Oriol Junqueras protagonizó ayer el gesto que La Moncloa ansiaba. Apoyó los indultos, relegó la vía unilateral hacia la independencia, puso en el frontispicio de las soluciones la mesa de diálogo e hizo autocrítica del comportamiento del soberanismo en el 'procés'. Un paso que provocó ... el aplauso del Gobierno, la crítica de los independentistas y la descalificación total de la oposición.
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El líder de Esquerra Republicana escribió en la cárcel de Lledoners, donde cumple la condena de 13 años de prisión por sedición y malversación, el artículo 'Mirando al futuro' en el que hizo profesión de fe posibilista y de renuncia a los maximalismos. Sin citarlos por su nombre, dio la bienvenida a los indultos: «Hay gestos que pueden aliviar el conflicto». Unas palabras que en su pluma adquieren un valor añadido dado que ha sido uno de los líderes más reacios a las medidas de gracia. «Que se lo metan por donde les quepa», dijo en octubre de 2019. Su opción siempre ha sido la amnistía y lo sigue siendo -«la amnistía es nuestra prioridad», mantiene- pero los tiempos mandan y el perdón del delito no está en la agenda del Gobierno de Pedro Sánchez.
Pero con ser llamativo ese cambio de postura, el anuncio de mayor calado político estuvo en la renuncia a la vía unilateral hacia la independencia que el soberanismo ensayó, sin éxito, en octubre de 2017. Son fórmulas, apuntó, que «no son viables ni deseables» porque, lejos de posibilitar la secesión de España, «nos alejan del objetivo». Hasta ahora nadie en Esquerra había verbalizado con tal crudeza el giro estratégico.
La vía unilateral figuró en el programa de los republicanos para las últimas elecciones, las del 14 de febrero, y ni siquiera Pere Aragonès, uno de los dirigentes más templados, había abjurado de esa manera. «Las estrategias -explicó ayer Junqueras- deben adaptarse a las circunstancias para ser ganadoras» y en este momento la opción realista es «la vía escocesa. La vía del pacto y el acuerdo, la vía del referéndum acordado» con el Gobierno de España porque es la que «genera más garantías y reconocimiento internacional inmediato».
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El líder de Esquerra también rompió una lanza en favor de la mesa de diálogo entre el Ejecutivo de Sánchez y la Generalitat. «Los conflictos políticos que se acaban resolviendo -subrayó- lo hacen, tarde o temprano, alrededor de una mesa». Aclaró que no es un ingenuo para creer que ese diálogo «dará frutos tangibles de forma inmediata», pero el independentismo no puede renunciar a ella, «sería una irresponsabilidad carísima». De paso, mandó un recado a Carles Puigdemont y los sectores más radicales que vilipendian esa fórmula. «Por mucho que se critique y se ridiculice, la mesa de diálogo y negociación entre gobiernos es un éxito en sí misma». Ese foro bilateral solo se ha reunido una vez en febrero del año pasado, pero fue una cita poco más que protocolaria. Sánchez y Aragonès acordarán una nueva fecha en la reunión que tendrán en las próximas semanas en Madrid.
«Cualquier gesto en la línea de la desjudicialización del conflicto ayuda a poder recorrer este camino»
«Tenemos que ser generosos, dejar atrás la dialéctica estéril de los unos y los otros, y apostar por un nuevo nosotros»
«Los independentistas no renuncian a romper el modelo constitucional ni a machacar la convivencia»
«Si lo único que ha podido sacar Sánchez ha sido esto, es que nos ha vendido por un plato de lentejas»
«Es una medida de justicia, políticamente inteligente. Es importante el mensaje del Gobierno, pero también el de otros»
El artículo fue acogido con alivio en Moncloa. En el Gobierno reinaba ya la inquietud por la falta de reciprocidad amistosa por parte soberanista a su predisposición indulgente. Fuentes gubernamentales señalaron que no esperaban un escrito de Junqueras «tan importante», pero fue una sorpresa con la boca pequeña porque Sánchez y los socialistas sí aguardaban que Esquerra tuviera un gesto para preparar la pista de aterrizaje a los indultos y para distender el clima ante la próxima reunión de la mesa de diálogo.
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El ministro y secretario de Organización del PSOE se mostró prudente porque a la vista de los antecedentes la confianza en Esquerra es «la justa». José Luis Ábalos leyó el artículo de Junqueras como «una autocrítica» hacia estrategias del pasado que ahora ha dado paso a una apuesta por «la legalidad». Avisó, de todas maneras, a Esquerra que no por revestir de un lenguaje conciliador las demandas inasumibles van a dejar de serlo. La consulta a la escocesa, por ejemplo, porque el Gobierno «no está por ese referéndum, sino por la integridad territorial de España». Pero evitó el portazo, «buscaremos soluciones dentro de la legalidad».
Ábalos señaló que el Gobierno acudirá al diálogo con «audacia, valor y coraje», pero reclamó la misma actitud en la Generalitat.
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