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Hace apenas un mes, el PNV celebraba otra vez en Foronda su gran fiesta anual, el Alderdi Eguna. Fue una nueva demostración de la capacidad de movilización jeltzale, con matices: demasiados claros en la explanada suscitaron comentarios sobre la eventual pérdida de 'punch' de los ... peneuvistas.
Han pasado treinta días y el partido de Ortuzar ha vuelto a demostrar esta semana que es la maquinaria de poder mejor engrasada. En veinticuatro horas, los peneuvistas prescindían del alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, como candidato a la reelección por su baja valoración popular. Confirmaban que, si las bases lo ratifican, tres de los seis aspirantes a los máximos cargos institucionales en las municipales y forales de mayo serán mujeres. Lograban de Sánchez un acuerdo de hondo calado político: que Euskadi pueda competir a nivel internacional en pelota y surf. Y Ortuzar se reunía con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, por si tras las generales de 2023 toca volver a cambiar el paso. ¿Alguien da más?
Vitoria tuvo durante dos décadas alcalde nacionalista. Pero con la marcha de José Ángel Cuerda, el edil vasco con más prestigio junto a Iñaki Azkuna, se abrió un largo interregno. En los dieciséis años siguientes, el PP tuvo la vara de mando doce años y el PSE, cuatro.
En 2015, unas desafortunadas manifestaciones contra la inmigración del entonces regidor conservador, Javier Maroto, le costaron el cargo. Maroto ganó las elecciones, sí, pero EH Bildu impulsó un pacto para impedir su reelección. PNV y Podemos aceptaron. Como resultado, Urtaran, que sólo había quedado tercero, logró la makila.
Dos legislaturas después, Urtaran, hombre de talante y diálogo, presidente de la asociación de municipios vascos Eudel, ha sido apartado de la carrera electoral por su partido. ¿Razón? Los vitorianos reprueban su gestión, sobre todo por la situación del tráfico y la desertización comercial del centro de la capital, lo que podía hacer perder a su partido una de las siete joyas de la corona que ahora controla.
«Urtaran es un político que todavía se está curtiendo», han sido las poco afortunadas con que el presidente del PNV alavés, José Antonio Suso, explicaba la decisión. Unas palabras que cuestionarían la seriedad jeltzale al presentarle en 2015. Mucho más acertado, Ortuzar ha dicho del todavía alcalde que es un político con mucho futuro y ya se apunta que podría ser candidato al Congreso.
Mantener el poder implica tomar decisiones difíciles como esta. También seguir apretando las tuercas a Sánchez, y obtener éxitos evidentes como conseguir que Euskadi pueda competir a nivel internacional en pelota y surf, lo que puede debilitar los intereses electorales socialistas del PSOE en otras zonas de España, como ocurre con los pactos con EH Bildu. O reunirse discretamente con Núñez Feijóo por si en 2023 el PP gana y puede gobernar con el PNV, canarios y navarros, y toca cambiar de acera política.
El burukide Koldo Mediavilla suele decir que lo que importa es que el tren abertzale siga cubriendo kilómetros hacia su objetivo final. Parece hacerlo.
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