para que los ayuntamientos rebajen la OTA de los coches eléctricos o con etiqueta ecológica (también se quiere que haya reservas de aparcamiento en las ciudades para ellos).
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