Junts hizo ayer una demostración de qué tipo de partida le quiere plantear al Gobierno de Pedro Sánchez en los próximos meses. Ni una cesión y sacar el máximo rendimiento a los siete escaños que los de Carles Puigdemont tienen en el Congreso. En el ... punto de mira, el pacto fiscal que los socialistas firmaron con ERC a cambio de la investidura de Salvador Illa. Un acuerdo que desde el principio no gustó a Junts, pero que ahora quiere que al menos no se diluya. Si no, la legislatura de Pedro Sánchez correrá peligro.
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El encargado de explicar las reglas de juego fue el portavoz de los posconvergentes en el Senado, Eduard Pujol. «Nada de kalimotxo fiscal. O cumplen o 'game over'», recalcó el representante de Junts, quien exigió a la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, un auténtico «concierto económico, no un maquillaje».
La intervención de Pujol se produjo durante la comparecencia de urgencia de Montero en el Senado, obligada por la mayoría absoluta con la que cuenta el PP en la Cámara alta. La número dos del Gobierno realizó ayer una encendida defensa del pacto entre el PSOE y Esquerra para otorgar a Cataluña una financiación singular. Si esta propuesta es aprobada por el Congreso no solo beneficiará a esta comunidad autónoma, sino también a todas las demás, sostuvo contra viento y marea la ministra de Hacienda. «Es un acuerdo solidario», zanjó.
Montero afirmó que «el pacto despliega ni más ni menos que lo previsto ya en el Estatuto de Autonomía de Cataluña, validado por el Tribunal Constitucional». La vicepresidenta primera no escatimó durante sus intervenciones los ataques al PP y definió los postulados de la formación de Alberto Núñez Feijóo como «populismo fiscal» al exigir las comunidades autónomas que presiden los populares más dinero al Gobierno central mientras rebajan sus impuestos.
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La respuesta del PP llegó a cargo del senador valenciano Gerardo Camps, quien definió el pacto con ERC como «una financiación a la carta para el independentismo». «¿De verdad pretende hacer creer que lo firmado no es un concierto económico gradualmente insolidario?». Durante unos instantes también tomó la palabra el exdirigente popular Javier Arenas, quien pidió retirar del diario de sesiones los gritos de «traidora» hacia la vicepresidenta primera que se lanzaron desde la bancada del PP mientras intervenía desde la tribuna.
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