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El tsunami asindical que ha sacudido con fuerza los cimientos de la Ertzaintza empezó con una pequeña ola que muy pocos supieron reconocer. Fue a finales de noviembre. Agentes de la Brigada Móvil, la unidad antidisturbios de la Ertzaintza, se organizaron al margen de los ... sindicatos para preparar un boicot a los dispositivos de seguridad diseñados para la huelga del metal. La mayoría de los ertzainas llamados a reforzar el despliegue no acudieron a sus puestos de trabajo y la jefatura tuvo que recurrir a agentes de Seguridad Ciudadana. En un colectivo que no tiene derecho a la huelga, aquel plante se prolongó durante varios días. Era su forma de protestar por la supresión de las dietas con las que se compensaban los cambios de turno y horarios.
Aquella primera ola llegó a la orilla sin mayores consecuencias. Pero para los que conocen los entresijos del Cuerpo se trata de una fecha clave para entender la profunda convulsión en la que está sumida ahora mismo la Ertzaintza, uno de los principales símbolos del autogobierno vasco. Aquella protesta pasó prácticamente inadvertida, pero fue el germen de lo que pasó después. La chispa que ha desatado un incendio en la Policía vasca en demanda de mejores condiciones laborales y de consecuencias difíciles de predecir.
Nadie sabe lo que pasará dentro de unas semanas. Pero de momento, la irrupción de la plataforma asindical 'Ertzainas en lucha' ya ha provocado en sólo unas semanas cambios significativos en el tablero de juego de la Ertzaintza. En un extremo están los sindicatos, que se han visto descolocados por la ola asindical y que se han visto obligados a endurecer sus posiciones. En el otro, el Gobierno vasco, que observa con preocupación lo que está pasando en la Policía vasca. Y, en el medio, un movimiento que hace un mes consiguió reunir a unas 4.000 personas en una manifestación en Bilbao y poco después colapsó el acceso a las capitales con una caravana de vehículos.
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Ainhoa de las Heras
En Ajuria Enea existe el temor a que estas protestas sigan subiendo de nivel y afecten al desarrollo de las tres etapas vascas del Tour de Francia, un evento de repercusión internacional. De hecho, la irrupción de 'Ertzainas en lucha' ha provocado una cascada de declaraciones de los máximos responsables políticos de Euskadi que dan una idea de la gravedad de la situación.
El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, advirtió a la Ertzaintza de que no puede «permitirse el lujo de perder el respeto de la sociedad». Por su parte, la presidenta del PNV de Bizkaia, Itxaso Atutxa, denunció que alguien «sin nombre y sin rostro» maneja el conflicto interno. De hecho, desde el Gobierno vasco deslizan que este movimiento ha sido auspiciado por grupos vinculados «a la derecha española» con el objetivo de hacer mella en una las piedras angulares del autogobierno vasco. El jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda, añadió que hace años los que llamaban cipayos a los agentes trataban de cambiar el modelo de la Ertzaintza. Ahora -dijo- el peligro «está dentro».
Estas palabras han sido interpretadas por los sindicatos como una «declaración de guerra» y han sentado muy mal en amplios sectores del colectivo. Y, de forma paralela, han hecho que mucha gente se pregunte qué es 'Ertzainas en lucha' y qué es lo que demandan.
Según las fuentes consultadas por EL CORREO, este movimiento surgió de un pequeño grupo de Brigada Móvil, precisamente la unidad en la que se gestó aquel plante en noviembre. Esta vez nació en demanda de un nuevo convenio colectivo. Otra vez, al margen de los sindicatos. Y lo hizo en un momento importante: justo cuando dos centrales tenían muy avanzadas las negociaciones con el Departamento de Seguridad para presentar a sus afiliados un nuevo acuerdo regulador para la Ertzaintza que incluía «pequeñas mejoras». La irrupción de este movimiento echó al traste las negociaciones.
Muchos de sus precursores eran afiliados del Sipe, un sindicato que precisamente tiene suscrita una alianza con Jusapol, la asociación compuesta por miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional y que ganó terreno a los sindicatos con un discurso muy duro y demandas de «equiparación salarial» con las Policías autonómicas. Una de las máximas de 'Ertzainas en lucha' es la equiparación con las policías locales de Euskadi mejor pagadas.
Los sindicatos de la ertzaintza
7.600 ertzainas en plantilla. El 90% está afiliado a algún sindicato.
746 millones de euros es el presupuesto de Seguridad.
Erne Ultimas elecciones sindicales en 2022: 2.211 votos que le permitieron obtener 22 representantes (34,92%).
Esan Ultimas elecciones: 2.011 votos. 20 representantes (31,74%).
Euspel Ultimas elecciones: 806 votos, que le sirvieron para conseguir 10 representantes (15,87%).
Sipe Ultimas elecciones: 614 votos, que le otorgaron 7 representantes (11,11%).
Lo primero que hizo esta plataforma fue crear un grupo de 'wasap' al que empezaron a unirse ertzainas de otras unidades y que pronto se quedó pequeño. No tardó en reunir a más de 3.000 agentes en redes sociales con mensajes que fueron calando en las comisarías. «Habían visto que podía ser un método efectivo. Y lo abrieron a todas las unidades. Poco a poco empezó a sumarse gente. Lo que nadie esperaba era el éxito que tuvo. La chispa saltó en Brigada Móvil, pero el terreno en el conjunto de la Ertzaintza era propicio para el incendio», explica un alto mando.
¿Cómo es posible que un movimiento asindical haya crecido tanto en un colectivo en el que prácticamente el 90% de la plantilla está afiliada a alguna central? Las fuentes consultadas apuntan varios motivos. Y no sólo salariales, ya que insisten en las carencias de medios materiales y los graves problemas que sufre desde hace años la unidad de investigación. Insisten en que la Ertzaintza lleva 12 años sin firmar un nuevo acuerdo regulador, que cobran «bastante menos que otras policías locales» en sueldos y dietas de refuerzo y de nocturnidad. Se trata -dicen- de un colectivo «maltratado» respecto a otros sectores de la administración y que, además, es tratado con «soberbia» por parte del Departamento de Seguridad. «Somos el único colectivo de la función pública que pierde dinero por estar de baja», advierten.
Desde la Consejería, sin embargo, insisten en que se han dado tres modificaciones de este acuerdo desde 2012 que han supuesto mejoras por unos 3,5 millones de euros. También apuntan que se ha puesto en marcha la carrera profesional, con mejoras salariales que ascienden a 21 millones de euros cada año. En definitiva, remarcan que cobran «cerca del 30%» más que en 2012.
Pero para explicar la marea asindical también hay que tener en cuenta otros factores. Uno de ellos es que la Ertzaintza, después de 40 años y un importante proceso de renovación generacional, se ha convertido en un cuerpo policial sujeto a los mismos problemas y convulsiones internas que cualquier otro, según explican fuentes internas.
Desde los sindicatos también señalan al Departamento de Seguridad, al que acusan de haber fomentado la división de las centrales de forma «irresponsable». También está el factor de la competencia sindical. Durante años, muchas centrales se han dedicado a tratar de «torpedear» en los juzgados algunos pactos laborales que se han ido firmando para grupos concretos de la Ertzaintza. «Es verdad que nosotros no hemos sabido leer el malestar general. Pero el Departamento se ha pasado de frenada para desgastar a los sindicatos menos dóciles y han conseguido un hartazgo colectivo muy peligroso. Han derribado el muro y han dejado que entre el populismo antisindical», explica un veterano sindicalista.
La Ertzaintza «no puede permitirse el lujo de perder el respeto de la sociedad a la que se debe»
«Si se hubieran adoptado medidas durante la última década, hoy no tendrían a miles de ertzainas en su contra»
Alguien «sin nombre y sin rostro» maneja el conflicto interno de la Ertzaintza
Antes el peligro venía de los que «llamaban cipayos» a los ertzainas, hoy «viene de dentro»
Los sindicatos están «atemorizados» y no se deben dejar «someter» por las «amenazas» del colectivo asindical
El Gobierno trata de «tutelarnos» y nos pone a «los pies de los caballos»
Los datos de la Ertzaintza de los sueldos «medios» netos de la escala básica en 2022 facilitados por el Departamento de Seguridad incluyen todos los «complementos, compensaciones y gratificaciones» y la parte proporcional de la carrera profesional, pero no tienen en cuenta las indemnizaciones por razón de servicio. Sin hacer noches ni reforzar dispositivos, el sueldo básico de un ertzaina sin antigüedad ronda los 2.040 euros. Los sueldos de las policías extraídos de los boletines oficiales son los básicos, sin tener en cuenta los pluses por nocturnidad, antigüedad, por participar en refuerzos ni la actualización del IPC.
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