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«Ya hay una generación de jóvenes vascos que, afortunadamente, no han conocido ese horror, que han crecido sin ETA. Por eso es tan importante ... que sepan qué pasó realmente, sin ensoñaciones revolucionarias justificativas de la violencia ni relatos de odio». Son palabras de Marisol Garmendia, delegada del Gobierno en el País Vasco. Las ha pronunciado este sábado ante el monumento a las víctimas del terrorismo de Vitoria, esa montaña que Agustín Ibarrola llenó con placas que llevan los nombres de los que murieron. Fue el lugar escogido por el Gobierno central y el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo para celebrar el Día de la Memoria.
Todos los intervinientes -además de la delegada, ha tomado parte Florencio Domínguez, director del Centro Memorial y Maider Etxebarria, alcaldesa de Vitoria- han coincidido en un mismo diagnóstico: los jóvenes desconocen la dureza y el sufrimiento de los años del terrorismo. Han compartido también que esas nuevas generaciones son la clave para llegar a «un futuro donde se deslegitime» el recurso a la violencia. Ha habido unanimidad, también, en la receta: hacer que se escuchen los testimonios de las víctimas, que tienen «un enorme potencial» y explicar los años de plomo en todos los centros educativos.
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Florencio Domínguez ha trazado incluso una hoja de ruta que arrancaría con «un gran acuerdo para ampliar y desarrollar la memoria en el ámbito educativo» y ha puesto como ejemplo a «los políticos que tuvieron la capacidad de alcanzar acuerdos como la celebración de este mismo Día de la Memoria: Rodolfo Ares, Arantza Quiroga, Jokin Bildarratz y los presidentes de las tres Juntas Generales, junto a Maixabel Lasa». Esa altura de miras es la que parece necesaria para «extender los programas educativos sobre el terrorismo» por todo el País Vasco. «Hace falta un mayor esfuerzo y contar con los docentes o tendrá un impacto limitado», ha admitido Domínguez. «Es necesario implicar a las instituciones, a los centros escolares, al personal docente, a las familias y a las víctimas», ha concretado. También para la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, es fundamental «que ese pasado sea conocido por los jóvenes. Son esenciales para combatir el discurso del odio». Etxebarria ha pedido «no bajar la guardia» ante los discursos «que amenazan la convivencia» y fomentan «ideas totalitarias que amenazan la convivencia».
La llegada de los materiales educativos sobre el terrorismo ha estado envuelta en Euskadi en una maraña de recelos y cautelas que han condicionado su avance. Los testimonios de las víctimas, a través del programa Adi Adian, han comenzado a llegar a las aulas en el curso 2013-2014 y diez años después se calculó que los habían escuchado unos 34.000 alumnos. Una cifra relevante pero limitada. 'Herenegun', un compendio de vídeos y documentos sobre los años del terrorismo, se vio envuelto en una enorme polémica en su primera versión, duramente criticada por las asociaciones de víctimas por alimentar «la teoría del conflicto». La segunda versión de Herenegun se ha mantenido como programa piloto en unos pocos colegios hasta el año pasado. La previsión era extenderlo a todos los centros en este curso.
«No olvidaremos lo que ha pasado en este país. No olvidaremos a las víctimas. No podemos olvidar. No es ni ético ni democrático. La verdadera convivencia en Euskadi no puede cimentarse desde la amnesia ni la equiparación de víctimas y victimarios», ha reclamado Marisol Garmendia. Ha reivindicado «una memoria compartida, inclusiva, sin partidismos ni patrimonialismos». Y ha pedido partir de la máxima de que «no hay víctimas mías o tuyas. No podemos seguir en las trincheras de la división nacionalista identitaria para no compartir el dolor sufrido y asumir la responsabilidad individual». Según ha defendido, «reivindicar la memoria es fundamental para la deslegitimación ética, política y social del terrorismo» y «también para exigir esa deslegitimación a quienes no lo han hecho». Y ha zanjado que «no podemos pasar la página del terrorismo sin leerla».
El acto de ayer se ha cerrado con una ofrenda de rosas blancas frente al monolito erigido en Vitoria por Ibarrola. Ha sido una convocatoria breve, en la que se han echado en falta los testimonios de las víctimas como en otras ediciones, y a la que se ha sumado el vicelehendakari segundo, Mikel Torres y la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José. También ha acudido el presidente del PP vasco, Javier de Andrés.
El líder de los populares vascos ha subrayado, al terminar el acto, la necesidad de «extirpar» el apoyo social que tuvo en su día ETA. «Siempre es necesario hacer un recuerdo a las víctimas y recordar el daño que causó el terrorismo. Sigue siendo muy necesario que haya ocasiones para recordar que el terrorismo fue terriblemente doloroso y que causó un enorme daño a la convivencia y a la democracia». El presidente del PP en Euskadi ha recalcado que, «desgraciadamente», el terrorismo «tuvo mucho apoyo social en el País Vasco y es necesario seguir recordándolo».
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